La islandesa preferida del mundo regresa este año con nuevo álbum, cuatro años después de ‘Biophilia’.

‘Vulnicura’ aparecerá en marzo con nueve canciones nuevas, seis de ellas producidads por Arca (el venezolano Alejandro Ghersi), que aporta también talento a dos de las canciones. The Haxan Cloak (especializado en música instrumental y electrónica) también ha participado en producción y mezclas. Las canciones son: ‘Stonemilker’, ‘Lionsong’, ‘History of Touches’, ‘Black Lake’, ‘Family’, ‘Notget’, ‘Atom Dance’, ‘Mouth Mantra’ y ‘Quicksand’. Incluso la forma de anunciarlo ha sido distinto: en su cuenta de Facebook apareció una simple nota manuscrita, fotografiada, en la que no sólo aparecía el anuncio sino que también estaba el tracklist del álbum.

Todavía no se conoce nada de cómo será el estilo del álbum, pero es de entender que seguirá el mismo camino de vanguardia que ha mantenido durante toda su vida y que la ha convertido en, simplemente, algo distinto. Da una pista que ambos colaboradores y productores trabajen con ella, lo que se entiende que seguirá en pie el fondo electrónico de la mayor parte de sus álbumes, a cada cual más personalista. Lo de las etiquetas no va con Björk, o cuando menos no una, sino muchas: rock, electrónica, dance, ambient, trip-hop, jazz… o simplemente vanguardista. Björk.

Dicen en el mundo del arte que el primer paso para ser de verdad un artista es tener algo propio y característico que te haga diferente porque, a fin de cuentas, todos los caminos del arte conducen al mismo sitio. Björk (Reikiavik, 1965) se ha trabajado, y mucho, una vía muy particular que levanta tantos fans como cejas arqueadas. Tuvo gran éxito en sus primeros años, despuntando como la vocalista del grupo de rock alternativo islandés The Sugarcubes, pero pronto empezó a volar sola. En realidad ya lo hacía entonces: con solo 11 años publicó su primer álbum, homónimo, y desde entonces ha estado vinculada con la música. El éxito le permitió crear un perfil propio que ha explotado a fondo desde entonces.

Ayudó mucho su cosmopolita cultura islandesa, así como la conexión con el mercado británico y el más intelectual de EEUU; en ambos países se convirtió en música de culto. Fue el Londres precisamente donde dio los primeros pasos en solitario tras el final de The Sugarcubes y publicó ‘Debut’ (1993). Tuvo éxito y con eso en el bolsillo se lanzó a experimentar sucesivamente con todos los estilos: jazz, electrónica, rock, cualquier tipo de música, adaptándola a sus letras y a su particular forma de cantar. Aclamada por la crítica, Björk siguió adelante y convirtió en obra total todo lo que tocaba: los vídeos formaban parte de un todo artístico coherente consigo misma.

 

A partir de ahí aparecieron muchos hijos de Björk, como ‘Army of me’, ‘Violently happy’, ‘Human behaviour’, ‘It´s oh so quiet’ o ‘Hidden place’. En todos destila el eclecticismo capaz de fusionar orquestas con su voz (con tono de soprano, por cierto), o de introducir la representación escénica como parte misma de la obra. Björk llegó a un punto en el que escuchar sus discos era apenas rozarla un poco: sus conciertos derivaron hacia la performance y se convirtió en pionera en muchos sentidos. Mientras que en España su estela se apagó con relativa discreción, en el mundo anglosajón sigue siendo una figura de primera línea y lo demostró al ser la primera autora que publicaba un álbum como app: ‘Biophilia’.

Este trabajo, del que se cumplen ahora cuatro años, es en realidad un cuerpo digital con forma de eBook que contiene todo lo que puede ofrecer en todos los terrenos, desde películas e infografías a la propia música. Y dentro de eso una de sus pasiones: la ciencia y la naturaleza. Björk no deja de ser una islandesa auténtica, amante de la naturaleza, ecologista por definición nacional y que proyecta ese amor por el entorno y la ciencia en cada pieza. En ‘Biophilia’ se insertaron catálogos de la NASA o la ESA, por ejemplo, para completar un no-disco que fue un punto de inflexión.

En solitario se pueden contabilizar ocho discos incluyendo ‘Vulnicura’, empezando por el mencionado ‘Debut’, ‘Post’ (1995), ‘Homogenic’ (1997), ‘Vespertine’ (2001), ‘Medulla’ (2004), ‘Volta’ (2007) y ‘Biophilia’ (2011). Todos ellos superan los 15 millones de ejemplares vendidos gracias, en parte a su particular voz: tiene el timbre de una soprano clásica y es capaz de alargar las notas de tal manera que muy pocas voces pueden hacer. En directo es donde mejor se nota, ya que utiliza técnicas muy precisas (belt) para conseguir un resultado sonoro que la diferencia por completo del resto de cantantes del entorno del rock o el pop. Y para marzo tendremos otra demostración de todo esto.

Nota oficial de la cuenta de Facebook de Björk