Albert Einstein teorizó, dentro de sus teoría de la Relatividad, que podían existir atajos que conectaran diferentes puntos del espacio-tiempo y evitar la velocidad de la luz para desplazarse de un punto a otro. Hasta ahora no se han demostrado, pero sí teorizado matemáticamente. No obstante, pueden dejar rastro en forma de “sombras” detectables.

Es más, se podrían usar telescopios para poder encontrar esas marcas en el Universo y saber dónde están. Según Rajibul Shaikh, del Tata Institute of Fundamental Research (India) dejan huellas en forma de sombras oblongas y dobladas. Siguiendo esas marcas se podrían encontrar físicamente estos atajos que siguen una estructura parecida a los agujeros negros, pero no son lo mismo. Los agujeros de gusano son zonas concretas donde el espacio-tiempo está tan curvado que la luz deja de expandirse en línea recta; en ellos los fotones, el polvo o el gas caen creando, como en el otro fenómeno cósmico, un anillo de luz.

No obstante, los que caen dentro generan un vacío oscuro, una “sombra” que por contraposición se puede detectar. Según Shaikh el comportamiento es similar al de un agujero negro, pero en realidad la materia que se traga la entrada es lanzada hacia otro punto del universo. El problema es que esa huella oscura es muy pequeña y requiere una red de observación gigantesca. Para encontrarla se desarrolló un sistema de observación cooperativo que ya empieza a generar datos. De ellos ha extraído Shaikh los primeros datos que fundamentan parcialmente su búsqueda: un agujero de gusano giratorio (en teoría) que proyectaba una sombra distorsionada aún más grande que un agujero negro y más variable, ya que la huella de un agujero negro es fija y estable. Es decir, que parecería uno de ellos pero su marca sería mucho más grande y maleable.

Este principio diferenciador es lo que pone al alcance del ser humano lo que nunca antes se había comprobado y sobre todo, que parece más de ciencia-ficción. Es más, apuntalaría todavía más la Relatividad General pero al mismo tiempo crearía un nuevo modelo de estudio de la gravedad, ya que para que exista un agujero de gusano se necesita materia exótica (no demostrada tampoco) que hiciera el efecto gravitatorio inverso (antigravedad) que mantendría abierto el agujero de gusano y que no colapse. Esto es, para que exista una cosa debe haber también de la otra, con lo que muchas hipótesis de la Física Teórica deberían modularse. Por supuesto, todo son teorías que deberán ser contrastadas y verificadas. Es lo bueno de la ciencia: si no se puede demostrar sin ninguna duda no es aceptable.