Uno de los grandes museos nacionales, vinculado con el arte contemporáneo y de las grandes apuestas de la industria cultural y la divulgación artística, mantiene hasta principios de 2016 siete grandes exposiciones que son oportunidades únicas para ver, entender y aprender.
En los últimos años el Museo Reina Sofía no ha perdido comba, pero sí parte del sustento económico que mantiene en funcionamiento esta institución. Ha pasado de todo: recortes que casi ponen en peligro su existencia, idas y venidas en el mercado del arte (incluyendo subida demencial del IVA en la compra y venta de obras de arte que afectan al museo), una campaña de la extrema derecha religiosa contra su director por una exposición (a la religión el arte sólo le interesa como propaganda de sí misma, no cuando es libre), críticas de expertos del gremio por la gestión y deudas heredadas. Y sin embargo, sigue en pie como centro expositivo, colección nacional y motor de divulgación a través de todo tipo de conferencias, debates, publicaciones en paralelo a las exposiciones. Las siete abiertas a día de hoy y hasta 2016 son un buen ejemplo del trabajo del Reina Sofía.
Juan Giralt (hasta el 29 de febrero). Edificio Sabatini, 4ª planta.
Juan Giralt (Madrid, 1940-2007) se inició de forma autodidacta en el informalismo imperante de los años cincuenta. Una breve estancia en Holanda a finales de esa década le permitió entrar en contacto con el grupo CoBrA y empezar a definir un lenguaje pictórico más personal y permeable a una nueva interpretación de la figuración, que caracterizó su obra en las décadas de los setenta y ochenta, y le convirtió en uno de los principales referentes de la Nueva figuración madrileña. En los siguientes años, y hasta su muerte en 2007, fue incorporando paulatinamente la abstracción, sin nunca abandonar del todo el elemento figurativo, presente en el constante uso del collage y de la palabra pintada.
Aunque esta exposición presta especial atención al último periodo de su carrera artística, incluye también algunas obras sobre papel representativas del trabajo de Giralt durante los setenta. Estas piezas anticipan, asimismo, sus indagaciones en torno a la figuración y la abstracción, un dilema que, con gran tensión expresiva y analítica, atraviesa todo su devenir pictórico, y que el artista logró superar mediante una síntesis personal de ambos lenguajes que resultaría, a la postre, una negación de su diferencia.
‘Andrzej Wróblewski. Verso / reverso’ (hasta el 28 de febrero). Palacio Velázquez, Parque del Retiro.
Andrzej Wróblewski (1927-1957) es, a pesar de su corta vida, uno de los artistas polacos más importantes del siglo XX. Esta muestra, la primera retrospectiva fuera de su país, permite contemplar su obra más allá de los tópicos reduccionistas del realismo socialista o del arte periférico, a través de los cuales se ha estudiado hasta época reciente el arte de los países en la órbita soviética. Wróblewski fue un artista capaz de trabajar en los límites entre la abstracción y la figuración, de combinar la invención formal con el análisis de la vida cotidiana y de sus límites –la degradación de la guerra y de la política dictatorial– a partir de un profundo compromiso humano y político.
La exposición se centra en sus pinturas de doble cara (pintadas por ambos lados: recto y verso), y en dos periodos diferentes del trabajo del artista: sus inicios a finales de los años cuarenta, cuando busca un lenguaje propio, y el final, cuando desencantado con la política del socialismo real intenta redefinir su obra tanto formal como temáticamente. Exposición coorganizada con el Muzeum Sztuki Nowoczesnej de Varsovia, en colaboración con la Fundación Andrzej Wróblewski y Culture.pl.
‘Hito Steyerl. Duty-Free Art’ (hasta el 21 de marzo). Edificio Sabatini, 3ª planta.
Considerada una de las artistas actuales más relevantes dentro del campo del videoarte, Hito Steyerl (Múnich,1966) aborda en su trabajo temas de actualidad tales como el impacto causado por la proliferación de imágenes y el uso de Internet y las tecnologías digitales en nuestra vida cotidiana, que le sirven de punto de partida para desarrollar –no solo a través de su obra en vídeo sino también en sus escritos y ensayos– un trabajo crítico sobre el control, la vigilancia y la militarización, la migración, la globalización cultural, el feminismo o la imagen política, cuestiones a las que considera capaces de crear realidades.
Sirviéndose a menudo del humor como herramienta para crear narraciones en vídeo, y con un lenguaje en ocasiones cercano a la cotidianidad, construye una obra que le permite analizar con profundidad de qué manera el consumo actual de imágenes y las nuevas formas de acceso a la información condicionan las vías de comunicación. El trabajo de Hito Steyerl, una de las representantes del Pabellón alemán en la Bienal de Venecia de 2015, ha sido presentado en varias muestras colectivas tales como la documenta 12 de Kassel (2007) o la 13ª Bienal de Estambul (2013). Algunas de sus exposiciones individuales más recientes son la que el Chicago Art Institute le dedicó en 2012 y las realizadas en el Van Abbemuseum de Eindhoven y el Institute of Contemporary Arts (ICA) de Londres en 2014.
‘Ignasi Aballí. Sin principio / sin final’ (hata el 27 de marzo). Edificio Sabatini, 3ª planta.
Ignasi Aballí (Barcelona 1958) propone una reflexión conceptual sobre la representación y la percepción de medios como la pintura, el objeto, la fotografía, la ficción, el cine o el vídeo. Su trabajo, iniciado en los años 80, inventa y reorganiza textos, imágenes, materiales y procesos, confrontando la presencia y la ausencia, lo material y lo inmaterial, lo visible y lo invisible, la transparencia y la opacidad, la apropiación y la creación. Así relaciona el exceso de imágenes en la sociedad actual con la escasez de significados que podemos atribuirles.
La muestra se centra en su producción de los últimos diez años, presentando también algunas obras menos conocidas de períodos anteriores. Se propone un recorrido articulado en torno a las ideas estéticas del artista, que cuestionan el sistema de convenciones de la representación de la obra de arte, a través de fotografías, vídeos e instalaciones, esculturas, pinturas y collages, y con un ecléctico muestrario de materiales no convencionales como hojas, polvo, óxido, metales, recortes de periódicos o trozos de billetes de banco, que se convierten en fragmentos de una poética crítica de las condiciones de representación de la vida y del arte en el mundo contemporáneo.
Entre las cuestiones abordadas por la obra de Aballí, podemos destacar el análisis del lenguaje y, más concretamente, la relación entre texto e imagen, entre las palabras y las cosas o entre los objetos y los términos que los definen. Otra preocupación habitual en su trabajo es la dicotomía entre presencia y ausencia, donde especula con las nociones de desaparición, transparencia, invisibilidad e ilegibilidad. El resultado es una serie de obras en las que, pretendiendo insinuar más que afirmar, la presencia de los objetos es tan solo evocada. Destacar por último, tal vez como el elemento intrínseco más característico de este artista, su necesidad de clasificar y ordenar. Encontramos a un creador que colecciona, inventaría y dispone meticulosamente las informaciones de los periódicos o recoge las imágenes reproducidas hasta el infinito.
‘Constant. Nueva Babilonia’ (hasta el 29 de febrero). Edificio Sabatini, 1ª planta.
Durante casi veinte años, Constant (Constant Anton Nieuwenhuys, Ámsterdam, 1920 – Utrecht, 2005) elaboró maquetas, pinturas, dibujos y collages que mostraban su concepción de la ciudad nómada del futuro (Nueva Babilonia), un complejo y amplio laberinto que transformaba el mundo entero en una sola red. La tierra sería de propiedad colectiva, el trabajo estaría totalmente automatizado y a cargo de robots, las personas tendrían la libertad de dedicar el tiempo al juego creativo. La exposición no se circunscribe solo al período comprendido entre 1956 y 1974, en el que se suele enmarcar Nueva Babilonia; abarca también otras etapas, con el fin de evidenciar que las ideas expresadas en el proyecto de Nueva Babilonia ya estaban presentes en la obra de Constant.
Con esta exposición, que reunirá alrededor de 150 obras y abundante material documental, el Museo Reina Sofía y el Gemeentemuseum de La Haya pretenden difundir entre un público amplio el proyecto de Constant, por el que artistas, arquitectos y comisarios han manifestado un interés creciente en los últimos años. El núcleo principal de la muestra es Nueva Babilonia como “obra de arte” en el contexto social en el que se concibió. De aquí que se complementen los dibujos, collages, maquetas, pinturas y grabados con una serie de reconstrucciones, fragmentos de películas históricas y materiales de archivo.
‘Destierra a los sin rostro / Premia tu gracia’ Danh Vo (hasta el 28 de marzo). Palacio de Cristal, Parque del Retiro.
La manera en que Danh Vō (Bà Ria, Vietnam, 1975) subvierte la clásica mirada apropiadora y oportunista del arte occidental hacia las expresiones de otras culturas ha sorprendido a la escena artística contemporánea. En sus instalaciones, esculturas, fotografías y obras en papel recurre a sus orígenes y vivencias, entremezclándolas con referencias culturales, sociales e históricas del mundo occidental. De forma empírica y no deductiva, el artista establece conexiones que abren nuevas posibilidades de redefinición de la obra de arte y el documento, coleccionando, presentando e insinuando nuevos sentidos que trastocan el discurso histórico dominante.
El lenguaje y la sexualidad operan como elementos de transición entre el deseo, la emoción estética y la interpretación crítica. Eros, religión, historia y política se confrontan y subvierten recíprocamente en sus piezas. Danh Vō aprovecha la tipología expositiva industrial del XIX que caracteriza la singular arquitectura del Palacio de Cristal para encerrar en una gran vitrina la nostalgia del museo decimonónico de paleontología y arqueología.
‘La espera forma parte de una vida intensa’ (Nasreen Mohamedi) (hasta el 11 de enero). Edificio Sabatini, 3ª planta.
Nasreen Mohamedi (Karachi, 1937- Baroda 1990) fue una de las primeras artistas indias que abrazó la abstracción, alejándose de las doctrinas más convencionales del arte moderno indio de las primeras décadas del siglo XX. Eligió la no-figuración, práctica artística marginada entonces en la India independiente, dominada fundamentalmente por una estética antropomorfa y un realismo académico determinados por las escuelas de arte de la época colonial.
Su trayectoria, marcada por el rigor de la autodisciplina y el autocontrol, nos lleva a una visión personal articulada en torno a una estética parca y el uso de unos medios sobrios. Lo matemático, lo metafísico y lo místico fueron adoptados en su búsqueda de un mundo subjetivo e inmaterial. La exposición, organizada por el Reina Sofía y The Metropolitan Museum of Art de Nueva York en colaboración con el Kiran Nadar Museum of Art de Nueva Delhi, despliega su obra a través de dibujos, fotografías, pinturas y collages, con especial énfasis en el trabajo desarrollado por Mohamedi a lo largo de los años 70.