La saga antropomórfica de perfil de género negro de Díaz Canales y Guarnido ha logrado dos Premios Eisner este año y confirma el triunfo de la saga.

 

IMÁGENES:  Juan Díaz Canales – Juanjo Guarnido / Dargaud / Norma Editorial

‘Blacksad’ es una bala antigua modernizada, una vieja historia de género negro al más puro estilo años 30 y 40, con todos los tópicos de la literatura y el cine, con el olor del vaso sucio y el cigarrillo a punto de consumirse de Humphrey Bogart. Pero es un gato, negro, y español, aunque en Francia y EEUU haya triunfado como lo que es, un avance del cómic español hacia el exterior. Y también un triunfo: sus autores, Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, se llevaron dos Premios Eisner, el primero por su cuarto volumen (‘El infierno, el silencio’), considerado como la mejor edición americana de material extranjero, y el segundo para Guarnido por mejor artista plástico/multimedia. Más: este septiembre saldrá a la venta su quinta entrega.

Hablamos de una saga que ha logrado vender más de un millón de ejemplares en Francia (un sueño quimérico para cualquiera en España, no solo en cómic sino en música o literatura) y otros 100.000 en nuestro país (un récord), más tres premios del prestigioso Festival de Angulema. Y sin embargo sigue siendo una obra menor en la piel de toro, un desprecio habitual en un país de jerarquías clasistas rampantes y nulo interés por premiar el talento. Hasta el punto de que Díaz Canales, por ejemplo, fue noticia hace poco por haber renegado públicamente de que ‘Blacksad’ haya sido incluido como un ejemplo de la Marca España. La web de esta iniciativa del PP en el Gobierno se hizo eco del triunfo y lo usó como publicidad institucional, lo que hizo reaccionar a Canales (guionista) con una carta abierta en Facebook sobre lo que definió como “un esperpento” (en referencia a la Marca España).

El gato negro del tándem Canales-Guarnido es un éxito de público y de crítica, un engranaje literario que emana género negro por cada esquina, viñeta, bocadillo o ilustración. Una novela de personajes antropomorfos de comportamiento claramente humano que bebe y se nutre del cine y de la novela del siglo XX sin problemas. El trasfondo de la saga también es un pequeño guiño: EEUU, años 50, el arranque de la modernidad pura y dura, una época incluso posterior al esplendor del género en su etapa clásica. A partir de ahí la imaginación del lector rellena los (pocos) huecos que deja una producción casi perfecta.

Todo arrancó en 2000, con el siglo. Por aquel entonces el gigante editorial Dargaud compró los derechos a dos novatos que dibujaban para Disney y estudios madrileños de diseño. Francia ama el cómic, y es además el único mercado auténtico del continente junto (quizás) con el alemán: allí publicaron entonces ‘Blacksad’. Además así ganaban más dinero al ser una negociación directa y no con una editorial española. Nacía pues la saga con ‘Un lugar entre las sombras’, un calco de las estructuras que fusionan a los principales personajes del método: policías, detectives, crimen, bajos fondos… pero esa línea se rompería luego con el siguiente volumen, ‘Artic-Nation’, donde el racismo es el motor de la historia; después llegarían la persecución ideológica contra el progresismo (Alma Roja) y las adicciones (la premiada ‘El infierno, el silencio’). El quinto álbum no se despega de esa temática: ‘Amarillo’ es una road movie en papel y tinta y asume el movimiento beatnik como acompañamiento.

‘Blacksad’ ha tenido la inmensa suerte de ser una obra “abrelatas”: allanó el camino para más cómics ligados al género negro como ‘Ken Games’, de José Robledo y Marcial Todelano, publicado en 2009, y por otro precedente, ‘Jazz Maynar’, de Raule y Roger Ibáñez. A partir de ahí la idea enriqueció la novela gráfica en general en España. Su formato es el de álbumes al estilo de la escuela francófona, con historia autoconclusivas más otras historias cortas paralelas. La combinación de alta calidad del dibujo, estilizado y realista al mismo tiempo, más el complejo guión son las claves para explicar el éxito y el convencimiento de los premios recibidos. Los escenarios, la ropa, los planos y la producción final a la hora de tintar son fundamentales en la facturación de una saga que ha crecido en paralelo a su gran capacidad para seducir al público adulto más que al joven, porque en el fondo ése es su objetivo: novela negra reconvertida en superproducción de cómic que traspasó fronteras y que en EEUU incluso se ha editado en formato digital (iBooks) y por la editorial Dark Horse (responsable, por ejemplo, de toda la saga Hellboy).

 

Portadas de los cuatro volúmenes de la saga

 

Hawkeye - David Aja

David Aja, el otro premiado

FOTO DE DAVID AJA: Comicvine.com

David Aja es ilustrador y dibujante, es un creador de imágenes de gran sutileza y que deambula entre muchos estilos para poder crear auténticas maravillas como la portada de ‘Hawkeye’ que le hizo ganar el galardón al Mejor Portadista de 2013 y el de Mejor Dibujante (o equipo de dibujante y entintador, según los parámetros de los premios). Todo vinculado con esa serie publicada por la Marvel. Igualmente optaba al de Mejor Serie Regular y Mejor Serie Nueva por otros trabajos junto con Matt Fraction.

Su aventura americana, después de años trabajando en España, arrancó en 2004 cuando conoció a Mike Marts (editor de Marvel) en el Salón del Cómic de Barcelona; se harían amigos y vía email mantendrían el contacto esporádico hasta que en 2005 le ofrecieron dibujar ‘X-Men Unlimited. Giant-Size Wolverine nº1’ en combinación con David Lapham y otro trabajo junto a Ed Brubaker para el número 18 de ‘Daredevil’. Fue el principio de una carrera transatlántica que seguiría con la saga ‘El Inmortal Puño de Hierro’, y donde ya contactó con Matt Fraction. Ya entonces recibió una nominación a los Eisner y posteriormente un Premio Eagle en Reino Unido. Desde entonces es uno de los cachorros “a distancia” (ha vuelto a vivir en España) de la Marvel, y en el que tienen gran confianza. Y después de los premios, mucho más.

Díaz Canales y Guarnido

El dúo ganador Canales-Guarnido 

Los Premios Eisner

Son la cúspide del maravilloso pero no siempre aceptado arte del cómic. Se les llamó igual que el padre de la novela gráfica y el santo y seña del cómic americano, Will Eisner, pionero en tantas cosas y guía espiritual de muchas generaciones de creadores, desde Stan Lee a los nuevos valores europeos y asiáticos que nutren a las grandes editoriales americanas. Casi todas, por cierto, con sede en Nueva York. Nació en 1987 como continuación de los premios Kirby; y el autor que da su nombre al galardón, Will Eisner, lo entregó en persona hasta su muerte en 2005. En total son 27 candidaturas que abarcan cada detalle y aspecto concreto del negocio, desde mejor historia a corta a mejor serie, número único, mejores publicaciones por edades, mejor antología o mejor novela gráfica, mejor portadista, mejor colorista de viñetas, mejor guionista… La lista es inmensa, larguísima, y cubre todo el espectro imaginable.

Una de las últimas en aparecer es el premio a la mejor Webcomic, nueva variante en la que los cómic son creados ex profeso para ser vistos en internet. Las nominaciones en cada categoría son propuestas por un grupo de cinco miembros, para luego ser votadas por los profesionales del gremio, desde autores a editores y críticos especializados. Y los ganadores se encumbran, directamente, ya que son los “Oscar el cómic”, una simplificación que no atiende a las diferencias que puede haber entre escuelas de este arte. El peso de Europa se agranda con cada edición, y este año David Aja (Mejor portadista por Hawkeye) y el dúo Canales-Guarnido han vuelto a poner de manifiesto que el talento del Viejo Mundo ya empieza a comerse (un poco) al Nuevo.

Una página de ‘Blacksad’