Estas cosas pasan: la estrella enana Gliese 581 está lo suficientemente lejos (20 años luz) como para que haya problemas de observación, y un equipo americano ha demostrado que lo que parecían dos planetas no lo son.

Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania han demostrado que los dos potenciales planetas en zona habitable (en la franja justa para albergar agua líquida y que la energía de la estrella no sea demasiado fuerte o apenas tenga efecto y el planeta sea demasiado frío) de Gliese 581 en realidad no existen. Las señales de que podían existir al menos dos planetas casi perfectos para que fueran habitables en ese sistema han resultado ser producto de la propia estrella, con lo que se desvanece esa imagen. Ambos planetas no existen, son la hipótesis a partir de determinados datos de comportamiento de Gliese 581 que habían sido malinterpretados.

En un artículo publicado en Science Express queda demostrado que no existen tales cuerpos celestes que orbiten alrededor de “la intrigante estrella enana Gliese 581, una estrella débil con menos masa que nuestro Sol que se encuentra a sólo 20 años luz de la Tierra”. La investigación recompone el sistema de esta estrella: en realidad hay sólo tres planetas los que la orbitan, y que los dos adicionales deben ser eliminados de la lista. Y ninguno de los tres está dentro de la zona habitable.

Uno de los grandes problemas en la búsqueda de exoplanetas son los métodos de observación: los astrónomos utilizan la medición de los cambios en el patrón del espectro de una estrella, es decir, las diferentes longitudes de onda de la radiación que emite como luz. Es el comúnmente llamado “efecto Doppler” aplicado a una estrella y que en realidad no se produce en Gliese 581 por efecto de planetas cercanos sino de cambios sutiles en la velocidad de la propia estrella como manchas solares o cambios magnéticos lo suficientemente sensibles como para engañar en las observaciones.

El equipo norteamericano descubrió este error a través de las observaciones de los espectógrafos HARPS del Observatorio Europeo Austral (ESO) y del telescopio Keck HIRES. Concretamente se centraron en los desplazamientos Doppler más sensibles a la actividad magnética. El resultado fue que lograron dar con las señales de los tres planetas internos que han resultado ser los únicos, mientras que el resto de señales atribuidas a otros dos planetas se esfumaron, no había datos. Resumiendo: las variaciones que habían sido dadas por buenas para dar por seguro la existencia de esos dos planetas en zona habitable resultaron ser una gran “nada”.

La consecuencia de esta investigación es que hemos perdido a dos candidatos a nuevas Tierras en la lista, pero a cambio la astronomía ha conseguido comprender mejor el comportamiento de la estrella y desde luego afinar todavía más los métodos de estudio posterior que permiten dar por bueno el descubrimiento de un nuevo planeta exterior. Para empezar ya no serán tan habituales la falta de precisión con las enanas blancas, que hasta ahora eran las más atractivas para este tipo de métodos de medición porque se las considera poco activas.