Una superviviente literaria del siglo XX nos deja: ha muerto la Premio Nobel Doris Lessing a los 94 años de edad.
Quizás uno de los baluartes literarios de Gran Bretaña, una heredera de la grandeza de las letras inglesas y digna hija de todo el Imperio Británico: por nada fue hija de un oficial y burócrata de la administración imperial, hasta el punto de que nació en Irán y vivió en África, aló que la marcaría de por vida. Fue autora de más de una cincuentena larga de novela y logró el Nobel de Literatura en 2007. Fue además un baluarte del feminismo, tanto como militante de partidos de izquierdas como luchadora incansable por la mujer, pero siempre desde un punto de vista muy personal.
Gran parte de su obra narrativa y poética está basada en su propia experiencia en África e Inglaterra, con personajes femeninos sensibles y perceptivos frente a la opacidad general del resto. Las razones hay que buscarlas en su biografía. Doris May Tayler nació el 22 de octubre de 1919 en Persia (actual Irán), donde se habían trasladado por trabajo sus padres, un antiguo oficial del Ejército británico que sirvió durante la I Guerra Mundial, Alfred, y una enfermera, Emily. En 1925, la familia se mudó al sur de Rhodesia (el Zimbabue actual), donde su padre compró una granja que no fructificó y su madre se esforzó por vivir como una dama georgiana, lo que tuvo un impacto pernicioso en su hija, que la autora describió en la primera parte de su autobiografía, ‘Bajo mi piel’ (1994).
Lessing: vejez y juventud de una escritora
Lessing abandonó el sistema educativo con 14 años y fue pluriempleada al mismo tiempo que experimentaba con la literatura. Siguió en su Rhodesia de infancia y en 1939 se casó el funcionario Frank Charles Wisdom, con quien tuvo un hijo, John, y una hija, Jean, y del que se divorció en 1943. En 1945 volvería a casarse con otro hijo del siglo XX, un judío alemán huido llamado Gottfried Lessing, de quien adoptó el apellido. Ambos eran izquierdistas y con él tuvo otro hijo, Peter. Pero volvió a divorciarse, esta vez en 1949. Fue entonces cuando emigró al Reino Unido espantada por la visión de sí misma como una simple ama de casa.
Lessing militó en el Partido Comunista británico entre 1952 y 1956 y participó en campañas contra las armas nucleares. Su crítica al régimen surafricano le costó que se le vetara la entrada al país entre 1956 y 1995, y también a Rhodesia en 1956. Durante las últimas décadas de su vida, Lessing ha vivido en la misma calle del londinense barrio de West Hampstead, cuidando a su hijo inválido Peter y sin abandonar su actividad literaria en ningún momento.
Lessing con el Nobel de Literatura
Estilo y obra
La obra de Lessing es amplia y diversa, no todo se centra en la mujer y la protesta social, si bien pasó a la historia de las letras por ‘El cuaderno dorado’ (1962), un análisis exhaustivo y profundo de la psique femenina y su creatividad. Su azarosa vida, desde el punto de vista geográfico y sentimental, también fueron alicientes en su trabajo, especialmente en el campo de la identidad de un individuo cuando vive en culturales diametralmente opuestas a la suya. África la marcaría de forma indeleble. Y el imperialismo también: en 1999 se permitió el lujo de rechazar el título de Dama del Imperio Británico, concedido por Isabel II, porque no entendía qué era eso de dama imperial cuando “ya no hay imperio”.
Deja tras de sí textos que ya suenan casi antiguos, como ‘Canta la hierba’ (1950), de raíces comunistas, igual que ‘Hijos de la violencia’, cinco libros de fondo social. Pero también se especifica en obras de género, como la ciencia-ficción con ‘Canopus en Argos’ (1983) y cargada de buena parte de los valores de Asia que recibió de su existencia. Por ejemplo, el sufismo, presente en varios de sus libros. Otro dignos de mención son ‘El quinto hijo’ (1988) o ‘La buena terrorista’ (1985).
Pero sin duda fue el mencionado ‘El cuaderno dorador el punto de atraque de toda una carrera: la marcaría de por vida. Feminista sin querer serlo, las ondas expansivas de aquel libro de los años 60 dibujaron su imagen social y literaria. Si bien siempre luchó por las mujeres, nunca quiso estar etiquetada, pero el individuo pone y la sociedad dispone. El hecho de que el libro tuviera infinidad de referencias autobiográficas no deja de ser un añadido a la fama de esta novela. La experimentación y el análisis de por qué la mujer es como es sentaron cátedra y se convirtió en poco tiempo en una obra de culto para el feminismo y para buena parte de los intelectuales que luchaban por cambiar la sociedad británica y occidental, profundamente machista.