La revista Nature Communications ha publicado recientemente un estudio que hubiera tumbado de golpe todas las teorías raciales arias del nazismo: somos el producto de una gran sustitución genética de hace, como mucho, 6.000 años.
Décadas de estudio de los patrones de ADN de los europeos modernos han dado como resultado que nuestro origen se remonta a un período que oscila entre el 4.000 y el 2.000 a.C., un idea que ya estaba más o menos sugerida por la Historia, pero que ahora tiene ya pruebas fehacientes en el estudio recogido por Nature Communications. La investigación se centró en dos acontecimientos prehistóricos que afectaron a la composición genética: la población de cazadores recolectores hace 35.000 años, en el Paleolítico, y los movimientos migratorios de Oriente Próximo hace 6.000 años, en el Neolítico temprano.
Resumiendo: hace unos 4.500 años el código genético europeo (por llamarlo de alguna forma global) cambió de manera radical, como si hubiese sido sustituido por otro. Es la conclusión a la que llega Alan Cooper, de la Universidad de Adelaida (Australia) y miembro del equipo de investigadores. La teoría que manejan es que las poblaciones de Iberia y Europa del Este se expandieron y transportaron el haplogrupo H, consiguiendo que se asentara.
Como ya es sabido, a la población europea de homo sapiens desarrollados en el clima templado-continental se les unieron luego los pueblos emigrados desde Asia Central y Oriente Medio en la continua migración nómada y expansión del ser humano. Los científicos estudiaron el genoma mitocondrial, que se mantiene sin cambios al pasar de la madre al hijo. Al observar las mutaciones o cambios de las secuencias de este genoma, los científicos pueden seguir el historial maternal de las diferentes poblaciones humanas y así poder encontrar el común ancestral.
El equipo descubrió que el 40% del legado genético procede de un solo grupo humano, el del halogrupo H de Eurasia Occidental. También descubrieron que tuvo mucho más impacto la influencia de los nuevos grupos de agricultores emigrados que las poblaciones de cazadores-recolectores del Neolítico: de los 39 cuerpos estudiados apenas encontraron pistas de estos nómadas.