El Sol, amigo y enemigo a la vez. LA NOAA (EEUU) ya tiene en marcha SUVI, un sistema de vigilancia y alarma de la actividad solar pensado para avisar con algo de tiempo a la Tierra de las tormentas solares magnéticas.
SUVI son las siglas en inglés de Solar Ultraviolet Imager, básicamente una alarma de tormentas solares que escanea en diferentes espectros la actividad del Sol para poder prevenir su comportamiento, y, sobre todo, avisar a la Tierra de cuando se produzcan grandes erupciones solares que desencadenen tormentas magnéticas. Este sistema, montado sobre el satélite GOES-16 de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Adminstration, EEUU), logró capturar un gran agujero coronal solar el pasado 29 de enero, una demostración de su utilidad.
Es especialmente útil porque actualmente el ciclo solar de actividad de 11-12 años se acerca a su mínimo, un tiempo en el que las llamaradas solares se hacen de menor intensidad y frecuencia, sustituidos por los agujeros coronales, que tienen efecto sobre la Tierra. En ellos el plasma tiene corrientes de alta velocidad abiertas al espacio, con lo que son de menor temperatura y densidad que la masa coronal que lo circunda. Son uno de los fenómenos más enigmáticos del comportamiento de la superficie solar y, sobre todo, síntoma de los ciclos solares.
SUVI es un telescopio que monitoriza el Sol en longitud de onda ultravioleta extrema, lo que le permite observar mejor el entorno inmediato de la estrella. Sustituye al GOES Solar X-Ray Imager de los satélites anteriores del sistema GOES. El GOES-16 fue lanzado en noviembre pasado para que se colocara en una órbita ecuatorial media, a unos 36.000 km de altura sobre la atmósfera terrestre. Es parte de un sistema más grande, paralelo al SUVI, cuya misión es escudriñar la atmósfera para prevención meteorológica. Es vital, por ejemplo, para los ciclos de huracanes y tornados en el Caribe y América del Norte.
Los seis rangos de longitud de onda en los que observa SUVI el Sol (Foto: NOAA)
La observación de la Corona Solar es clave porque en ella se originan las grandes llamaradas solares que, lanzadas al espacio, se convierten en energía pura que viaja a gran velocidad y choca con el campo magnético de la Tierra. Pueden tener cientos de miles de km de longitud y emanan de esa corona compuesta de plasma extremadamente caliente; éste interactúa con el campo magnético solar y produce torsiones de ese plasma en forma de bucle de material que puede alcanzar millones de grados. La corona está tan caliente que hay que observarla con cámaras de rayos x o ultravioleta para poder entender su comportamiento; al “mirar” en diferentes longitudes de onda se consigue una imagen grupal, ya que en cada longitud se observan diferentes detalles que ayudan a crear una imagen de conjunto. El SUVI lo hace con seis diferentes rangos.
Pero esos bucles son sólo una parte. Existen en la corona solar otras zonas más frías, los filamentos, o los propios agujeros coronales. Sus efectos son más leves que las explosiones de plasma, pero cuando el flujo de partículas se intensifica pueden devenir en una amenaza directa contra el prolífico (casi superpoblado) sistema de satélites terrestres. El SUVI proporciona una estimación de las temperaturas del plasma coronal y su evolución, por lo que se pueden adivinar riesgos y entender las áreas activas del Sol, en especial las llamaradas solares y las eyecciones consecuentes que podrían impactar con nuestro planeta. Al hacerlo provocan alteraciones en nuestro campo magnético que puede afectar a las redes eléctricas, literalmente fundiéndolas cuando es de rango extremo. Es el temido “apagón” solar que, de golpe, podría devolvernos a 1800 en unas horas. SUVI avisará con tiempo para un “apagado de emergencia” temporal.
Esquema del satélite GOES-16 con el sistema SUVI incorporado (Imagen: NOAA)