Dos continuaciones que van a llegar con diferente escenario: la esperada secuela del (todavía) mayor éxito comercial del cine, ‘Avatar’, que empieza rodaje este año, y la otra secuela que tiene de los nervios a muchos fans (por innecesaria), la de ‘Blade Runner’.

A la espera de que la nueva película de Star Wars pulverice el récord de ‘Avatar’ (2.800 millones de dólares), y den por sentado que lo hará (es cuestión de tiempo), James Cameron por fin ha conseguido tener el guión y la estructura que necesitaba para rodar la segunda parte. El rodaje se había retrasado varias veces por diversas razones: no existía la tecnología que Cameron quería para dar otro salto mortal en el filme, no quería competir directamente con la nueva trilogía de Star Wars, los guionistas no daban con la tecla… y eso que eran decenas. Pero ya es oficial: salvo cambios de última hora, en abril de este año empezará el rodaje, y la película no llegará probablemente hasta 2018, ya que Disney retrasó la segunda de Star Wars a diciembre de 2017. Eso sería un suicidio comercial.

Los medios de EEUU informaron de que Nueva Zelanda será el escenario del rodaje, un país que ya ha albergado con su exuberante naturaleza virginal más de una película además de las seis de ‘El Señor de los Anillos’ y ‘El Hobbit’. Lo que no se sabe es si rodará la segunda y tercera película de golpe como se sospecha o bien sólo la segunda. En esto también se parecería a Peter Jackson y sus dos trilogías, que rodó de una tacada para ahorrar costes. Se pone fin así a una larga espera desde que en 2009 apareciera esta versión de ciencia-ficción de ‘Bailando con lobos’ (como indican los críticos mordaces) que revolucionó las tecnologías de rodaje en 3D y con cámaras nuevas. Esto permitió a Cameron dar un salto adelante que otros aprovecharon después.

James Cameron

Para la continuación Cameron reclutó a un pequeño ejército de guionistas que llevan años dándose de bruces con la exigencia de una secuela a la altura y sobre todo del listón personal de Cameron, que trabajando tiene fama de ser un sargento. Muchos de ellos son veteranos del género y de Hollywood: Josh Friedman (que participó en ‘La guerra de los mundos’ con Spielberg), Amanda Silver y Rick Jaffa (guionistas de la nueva saga de ‘El planeta de los simios’) figuraban en la lista. Además había que hacer hueco a los actores, que han tenido tiempo de seguir sus carreras (o de desaparecer parciamente): vuelven seguro Sam Worthington (Jake Sully), Zoe Saldana (Neytiri) y Sigourney Weaver, que esta vez volverá de otra forma a la doctora Grace del primer filme.

Y la otra secuela que también arranca es la que poca gente querría: la de Blade Runner. Ridley Scott sigue empeñado, rozando la vejez más allá de la madurez creativa, en explotar al máximo sus obras anteriores. Especialmente las que le dieron fortuna y gloria (como la saga Alien y ahora Blade Runner). Todo el mundo sabe que los clásicos es mejor no tocarlos, pero Scott no está dispuesto a que su mayor éxito artístico (cuyo montaje canónico, por cierto, no fue obra suya…) no le dé nuevos réditos. Ya hemos hablado antes de esta película en El Corso, pero en julio de este año arrancará el rodaje de ‘Blade Runner 2’ con Denis Villenueve de director, lo que al menos asegura un grado de calidad notable. Si se cumple el calendario previsto la secuela se estrenará el año que viene, 35 años después de la primera. En el currículo de Villenueve figuran ‘Incendies’, ‘Prisioneros’ o la reciente ‘Sicario’, todas con buenas críticas.

Tendrá una buena cima que escalar, porque ‘Blade Runner’ es una película de culto. Fue un chispazo en plenos años 80. Mientras el resto del cine se sumergía entre la muerte del cine de autor de Hollywood y el auge de las producciones de refresco y palomitas, Scott y los productores se marcaron un punto de fuga audiovisual cuya onda expansiva todavía se siente hoy. Por ejemplo, la película fue la culminación del ciberpunk, cambió la ciencia-ficción al mezclarla con elementos del género negro y el thriller, revolucionó la estética de los 80 hasta el punto de no saberse quién influyó en quien. También fue la eclosión de la música new age a través de Vangelis, y desde luego el punto de partida de la prolífica relación de la obra de Philip K. Dick con el cine: desde entonces se han adaptado más de 30 relatos suyos al cine de alguna manera, algunos con resultados tan reseñables como ‘Desafío Total’ o ‘Minority Report’.

Sony pondrá el dinero y todo el proyecto quedará en manos de Ridley Scott. Harrison Ford estará de nuevo más Ryan Gosling, cuyo papel sigue envuelto en misterio porque, según se ha sabido, no será como se había comentado anteriormente, un nuevo agente que iría a buscar a Rick Deckard (Harrison Ford) años después de su huida. Esa era, además, la trama supuesta para el filme, lo que dejaría a Ford como lo que es, una versión anciana de Deckard. Lo que sí se sabía es cuál será la primera escena del nuevo filme, ideada originalmente para la primera película treinta años atrás.

El texto básico, traducido, sería más o menos esto: “Wyoming. Llano, sin colinas: puedes verlo todo a 20 millas de distancia. Nada de vallas, sólo tierra arada y seca. La cámara gira y ves un árbol gigantesco, muerto, que se mantiene en pie por cables […]. Junto al árbol hay una cabaña blanca tradicional, al estilo de ‘Las uvas de la ira’, con un porche. Y más allá, a una distancia de dos millas, al anochecer, está una cosechadora enorme fertilizando el suelo […]. Tiene 16 faros klieg, y es cuatro veces más grande que la cabaña. Entonces, un spinner (coche volador) llega por el aire y levanta el polvo. Mientras ladra un perro, por supuesto, un tío sale del vehículo: allí está Rick Deckard. Entra en la cabaña, abre la puerta, se sienta, huele el estofado y espera a que llegue un tío. El tío le ha visto llegar, así que aparca la cosechadora (que le saca tres pisos de altura a la casa) y baja por una escalera. Es un tío grande. Entra por la ventana y se pone al lado de Harrison. La casa cruje: ese tío debe pesar 158 kilos por lo menos”. Luego Scott, que lo leyó en Los Ángeles, dijo algo así como que “hasta aquí puedo leer”.

Se espera que Villenueve mantenga el tipo oscuro y ciberpunk de la original, que lo nuevo no sepulte y no tenga continuación ni referencias a lo anterior (así es como han fracasado muchas secuelas), que se solvente de una vez si Deckard es un replicante o no como se insinuó en los montajes del director a posteriori (los replicantes se programaban para vivir cuatro años, y Deckard aquí será ya mayor). Podría ser incluso que Vangelis y su música tengan algún papel y que Ford no ejerza de héroe (que son ya 70 y pico años, por favor). En 2011 la compañía Alcon Entertaiment compró los derechos cinematográficos y televisivos para crear una secuela de ‘Blade Runner’. Casi se habían cumplido los 30 años de la película y fue una sorpresa. Era uno de los pocos proyectos que estaban (afortunadamente) sin tocar en esta fiebre de Hollywood por pensar menos y facturar más. Todo eso después de que Ridley Scott y sus cuentas pendientes consigo mismo y con el mundo forzaran hasta cinco versiones diferentes de la película. No hay que olvidar que fueron los productores los que hicieron el montaje final contra los deseos de Scott.