Una vez más, la industria exprime los personajes icónicos. Lisbeth Salander no es una excepción, que tendrá su cuarta encarnación en la próxima serie de Amazon Prime Video, que (avisamos) NO adaptará ninguna de las novelas que dejó en vida Stieg Larsson ni de su continuador, David Lagercrantz. La productora va a hacerle una revisión al icono y colocarlo en el mismo tiempo actual pero con otros escenarios, y muy probablemente localizaciones.

Eso significa que ninguna de las referencias literarias (salvo las que atañen a su personaje) aparecerán en la serie. Lo cual es muy duro si tenemos en cuenta que a la explosión de Salander desde que en 2005 apareciera el primer libro (y el más veces adaptado), ‘Millenium. Los hombres que no amagan a las mujeres’. Han pasado más de 15 años y han caído más de 100 millones de ejemplares vendidos, tres versiones cinematográficas diferentes y un total de seis libros. La serie ideada por Rob Bullock y Left Bank Pictures para Amazon intentará crear un nuevo universo sin traicionar al personaje, lo cual se presenta como poco complicado. Lo único bueno es que esta productora también está detrás de series de tanta calidad como ‘The Crown’ o ‘Outlander’. Todavía no hay fecha concreta para que la podamos ver, pero que nadie espere antes de (bien entrado) 2021.

Las tres mujeres que han dado vida a Salander tendrán que hacer sitio: Naomi Rapace en la original trilogía sueca (2007, para muchos la mejor de todas, la auténtica), Rooney Mara en 2012 (criticada por su violencia, lo cual indica que no debieron leerse los libros y su tono) y finalmente Claire Foy en 2018 con ‘Lo que no te mata te hace más fuerte’. El trabajo de Rapace es el que ha quedado en la memoria de muchos, porque en Suecia lo apostaron todo a ella: las tres películas se convirtieron luego en series de televisión con más material de rodaje que se había caído en el montaje, por lo que golpeó por partida doble en Europa y EEUU. El gancho de esta hacker huidiza y de métodos más cercanos en ocasiones a los de la Mafia que a una investigadora no ha perdido fuelle.

Naomi Rapace, la Salander original

Las tres Lisbeth en la pantalla

Para muchos espectadores, en especial los de Europa, Salander siempre será Naomi Rapace, aquella escuálida, bajita y frágil actriz sueca de raíces españolas que dio vida al personaje de Larsson en tres películas para mayor gloria del cine sueco. Un fenómeno literario y cultural en Escandinavia y buena parte de Europa que reivindicaba a la mujer por las malas mucho antes del MeToo y del feminismo de cuchillo entre los dientes. De los tres filmes y su éxito en Europa nació el movimiento de Hollywood acostumbrado: comprar los derechos y hacer un remake a su medida. Con el miedo de que les acusaran de lo de siempre, de ser unos norteamericanos puritanos con miedo al sexo, decidieron darle el proyecto a David Fincher, que repitió el mismo esquema sueco, violencia incluida.

No fue bien. La idea era rehacer toda la trilogía, pero ni Fincher dio con la tecla internacional ni Rooney Mara era una buena Salander (demasiado frágil y asustada a pesar de los arranques de ira), y el público de EEUU (tampoco el de Europa, que ya tenía su trilogía original) tragaron con una lesbiana marginal, hacker, tatuada y aficionada a perseguir misóginos y martirizarlos. Así pues dejaron pasar los años y Sony recuperó el cuarto libro de la saga para adaptarlo. Nada de remakes, sigamos el hilo del papel y la tinta, en este caso de David Lagercrantz, que recibió el encargo después de una larguísima batalla entre las editoriales, la familia de Larsson y su ex pareja, que quizás estaba más cerca de Stieg que nadie. La nueva encargada fue Claire Foy, que el espectador quizás recuerde por ejercer de una joven Isabel II en ‘The Crown’ en las primeras temporadas.

Las seis novelas de la saga

La editorial Destino publicó en 2019 la sexta y última entrega de la saga Millenium iniciada por su autor original, Stieg Larsson. A las tres canónicas (foto de arriba) siguió el encargo a David Lagercrantz para que siguiera con otras seis que cerraran la línea argumental (aunque quedó ya cerrada en la primera trilogía). ‘La chica que vivió dos veces’ es la última vez de Lisbeth Salander. Al menos en teoría. El camino de Salander ha cambiado mucho desde que las tres primeras novelas. Tanto que ha surgido incluso una Némesis nueva para Lisbeth, su hermana Camilla. En esta novela llegaba el pulso final con su opuesta y su igual, dejaba atrás Estocolmo, había cambiado su estética con nuevo peinado y se había quitado los piercings. Sólo los tatuajes persistían, uno por cada golpe doloroso de la vida. Lo que sea para poder cazar a su otra yo.

Detrás de todo esto hay algo mucho más grande. Más de 100 millones de ejemplares vendidos de un éxito que Larsson no pudo ver en vida. Una máquina de hacer dinero, aunque quizás ya demasiado explotada. Un personaje femenino rompedor y reivindicativo, tan descolocada psicológicamente como fascinante, una luchadora incansable metida en el cuerpo menudo de una chica que se hace un tatuaje por cada afrenta (para no olvidarla), que se llena de piercings y deambula de un lado al otro de los gustos en la cama. Porque a pesar de estar sometida al abusivo control estatal, de ser víctima de todo tipo de golpes por parte del sistema y los hombres, es totalmente libre. Y una superviviente nata. Es la principal característica de un personaje tan fuerte que los editores se atrevieron a encargarle a otro que siguiera allí donde se quedó Larsson.

Las tres novelas de Lagercrantz

Fue otro sueco, David Lagercrantz, el encargado de seguir el camino. Los responsables de hacer caminar a Salander después de muerto su creador es la familia de éste, su padre Erland y su hermano Joakim, que escogieron a Lagercrantz (editoriales mediante, que no estarían dispuestas a dejar en manos de cualquiera la franquicia) para completar e hilvanar las siguientes tres novelas. La familia de Larsson es la gestora oficial del legado (y de los derechos de autor) de las novelas tras una larga lucha contra la novia de Larsson para ver quién se quedaba con la parte del león de la herencia. El resultado es un “Lázaro, levántate y anda” literario que ha supuesto mucho dinero y ventas, no tanto como el impacto de la trilogía original, pero suficiente para que todos sonrían, aunque para los fans de los libros originales, que eran imperfectos pero seductores (como reconoció incluso Mario Vargas Llosa), los auténticos siempre serán los tres primeros. No obstante, Lagercrantz no desmerece.

David Lagercrantz (Suecia, 1962) es escritor y periodista. Debutó en 1997 con un libro sobre el aventurero sueco Göran Kropp y su conquista del Everest sin oxígeno. Es el autor de uno de los libros de mayor éxito de la historia reciente de Suecia, del que se han vendido varios millones de copias en todo el mundo, la biografía de Zlatan Ibrahimović, ‘Soy Zlatan’, que fue seleccionada para el prestigioso Premio August. Es, también, autor de la novela inspirada en el genio matemático y precursor de la informática Alan Turing, ‘El enigma Turing’ (Destino, 2016). Larsson creó un producto imperfecto pero que engancha por la densidad y enrevesamiento del argumento. Es el primer caso de mala forma con un fondo descomunalmente convincente, de tal manera que, por una vez, la idea ganó al envoltorio. Pero el gran mérito es haber dado la vuelta a la ficción de serie negra y haber creado un modelo, un arquetipo, un nuevo espejo deformante de la literatura en el que millones de mujeres se miran y que podría resumir, muy a las claras, el futuro del género: sociópata, vengativa, solitaria, marginal y totalmente inversa a la moral social reinante.

Salander es un personaje que resume la nueva disposición de la mujer: igual ante la ley, pero continuamente discriminada y rebajada por la realpolitik masculina que sigue dominando. Y que sea en Suecia, paraíso del feminismo, donde sucede todo, es una forma de avisar de que las utopías están para fracasar. Salander es una mujer-hombre, envoltorio femenino con la mente y resolución de un guerrero masculino de antaño, una especie de Conan de Cimeria de metro sesenta y pocos y pintas de devoradora de adolescentes. Larsson murió, pero ella seguirá siendo el espejo donde se mirarán muchas mujeres, y sobre todo, donde beberán muchos escritores más a partir de ahora: cambiará el nombre del personaje, pero muchas serán clones de Lisbeth Salander. De momento lo que se nos viene encima, a ojos vista, es otra inmersión directa en el universo que abrió de lleno la novela negra europea al gran mundo: antes ya estaban Wallander y compañía, pero sólo con el fenómeno Millenium se logró que fuera universal, y no sólo algo propio de Europa.

Rooney Mara, la segunda Lisbeth Salander

Claire Foy, que dio vida a la tercera Salander