Más que viejo rockero Keith Richards es un gran saurio de tiempos pretéritos que se resiste a jubilarse. Teniendo en cuenta que ya es septuagenario y que no tiene pinta de buscar una casita para retirarse es más que obvio que se “extinguirá” sobre el escenario, o subiendo o bajando del mismo.

Como muestra el tercer álbum en solitario que se publica hoy, pocos habida cuenta de su larga trayectoria como músico. Pero Richards vive más dentro de los Rolling Stones que fuera. De hecho los Stones no serían lo que son sin él. Bien lo sabe Mick Jagger. Es además el primero álbum en 23 años. Antes ya había publicado ‘Talk is cheap’ (1988) y ‘Main offender’ (1992) con suerte dispar. Muchos dijeron aquello de “me gusta el Keith de los Stones. Y ya”. ‘Crosseyed heart’ reúne 15 canciones de diferentes fuentes: rock, country, blues, reggae… La mayoría escritos por él y con productores y socios como Steve Jordan.

Para algunas canciones ha tenido acompañante, como Norah Jones, con la que escribió y cantó una de las baladas del disco. No es la única: el compositor de Stax y teclista Spooner Oldham en ‘Lovers plea’; Larry Campbell (pedal Steel) en ‘Robbed blind’; Aaron Neville (coros) en ‘Nothing on me’; y el fallecido saxofonista Bobby Keys (muerto en diciembre de 2014) en ‘Amnesia’ y ‘Blues in the morning’. Además Richards cuenta con más acompañantes para evitar que el disco sea un ejercicio de ego (en el fondo lo es porque canta, toca la guitarra y el piano…): le acompañan Waddy Wachtel (guitarra), Ivan Neville (teclados) y Sarah Dash (coros), miembro de los X-Pensive Winos, el grupo que acompañó a Richards en los dos discos anteriores.

Al mismo tiempo, el mismo día, Netflix estrenará el documental que se hizo en paralelo a la grabación del disco, y que bien podría llegar a España cuando la plataforma de pago por visión en internet aterrice en octubre en nuestro país. Dirigido por Morgan Neville (‘20 Feet From Stardom’), fue rodado durante la grabación y rastrea las influencias musicales del guitarrista de los Rolling Stones. Según Neville en la nota de prensa el guitarrista “siempre ha representado el espíritu del rock, con todas las luces y sombras que ello implica […]. Para mi alivio, Keith Richards resultó ser un hombre repleto de humor, conocimiento y sabiduría. Ese es el Keith que hemos tratado de plasmar en nuestra película y estoy honrado de llevarlo a una audiencia global a través de Netflix”.

Rastrea las personas clave y los lugares que han conformado lo que hoy es el músico, como Chicago y la sede de Chess Records donde entró en contacto con los músicos de blues, o Nashville, donde Keith explora su gran amor por la música country; y por su puesto Nueva York, escenario de muchos de sus excesos y donde grabó este álbum y colaboró con Steve Jordan y Waddy Wachtel. Esta película es “una oportunidad de acercarse a una de las figuras más emblemáticas y menos comprendidas de la música”, dice la nota de prensa.