Después de que a finales de enero pasado un equipo del Caltech anunciara a bombo y platillo que había encontrado un desconocido (y enorme) noveno planeta en el Sistema Solar, otro equipo francés ha logrado determinar el área donde podría ser avistado.

Un grupo de astrónomos franceses que trabajan en el Observatorio de París ha conseguido delimitar el área del espacio donde sería factible “encontrar” (es decir, ver, tener una prueba física real en forma de imagen y quizás rastro) del Planeta Nueve que dijeron haber descubierto Michel Brown y Konstantin Batygin desde el Caltech (California). Para ello han usado observaciones de la nave Cassini y poder concretar, en función de los datos del primer equipo y de cálculos orbitales propios, en qué zonas sería factible apuntar para verlo y así no perder años buscando, literalmente, una aguja (gigantesca, eso sí, con la masa de 60 Tierras) en el pajar casi infinito que es el espacio en la frontera del Cinturón de Kuiper.

Según las delimitaciones, la distribución de cuerpos y comportamientos gravitatorios de muchos objetos del Cinturón de Kuiper sólo se podrían explicar si existiera una gran masa que las modificara. No es una estrella, y tampoco un agujero negro, así que sólo queda una opción: un planeta, enorme, oscuro, donde apenas hay luz solar. Brown y Batygin diseñaron por simulación matemática una posible órbita para este planeta, excéntrica e inclinada. Pero una cosa es llegar a deducciones matemáticas y otra muy diferente conseguir una prueba de que su conclusión es correcta. Desde entonces cientos de astrónomos y observatorios de todo el mundo escudriñan el cielo para encontrarlo, pero si tenemos en cuenta que tienen que cubrir un ángulo de 360º es realmente complicado.

Posible posición del Planeta Nueve según Observatorio de París

Posible posición del Planeta Nueve según Observatorio de París

El equipo francés, dirigido por Jacques Laskar, realiza desde principios de siglo un trabajo exhaustivo de simulación orbital para determinar en cada momento dónde puede estar cada planeta, calcular sus órbitas con precisión y así poder “buscar a tiro fijo”, en castizo. Cuando el equipo de Laskar supo de la noticia se puso a trabajar para intentar, al menos, concretar en qué punto podría estar esa órbita. Su estudio, publicado en Astronomy & Astrophysics Letters, concreta que, en función de la posición del planeta, éste altera la órbita de Saturno. Esta modificación puede ser medida gracias a la presencia en este subsistema planetario de la nave Cassini, que recoge datos concretos en tiempo real sobre el planeta anillado. Consiguieron calcular ese supuesto efecto a la inversa, esto es, suponiendo donde “no” estaría el planeta en función de las mediciones de Saturno. De esta forma descartaron en que zonas no iban a encontrarlo. Redujeron el espacio a un cuadrante concreto para facilitar su búsqueda.

El Noveno Planeta

Cuando todavía arden las mentes por lo que la nave New Horizons encontró en Plutón, un grupo de investigadores del Caltech (Instituto Tecnológico de California, uno de los mejores centros educativos y de investigación del mundo) publicó en enero el posible hallazgo de un noveno planeta masivo en el Sistema Solar, situado casi entre la nube de Oort y el Cinturón de Kuiper, dos fronteras externas de nuestro sistema. Apenas hace unos años que Plutón se caía de la lista y pasaba a ser “planeta enano” o planetoide, y ahora quizás haya que volver a cambiarlo todo.

Por supuesto hay que esperar a verificaciones, observaciones más concretas y más datos, pero por ahora la noticia publicada por Michel Brown y Konstantin Batygin es rotunda: el Planeta X existe, tiene diez veces la masa de la Tierra, orbita al Sol y está 200 veces más lejos del Sol que Neptuno. Por su lejanía y tipo de órbita tardaría casi 15.000 años en dar una vuelta completa a la estrella. Brown y Batygin no son dos locos, son auténticos cazadores de exoplanetas con una gran reputación científica: Brown es el responsable del hallazgo de Eris, un planeta enano en el Cinturón de Kuiper. Incluso, se especula con que el propio cinturón existiría por una interacción entre el Sol y este noveno planeta.

Posible órbita y alteración secundaria del Planeta Nueve sobre otros cuerpos del Cinturón de Kuiper

Su aseveración se basa en las variaciones de movimiento observadas en los objetos distantes más allá de Plutón, alterados por la existencia de “algo” con suficiente fuerza gravitatoria como para modificar sus trayectorias. Su tamaño debe ser tan grande como para, literalmente, “hacer bailar”, por ejemplo, al planetoide Sedna y otros cinco cuerpos que orbitan más allá de Neptuno. El “Planeta Nueve” o X, como se le denominaba antes, dominaría una zona del sistema mucho más grande que el de cualquier otro planeta conocido.

El problema del planeta X es su gran masa, que condiciona las órbitas de todos los cuerpos en las zonas más allá de Neptuno, la frontera planetaria reconocida si mantenemos fuera a Plutón. Según declaraciones de Brown al Caltech y varios medios de comunicación, el X sería el tercer gran planeta descubierto después de Neptuno (1846) y Urano (en 1871) y aumentaría mucho más las verdaderas dimensiones del Sistema Solar. No termina en Plutón, sino que va mucho más allá con el Cinturón de Kuiper, la nube de Oort y los límites de la Heliosfera (la frontera a partir de la cual el viento solar se detiene).