Mañana miércoles el cantante francés Dominique A ofrecerá un concierto acústico en el Instituto Francés de Madrid (20.30 horas) con la colaboración de Everlasting popstock y Cinq 7. Este concierto es la presentación de su décimo álbum, ‘Eléor’, colofón de la trayectoria del cantante y compositor “ligeramente” indie con más solera de Francia.

La solera también la tiene fuera del país. La cultura francesa es muy dada a crear circuitos propios. El alto grado de consumo cultural del país vecino (a años luz del español) permite tener una poderosa industria que de vez en cuando consigue exportar fuera de las férreas fronteras lingüísticas. Francia absorbe como una esponja el talento ajeno (sobre todo de sus antiguas colonias), lo procesa y lo asimila. Sólo el talento, que el racismo sigue muy presentes. Pero Dominique A es un buen ejemplo de cómo después de llenar todo el espacio nacional posible se exporta fuera de esas fronteras.

La barrera idiomática es dura, pero en el caso de Dominique A España no es un obstáculo. En el nuevo álbum, ‘Éléor’, queda claro que el galo hace un viaje corto (40 minutos en total) a sus inicios, donde la poesía y la música se ensamblan. Atrás quedan los experimentos con guitarras eléctricas y los acompañamientos de viento y metal. Ya sólo queda la voz, la guitarra, algo de teclados y percusión. Todo eso será el concierto del Instituto Francés.

Pero todo eso es palabrería. A Dominique A hay que descubrirlo. Pueden pasar años hasta que alguien descubre, casi por casualidad, a un músico. No importa que antes haya publicado otros nueve álbumes más desde 1992. Puede ser la casualidad de un concierto prometido que luego no fue, razón por la cual se deambula por la red hasta llegar a su web y descubrir una canción como ‘Inmortels’ o ‘Des tendeus’, o ‘Hasta que el cuerpo aguante’, título en español de una obra totalmente en francés en la que Cervantes sólo aporta el estribillo. Eran parte del disco ‘La Musique’ con el que descubrimos a ese galo rapado cuyo talento es como un pulpo por las extensiones que ha tenido.

Dominique A, en realidad Dominique Ané, polifacético y multi instrumental músico originario de Provins que desde su figura alta, de facciones duras y sonrisa extraña, ha cautivado a miles desde que en 1992 se arrancara con ‘La Fosselte’. Admirado y querido en España (donde hizo varios conciertos de calidad acústica impecable y llenazos en salas), con ‘La Musique’ (2009) saldaba una cuenta pendiente desde que en 2007 se quedara al margen. Luego vinieron más discos, como ‘Vers les luers’ (2012) y giras de conciertos por España.

Siempre orbitando alrededor del pop, colaborando con su famosa ex, Françoiz Breut (que fue su pareja durante años), con Jane Birkin o con Yann Tiersen, al que le dio el empujoncito final para que luego éste explotara con ‘Amelie’. Es un forjador de músicos, y de música, un pequeño reyezuelo francés de conciertos cuasi perfectos. Un “Zidane musical” de imagen poderosa: una gran calva reluciente bajo los focos capaz de atraer a un público muy suculento, elegante y que le aprecia a pesar de que haya dado algún que otro bandazo musical en los últimos años.

Las etiquetas son ya tantas que no valen, desde el minimalismo hasta el pop indie o el folk. Inconformista, iconoclasta de sí mismo, con el ego colocado justo en su punto: para hacer de cada disco otra curva a la que agarrarse, con su voz tocando todos los timbres y dando pie a eso de que Francia realmente produce más voces que músicos. Aunque Dominique Ané, que se merece el apellido completo, sea ambas cosas. Una pena haberle descubierto tan tarde, pero no hay mal que por bien no venga. De momento los que mañana estén en Madrid tienen una oportunidad en el Instituto Francés.