Cassini, después de realizar las 22 órbitas previstas alrededor de Saturno, los últimos viajes que la han acercado a partes del gigante anillado nunca antes visitadas, dirá adiós con un suicidio mecánico que dará un último gran servicio a la ciencia: zambullirse en la atmósfera saturniana y emitir hasta el final toda la información sobre composición y forma de la misma.
El pasado mes de abril llegaban al público las primeras imágenes (en blanco y negro) de Cassini cerca de la atmósfera del planeta, virulenta y densa, en las que se puede ver el ojo de un huracán gigante de decenas de miles de km de diámetro, las diferentes zonas de actividad atmosférica (oscuras y claras, de diferente composición y velocidad del viento) y sobre todo una prueba de que frente a la imagen pastelosa y perfecta que parece tener Saturno, su atmósfera es extremadamente violenta, tanto o más que la de Júpiter. Fue el paso previo a su “Grand Finale”, un suicidio programado como último servicio. Para poder estudiar hasta el último momento la atmósfera de Saturno, pero también para evitar que pueda chocar con los mundos sensibles y contaminarlos, como las lunas Encélado o Titán, donde se cree puede haber vida.
Baja el telón a casi 20 años de trabajo desde que en 1997 fuera lanzada al espacio. La misión contó además con la colaboración de la Agencia Espacial Europea (ESA), que creó la sonda hermana Huygens. Será el colofón perfecto a una carrera impresionante: cambiará de órbita y hará vuelos alrededor de la parte que queda por explorar de los anillos de Saturno, y a medida que se acerque al planeta enviará una oleada de datos clave para conocer mejor un planeta aún desconocido. Y lo hace por varias razones, además de la puramente científica. La agencia descubrió que Cassini había viajado hasta Saturno posiblemente con microbios terrestres adheridos, y sus componentes son contaminantes para entornos vírgenes como los lagos de hidrocarburos de Titán o los mares de Encélado. La NASA no quiere ni una sola huella humana sobre esas dos lunas de Saturno. Al menos hasta que lleguen las nuevas máquinas hacia estos dos mundos privilegiados donde podría haber vida extraterrestre.
Las tres imágenes de Cassini: tormentas, el agujero de un huracán y la actividad en la alta atmósfera
Esos dos mundos son parte del legado de la Cassini: hemos aprendido más de las dos lunas privilegiadas de Saturno con ella que en todo el tiempo anterior. Por eso su final debe ser igual de útil, porque cuando se maneja una máquina a 1.200 millones de km de la Tierra hay que pensar y programar hasta el último detalle. Será un año clave para poder completar el mapa de situación de Saturno, pequeños y grandes detalles que servirán para completar la misión para la que fue ideada a principios de los años 90. La NASA quería saber más de Saturno, un planeta clave en la formación del Sistema Solar junto con el otro “matón” del vecindario, Júpiter. Son gigantes de tal peso gravitatorio que incluso hacen bascular al Sol levemente. Es más, podrían ser los responsables de que en el Cinturón de Kuiper haya planetas errantes que fueron parte de los anillos interiores del sistema pero que, literalmente, salieron rebotados por el efecto de la pareja Júpiter-Saturno. Su poder se siente incluso en la Tierra, que no cierra órbitas más cercanas al Sol gracias a que los gigantes hacen de contrapeso.
Cuando la NASA la lanzó en 1997 tenía un objetivo muy claro: “ver” de cerca Saturno, sus lunas y anillos. Sus cámaras de alta definición, capaces de mapear y rastrear en diferentes frecuencias, han creado una imagen nítida de Saturno, han estudiado los anillos más famosos del Sistema Solar y ha descubierto nuevas lunas hasta ahora desconocidas. También exploró Titán y Encélado, el verdadero regalo de Saturno a la Humanidad, dos mundos activos que podrían ser futuro hogar para la especie porque albergan dos componentes clave: Titán es un paraíso para la química orgánica, con lagos de hidrocarburos (el carbono es la base de la vida biológica, por lo que no es descabellado pensar que allí se ha formado vida) y una temperatura más permisiva, y Encélado es un mundo blanco y helado, una gran bola de hielo compacta que alberga océanos enormes y profundos en su interior, quizás con más agua que en toda la superficie de la Tierra. Cassini creó un gran mapa visual y de conocimiento astronómico sobre Saturno.
Las últimas órbitas de Cassini alrededor de Saturno antes de lanzarse sobre su atmósfera
Pero todo llega a su fin. La máquina se queda sin combustible y podría caer sobre las lunas, o sobre Saturno sin control. Así que para poder evitarlo decidieron programar su muerte, que fuera útil hasta el último momento. En noviembre pasado ya empezó el proceso: cambió su rumbo habitual para que pueda alcanzar una nueva órbita que la permita pasar por el anillo F, el más externo y alejado del gigante, y que todavía no había sido rastreado. Este año Cassini utilizó Titán para hacer un efecto catapulta (aprovechar su fuerza gravitatoria para acelerar sin gasto de combustible y poder tener suficiente empuje para llegar donde debe) y acercarse de nuevo a Saturno. Ha realizado un total de 22 órbitas al planeta, muy cercanas, entre los anillos internos y el gigante, tan cerca que jamás ninguna máquina ha estado allí. Ahora se zambullirá como una kamikaze sobre Saturno y puede incluso que envíe información sobre el tipo de núcleo que tiene Saturno.
Saturno, redescubierto por Cassini
Desde el principio fue el gran desafío, fotografiar de cerca Saturno, una incógnita azulada y con anillos, mil veces repetida en dibujos, figuras y planetarios, pero de la que no se sabía mucho. Cassini le ha hecho un gran favor a la NASA al no dejar de enviar fotografías de alta resolución. Una de ellas, que reproducimos aquí, es un pedacito de pedagogía para los amantes de la astronomía. En la imagen aparece el planeta, sus anillos, pero de fondo también se puede reconocer (por posición y distancia) Venus, Marte y la Tierra. No es una sino varias fotos que componen una panorámica de 141 imágenes tomadas por la sonda Cassini. Pero lo que hace especial a esta composición es que muestra el gigantesco planeta tal como lo vería un ser humano si estuviera en la misma posición de la nave. Y no hay retoques ni trucos fotográficos.
Además de mostrar en un detalle pocas veces conseguido los anillos de Saturno, la fotografía ha capturado también siete de sus alrededor de 200 satélites que se cree orbitan a su alrededor, un mini sistema planetario dentro del Solar. Pero el día que fue tomada, el 19 de julio pasado, se produjo una conjunción planetaria poco habitual. La posición del Sol esta vez no oscureció la visión de Venus, Marte y la Tierra tras Saturno. Aunque, por su lejanía y su menor tamaño, los científicos han tenido que identificarlos para que los demás podamos verlos. Situación: la Tierra es un brillante punto azul ubicado hacia el extremo inferior derecho de Saturno; Venus es un brillante punto que se localiza hacia el extremo superior izquierdo de Saturno; Marte también aparece, como un pálido punto rojo, por encima y hacia la izquierda de Venus. La escena de la imagen abarca unos 651,591 kilómetros, tan inmensa que la Tierra y la Luna entrarían en la distancia que hay entre el propio planeta y el segundo anillo exterior, el anillo E. El volumen de Saturno es unas 740 veces el de la Tierra.
Imagen de Saturno por filtros realizada por Cassini