El Hematocrítico ya tiene tres volúmenes de su particular forma de deconstuir y reconstruir el arte, para darle nuevo sentido, socarrón, irónico, juega con la pintura clásica para hacer sonreír a sus seguidores.
IMÁGENES: Astiberri
Imaginen un hombre amante del arte clásico, pero con un ojo imaginativo y un sentido del humor muy sofisticado, entre la ironía, el sarcasmo y lo satírico, pero sin caer en lo grotesco. Imaginen ahora un viaje al Museo del Louvre, a otras pinacotecas, una visita continua a los grandes clásicos y maestros de la pintura occidental. Ahora imaginen que ese hombre fotografía, analiza y destila. Y que luego mezcla, altera, subtitula, deconstruye y vuelve a construir el sentido de esas pinturas. ¿Lo tienen? Pues ya saben lo que es El Hematocrítico, que nació en 2011 a través de la red social Tumblr y que ahora, seis años después, se ha convertido en un blog emblemático, un éxito que se transformó en álbumes ilustrados con la editorial ¡Caramba! y ahora también con Astiberri, que ha publico el tercero, ‘El Hematocrítico de Ar-Tres’.
Es un trabajo inmenso, muy del gusto posmoderno de nuestro tiempo, desmontar y volver a montar al gusto del autor y el público obras anteriores. Es precisamente lo que hizo grande a Quentin Tarantino y tantos otros, y lo que ha aprovechado con ojo de crítico certero (y sentido del humor) para reconstruir una visión nueva del arte clásico asentado en la actualidad. Le da nuevos sentidos a los cuadros clásicos. A algunas de las pinturas, que en su gran mayoría son de temática religiosa; santos, vírgenes, mártires, decenas de representaciones de Jesucristo vueltas del revés, a veces simplemente con un subtítulo diferente, otras incluso con alteraciones y añadidos posteriores. Las posturas también son parte importante: a veces las modifica, y multiplica, sumando a un Jesús concreto otros santos para formar un grupo… y eso sólo es un ejemplo.
El tercer volumen suma 96 páginas en color que son un auténtico ejercicio de humor acumulado primero en su blog, para luego saltar al mundo del libro impreso con portada de José Luis Ágreda y prólogo de Manuel Bartual. El Hematocrito, el alias detrás del que se esconde un hombre-misterio que juega a esconderse y no dar su verdadero nombre. Elige un cuadro, tenebroso y antiguo, con unas claves simbólicas que hoy ya no le dicen casi nada al occidental, le pone título nuevo, le hace un añadido mínimo y ya tiene un nuevo sentido que hace que el lector se ría o, cuando menos, arquee una ceja socarrona. Aquel blog empezó como un ejercicio tranquilo que hoy ya se ha convertido en todo un nuevo mundo de expresión metalingüística donde importa mucho más el segundo sentido que el primero.
Antes ya hubo dos volúmenes previos que vieron la luz con la editorial ¡Caramba! y ahora con Astiberri, que también ha publicado otras obras de El Hematocrito como ‘Drama en el portal’, una galería de historias vecinales, intrigas de patio de escalera y catástrofes de andar por casa contadas a través de notas vistas en portales y garajes. Tal y como se describe en la presentación, “un libro compuesto por amenazas, delitos, cacas, desperfectos, mascotas, ruido, sexo y fluidos corporales, entre otros habituales de toda historia de vecinos que merezca la pena ser contada…”. Y como en el caso anterior, es una recopilación surgida de un blog homónimo, con una cubierta ilustrada por Mauro Entrialgo y prologado por Raúl Minchinela. Sus colaboraciones le han valido grandes prologuistas, como Nacho Vigalondo, que ya escribió para el primer volumen recopilatorio.
¿Quién es El Hematocrítico?
Hombre, coruñés, huraño y original. Así es la persona que se define como El Hematocrítico y que juega al gato y al ratón con el público: no ha dado su nombre, ni sus datos. Sólo se sabe que es gallego de Coruña, que está obsesionado con las artes plásticas y que las domina. Estudió en la Accademia di Belle Arti Firenze, de donde fue expulsado tras hacer unas observaciones sobre la famosa escultura de Miguel Ángel: “Quizá David se confió demasiado en que todas sus proporciones eran igual de perfectas”, que no gustaron al rectorado.
Siguiendo esa broma se decidió a convertirse en crítico de arte y en polifacético colaborador multimedia de medios como Mongolia, Cuore, GQ y Cinemanía, la creación del programa de radio por internet ‘Los Hermanos Podcast’ (en colaboración con Noel Ceballos) y la elaboración de los álbumes gráficos que recogemos en este reportaje: ‘El Hematocrítico de Arte’ (2012), ‘El Hematocrítico de Arte 2’ (2014) y ‘El Hematocrítico de Ar-Tres’ (2017), a los que hay que añadir ‘Drama en el portal’ (¡Caramba!, 2013) y ‘Feliz Feroz’ (Anaya, 2014, con ilustraciones de Alberto Vázquez) y ‘Agente Ricitos’, estos dos últimos para público infantil.