Marte se pone serio, o cuando menos los estudios para hacer realidad mandar una tripulación humana hasta el planeta rojo, incluyendo vaticinios negativos del MIT.

Pocas instituciones científicas son tan prestigiosas como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), cuyas siglas suenan tanto como Harvard, Oxford, Columbia, Cambridge, Yale, Berkeley o Princeton. Por eso ha debido de doler que hayan advertido sus fallos. La Mars One es la futura misión que intentará llevar seres humanos a Marte para establecer una colonia humana estable. No se trata de una misión oficial de la NASA, que todavía no tiene fechas fijas para intentarlo. Pero ya han empezado a revisar sus opciones más allá de la ciencia-ficción.

Según el MIT, que ha estudiado los planes de la organización Mars One, los astronautas terminarán por morir de hambre. Han hallado muchos defectos estructurales, una carencia de tecnología adecuada (hoy por hoy no existe la que pueda cumplir los requisitos) y una mala planificación en el asunto vital: agua, alimentación, sostenibilidad humana. El dossier se ha publicado en Popular Science y es producto de muchos de los analistas que revisan los programas espaciales de la NASA, con lo que su veredicto tiene base creíble.

Problemas advertidos. Se supone que los humanos podrían cultivar alimentos en invernaderos, pero las plantas terminarían por producir mucho oxígeno en un ambiente cerrado, por lo que haría falta una máquina que lo separara del anunciado sistema de mantenimiento de presión interna gracias al nitrógeno. Si la presión interna aumenta respecto a la externa el invernadero podría descomprimirse y se perdería todo, incluso al humano que estuviera dentro sin la protección adecuada. Porque el gran problema del planeta rojo son las trampas planetarias que lo han convertido en lo que es hoy.

Sin comida, sin agua y bajo la radiación

No hay que olvidar que en Marte no hay oxígeno suficiente, que su atmósfera es muy débil y que no dispone de un campo magnético fuerte que proteja de la radiación solar y cósmica, por lo que primero te cocerías y luego te congelarías por las bajísimas temperaturas (superiores a los 100º bajo cero) de Marte. Es decir, que necesitarían una tecnología nunca probada fuera de nuestro planeta y que sólo es posible en laboratorios cerrados. Y al no poder cultivar nada se terminarían por morir de hambre.

También está el problema del agua. Se supone que bajo la superficie parda y cargada de óxido hay capas de agua congelada, y que en los polos hay hielo estable, sobre todo durante el invierno marciano, pero es un hielo muy contaminado y en ocasiones no se trata de agua sino de otros líquidos. Para solventar el problema y no perder espacio y fuerza cargando gigantescas cantidades de agua, lo que se ha hecho es desarrollar un filtro ya muy usado para reciclar la orina. En la Estación Espacial Internacional (ISS) hay uno con un 90% de eficiencia a la hora de dar agua potable. Pero en el espacio terminó por romperse.

Otra opción es condensar la altísima humedad que se formará en el interior de los módulos de superficie. Pero nunca sería suficiente como para dar agua a los astronautas. Según el MIT podría llegar a ser del 100%, lo que haría muy complicado habitar en el interior de los módulos. Así pues salvo que se tenga tecnología nueva que pueda hallar el supuesto hielo subterráneo es complicado encontrar agua. Y sin filtros… mal asunto.

Recreación de cómo serían los módulos pequeños del proyecto

Finalmente está el problema de la ingravidez y el día a día. Según los cálculos del MIT, los astronautas perderían masa ósea de forma considerable. La falta de espacio para hacer ejercicio, la diferencia de gravedad y el día a día terminaría por convertirlos en seres sedentarios que perderían fuerza y ánimo. Todo eso sin calibrar el siempre aleatorio comportamiento psicológico de los miembros de la expedición. Casi todos los experimentos “sociales” de convivencia en aislamiento han terminado mal, con la tripulación dividida, enfrentada o directamente enemistada.

La logística y los repuestos, el peor problema técnico

En el lado tecnológico hay muchos más problemas. Para empezar están los repuestos: el clima marciano es endiabladamente virulento, con tormentas de polvo y vientos huracanados que barren toda la superficie del planeta y pueden cubrir su atmósfera por completo durante semanas. Se quedarían sin posibilidad de usar la energía solar. Además para poder establecer una colonia se necesitarían como mínimo 15 lanzamientos, miles de millones en gastos y sobre todo repuestos para lo que se rompiera, que se calcula que será el 62%. El polvo marciano es tan peligroso como el lunar, puede corroer y destrozar los equipamientos. Las variaciones de temperatura pueden destrozar casi todo y eso sin contar con el peor enemigo de todos.

Recreación del interior de uno de los módulos

La radiación es el villano de esta historia. Al no contar con un escudo magnético como el de la Tierra, y la debilidad de su atmósfera (que pierde componentes continuamente), más una gravedad más baja, hacen que Marte sea una diana gigante de color rojizo en medio del espacio donde el Sol destroza cualquier cosa y puede, con el tiempo, reducirlo todo a polvo. No hay por ahora manera de proteger de verdad a los seres humanos, pero peor sería el daño que produciría en todos los elementos electrónicos.

Mars One ha respondido al desafío, pero asumen las críticas como parte de algo más profundo que es la desconfianza. No creen que los problemas señalados (como el del oxígeno en los invernaderos) sea algo realmente definitivo, y aseguran que existe la tecnología y que los teóricos aerospaciales asumen que funcionaría. Lo que sí parecen haber asumido es la crítica técnica: no hay forma de cubrir los repuestos para poder arreglar lo que se rompa. La conclusión es que Mars One es un proyecto muy ambicioso, pero del papel a la realidad hay una distancia muy grande.