Alianza Editorial tira de autores americanos: además de la reedición de lo mejor de Bierce ha publicado también las cuatro obras clave de la carrera de Raymond Chandler: ‘El largo adiós’, ‘La dama del lago’, ‘Adiós muñeca’ y ‘El sueño eterno’.

El Largo Adiós, de Raymond Chandler. Edición en bolsillo, col. “Biblioteca Raymond Chandler”, 496 páginas, 14 euros. Obra de madurez de Raymond Chandler (1888-1959), ‘El largo adiós’ (1953) discurre a través de una compleja trama que se urde en torno a Terry Lennox –millonario consorte y veterano de guerra con el que Marlowe simpatiza a primera vista– y su acaudalada mujer. El detective no sólo encarna aquí, una vez más, una honradez y rectitud que, por raras, lindan con la extravagancia, sino que a lo largo del libro tanto él como el resto de personajes que se imbrican en la acción son matizados con una sensibilidad que hace que la novela trascienda de forma indudable las convenciones del género.

La Dama del Lago, de Raymond Chandler. Edición en bolsillo, col. “Biblioteca Raymond Chandler”, 304 páginas, 10 euros. Cuarta novela publicada por Raymond Chandler (1888-1959), ‘La dama del lago’ (1943) fue una de sus obras de mayor éxito de público. Situada de forma estrictamente contemporánea, durante la Segunda Guerra Mundial, la acción, que desencadena la desaparición de una mujer, se desarrolla a caballo entre Los Ángeles y las montañas próximas a la ciudad. A diferencia de lo que ocurre en otras novelas de Chandler, como ‘El sueño eterno’ o ‘Adiós muñeca’, en esta ocasión Marlowe no se ve mezclado con millonarios, mujeres explosivas o individuos de ocupaciones sospechosas, sino con personajes corrientes cuya condición, sin embargo, no los exime de la sujeción a las pasiones, la corrupción y el crimen.

 


Adiós, Muñeca, de Raymond Chandler. Edición en bolsillo, col. “Biblioteca Raymond Chandler”, 352 páginas, 11 euros. Considerada por algunos críticos como la mejor novela de Raymond Chandler (1888-1959), la indagación en la corrupción que supone ‘Adiós, muñeca’ (1940) supuso un paso más para el autor en su personal interpretación de las convenciones del género negro. Si en ‘El sueño eterno’ era un caso de chantaje el que servía para urdir la acción de Philip Marlowe, aquí será la búsqueda que emprende de su “pequeña Velma”, tras salir de la cárcel, el singular gigante Moose Malloy (“Incluso en Central Avenue, que no es la calle más discreta del mundo en materia de vestimenta, pasaba tan inadvertido como una tarántula en un trozo de bizcocho”) la que desencadene un siniestro recorrido que desenmascara los resortes del poder en una ciudad en la que “las leyes se hacen para los que pagan”.

 

El Sueño Eterno, de Raymond Chandler. Edición en bolsillo, col. “Biblioteca Raymond Chandler”, 288 páginas, 10 euros. Publicada en 1939, ‘El sueño eterno’ supuso la fulgurante irrupción de Raymond Chandler (1888-1959) en el ámbito de la novela negra. Tomando como modelo en muchos aspectos a Dashiell Hammett, principalmente en la concepción de esta clase de relatos como reflejo y crítica de una sociedad más que como propuesta de acertijo o enigma a resolver, Chandler inició, con su apuesta por su detective Philip Marlowe y su inconfundible sentido del humor, una de las vetas más ricas del género. En ‘El sueño eterno’ –novela repleta de nervio y de ingeniosos diálogos– es un caso de chantaje el que lleva a Marlowe a asomarse a las alcantarillas de una sociedad en apariencia espléndida.