Siglo XX, el de los cambios, el de los virajes artísticas vertiginosos sobre todo gracias a El Lissitzky, quizás uno de los más experimentales.

El Museo Picasso de Málaga inauguró el pasado 23 de junio (hasta el 23 de septiembre) una de las exposiciones más interesantes sobre ese punto de inflexión que el corto espacio de tiempo de reconstrucción, deconstrucción y vuelta a montar de la civilización europea durante los años 20 y 30. Es el llamado periodo de Entreguerras, cuando la Primera puso la cultura y la sociedad patas arriba y se preparaba para el hundimiento total de la Segunda.

El Lissitzky (Eliezer Markóvich Lissitzky, Rusia 1890-1941) fue uno de los que mejor supo cabalgar sobre esas olas experimentales, y dio rienda suelta a todo lo que salía de su mente durante esta primera mitad del siglo. Para Lissitzky el arte debía ser una respuesta a las exigencias de su tiempo, un tiempo de crisis y cambios profundos, un tiempo de fe en la industria y la revolución. Para lograrlo rompió las fronteras formales entre artes y géneros, y fue capaz de fusionar arquitectura, diseño y pintura. La exposición muestra un Lissitzky multidisciplinar para quien trabajo y arte estaban inextricablemente unidos.

Lissitzky lo tenía todo para ser un paria en su Rusia natal: era miembro de una familia burguesa, artista, libre pensador y judío, una víctima propiciatoria para todos los ismos que atormentaron a Europa en aquellos años. Pero su origen y formación le valieron ser un valiente experimental y bien formado que dio rienda suelta a su talento al servicio de la Revolución Rusa: fue activo comunista y colaborador como fotógrafo y diseñador gráfico. Fue miembro del extenso aparato propagandístico de la URSS en sus inicios y bajo el manto estalinista incluso. Con estos apoyos y algo de libertad desarrolló su propio estilo, Proun (Proyectos para la afirmación de lo nuevo), concebidos como un cruce de vías entre la pintura y la arquitectura, y conectó con Europa.

Fragmento del retrato ‘El constructor’

Su obsesión suprema era, literalmente, destruir el arte burgués y sustituirlo por un nuevo arte de vanguardia social, proletario, industrial, futurista y rompedor. Lo mismo que habían intentado muchos pero con el apoyo de todo un estado. Se unió a Marc Chagall, al colectivo suprematista UNOVIS y a uno de sus gurús, Kazimir Malevich. La URSS apoyó este tipo de movimientos en un principio para borrar la huella de siglos de arte religioso y burgués en Rusia. A partir de 1921, sus viajes entre la URSS y Europa fueron constantes, especialmente a Alemania; fusionó en su arte las ideas y el arte soviético y las tendencias y novedades de la cultura occidental. Hizo exposiciones, diseñó carteles, libros, presentaciones, dio conferencias… se desplegó como un gran artista. Sus relaciones abarcaron lo mejor: Albert Gideon Brinkmann, Ludwig Mies van der Rohe, Le Corbusier, Raoul Hausmann, Hannah Höch, Hans Arp, Theo van Doesburg, László Moholy-Nagy…

Lissitzky desarrolló sus obras a través de pinturas, grabados y dibujos a los que denominó Proun (prounen). Conformados por elementos geométricos bi y tridimensionales representados muchas veces de forma axonométrica  desafiando las relaciones espaciales y la gravedad. Sus obras Proun le inspiraron también para diseñar arquitecturas, vestuario, maquinaria y escenografías.
Precisamente el Museo Picasso de Málaga ha instalado una reproducción de la obra Prounenraum creada en 1923: un espacio de 3,20 x 3,64 x 3,64 metros que materializa la expresión tridimensional del concepto espacial de los prounen.

Poco después, enfermo de tuberculosis, empieza su interés por la fotografía, con retratos múltiples de Hans Arp y Kurt Schwitters, fotomontajes, fotografías publicitarias y su famoso autorretrato, ‘El constructor’, que a raíz de su publicación en la portada de la revista Foto-Auge se convirtió en el símbolo del arte de los años 20. De este tiempo es su trabajo con el cartelismo. Igualmente optó por la escenografía y los montajes: suyos son los montajes de las grandes exposiciones que se realizaron fuera y dentro de la Unión Soviética entre 1927 y 1930, fruto de la perenne fusión que él realizaba entre arquitectura, tipografía (donde está considerado uno de los precursores de la nueva tipografía, con aportaciones decisivas, así como en el diseño editorial, que revolucionó , narración y movimiento.

El catálogo Lissitzky

La publicación – editada en español, inglés, italiano y catalán – es una coedición de las cuatro instituciones organizadoras: Museo Picasso Málaga, MART, Fundació Catalunya-La Pedrera y La Fábrica. Encuadernada en tapa dura y profusamente ilustrada, sus 200 páginas incluye reproducciones de las obras que conforman la muestra y recoge textos de Olivia María Rubio, comisaria y directora artística de La Fabrica; José Lebrero Stals, director artístico del MPM; Valery Dymshits, profesor de la Universidad Europea de San Petersburgo; Víctor Margolín, profesor de la Universidad de Illinois; e Isabel Tejeda Martín, profesora de la Universidad de Murcia. Incluye asimismo parte de la correspondencia que El Lissitzky cruzó con Theo van Doesburg o Le Corbusier, entre otros célebres creadores.

Proun

Instalación del estilo Proun de Lissitzky