Siruela publica en una de sus colecciones dos autores muy diferentes (hombre y mujer, distinto estilo y enfoque) pero unidos por la raíz cultural: ambos eran de tradición inglesa y crearon novela negra tan clásica como la de Agatha Christie. Estos dos libros son para los amantes de esa otra forma de entender el género negro.

‘Muerte en la rectoría’ (Michael Innes; traducción de Susana de la Higuera, 276 páginas. Desde el momento en que el rector del St. Anthony’s College aparece muerto en su biblioteca, el escándalo está asegurado, pues las únicas personas con motivos para asesinarlo (una legión de excéntricos y grandilocuentes profesores) resultan ser aquellas que tuvieron la oportunidad de hacerlo. Los esfuerzos de sus colegas por ofrecer unas sólidas coartadas que sirvan a la vez para inculpar a sus enemigos académicos, así como sus particulares divagaciones intelectuales, harán que la tarea del inspector Appleby y el agente Dodd no resulte sencilla en absoluto, ya que nada en ese caso es lo que parece a simple vista, ni siquiera la muerte…

Michael Innes, seudónimo de John Innes Mackintosh Stewart (1906-1994), tomó como modelo el entorno docente de los antiguos colleges de Oxford que tan bien conocía para componer una esmerada trama detectivesca de corte clásico, a la par que una divertida burla de las costumbres de sus eruditos compañeros. Escritor, académico y crítico literario, enseñó en las aulas de la Queen’s University de Belfast y de las universidades de Leeds, Adelaide y Oxford. En 1936, comenzó a publicar la larga serie policiaca por la que hoy es recordado. Con ‘Muerte en la rectoría’, Ediciones Siruela comienza la recuperación de sus principales novelas.

Muerte en la rectoría (Michael Innes) mixta

‘Un hombre muerto’ (Ngaio Marsh; traducción de Alejandra Palomas, 180 páginas). Ngaio Marsh fue junto a Agatha Christie, Dorothy L. Sayers y Margery Allingham una de las cuatro reinas de la era dorada de la novela de misterio en lengua inglesa. Y, como no podía ser de otra manera, su primera obra transcurre durante un fin de semana en una casa de campo durante el periodo de entreguerras. Allí, en mitad del ajetreo de los criados, de los caballeros de esmoquin y de las hermosas damas vestidas de seda, el anfitrión, sir Hubert Handesley, ha ideado una divertida variante del popular pasatiempo de salón conocido como el ‘Juego del Asesino’. Sin embargo, nadie se ríe cuando apenas iniciados los preparativos se encuentran con el cadáver de uno de los participantes…

Ngaio Marsh (Nueva Zelanda, 1895-1982) crea en esta novela un escenario que parece sacado de las mentes que idearon Cluedo. De hecho ambos mundos están íntimamente ligados. La tradición inglesa del asesinato de gabinete en estado puro: Una colección de coartadas, un mayordomo desaparecido y un intricado rompecabezas de traiciones aguardan en la escena del crimen al inspector Roderick Alleyn, enviado por Scotland Yard para desenmascarar al principal intérprete del mortal divertimento. Marsh fue escritora y directora teatral, obtuvo importantes reconocimientos en sus cincuenta años de profesión, entre otros, fue nombrada Grand Master por la Mystery Writers of America, Dame Commander, recibió la Orden del Imperio Británico y cosechó además numerosos premios desde que en 1934 viera la luz su primera obra.

Un hombre muerto (Ngaio Marsh) mixta