Después de que Mortadelo y Filemón pudieran hacerlo, y Zipi y Zape también, faltaba meter en el saco del cine el gran superhéroe ibérico con acento barcelonés, Superlópez. Hoy el cine español estrena uno de los proyectos más longevos, tanto como que empezó en 1997 y ha terminado por fin 20 años después.
No será por ganas: la creación del autor JAN ha pasado por las manos de varios directores, incluyendo Álex de la Iglesia (que iba a reclutar a José Mota para el papel), hasta que Mediaset y Movistar+ se unieron para, de una vez, convertir el cómic en imagen y sonido. Finalmente eligieron a Dani Rovira, mucho más delgado, para interpretarle, y al tándem Borja Cobeaga-Diego San José en el guión más Javier Ruiz Caldera en la dirección para hacer carne la larga saga de JAN, un autor imprescindible en la historia del cómic moderno en España. Junto a Rovira estarán Alexandra Jiménez, Julián López, Pedro Casablanc, Maribel Verdú o Gonzalo de Castro, entre otros.
La sinopsis oficial es mimética con el cómic: Superlópez nació en el planeta Chitón con el nombre de Jo-Con-Él y, después de colarse en un cohete, consiguió llegar hasta la Tierra siendo todavía un bebé. Tras ser encontrado cerca de Lérida, es adoptado por el matrimonio López, que decide llamar al chico Juan, quien crece como un humano más, al tiempo que se esfuerza por controlar sus superpoderes y combatir el mal. Ya adulto, comienza a trabajar como contable en una oficina en Barcelona. Sometido a la presión de su jefe y a los antojos de su dominante novia Luisa Lanas (Alexandra Jiménez), se evade de la rutina diaria ejerciendo de superhéroe bajo el nombre de Superlópez.
El enorme follón de la producción incluye a un jovencísimo guionista y hombre de cine, Nicolás Matji, que por azares del destino y agallas terminó con los derechos de guión del personaje durante una década (aunque luego pasaron de nuevo a Ediciones B, es decir, el Grupo Zeta, pero mantiene los del Supergrupo, los “Avengers” a la española), el jefazo de Zeta, Antonio Asensio, un frustrado Álex de la Iglesia y la máquina de dinero y producción de Mediaset, que se atreve ya a fantasear con una secuela. Y en medio muchos actores, directores, guionistas… y Dani Rovira, elegido en su versión menos musculada y exuberante para dar vida al anodino oficinista escuálido que encandiló a más de una generación de lectores españoles.
Ficha de ‘Superlópez’:
Año: 2018. Duración: 108 min. País: España. Género: comedia, superhéroes, cómic. Dirección: Javier Ruiz Caldera. Guión: Borja Cobeaga, Diego San José (Cómic: Jan). Música: Fernando Velázquez. Fotografía: Arnau Valls Colomer. Reparto: Dani Rovira, Alexandra Jiménez, Julián López, Pedro Casablanc, Gracia Olayo, Maribel Verdú, Nao Albet, Gonzalo de Castro, Marc Rodríguez, Carlos Zabala, Josep Maria Alejandre. Producción: Zeta Cinema / Mediaset España / Movistar+ / Telecinco Cinema.
El origen de Superlópez
Corría el año 1973 y un dibujante de nombre discreto, Juan López Fernández, alias JAN (mucho más reconocible), tuvo una idea: parodiar a Superman, a DC Comics y la España que veía, ya en los últimos años del franquismo, en un cómic. Todo a la vez. Lo que fue creado como un volumen monográfico para Euredit pasó luego a Bruguera y se convirtió en el último éxito de aquella legendaria editorial que luego pasaría, con su catálogo, a Ediciones B. Hablamos de un éxito enorme que sólo Ibáñez y sus dos calvos predilectos, Mortadelo y Filemón, pudieron superar. Tuvo, y tiene, muchas vidas, incluyendo un salto mortal de JAN, que parodió también a Marvel con ‘El Supergrupo’, una variación paralela de su creación en la que Superlópez se une a otros superhéroes que imitan de lejos a Ironman, Doctor Strange y el resto del universo de la rival de DC.
El trasfondo, por supuesto, no tiene nada que ver: hablamos de la Barcelona preolímpica de los 70 y 80, la época dorada de la saga, que todavía continúa pero con muchas críticas por cierto bajón de nivel. El propio JAN, con los años, ha optado por abandonar el tono satírico para convertir su creación en espejo de los problemas sociales del país. Lo que siempre ha destacado, junto con ese humor, es el gran realismo del dibujo, una de las señas de identidad de JAN. En los primeros álbumes, la serie se movía más en el entorno de la parodia de los superhéroes, pero posteriormente JAN se hizo cargo también del guión y el personaje empezó a pegarse más al día a día de la gente que lo leía, con mucha ironía, humor y bastante acidez.
De eso hace ya más de 40 años, y el personaje ha cambiado, igual que las tramas. A su creador le han homenajeado por toda España, especialmente en Viñetas del Atlántico en La Coruña, donde aseguró que seguiría dibujando “mientras pueda, aunque tenga que vivir otros 50 años”. En total acumula ya 76 álbumes (el último, ‘Menguante’) salidos de las manos del autor, durante años ayudado por el guionista Efepé (Francisco Pérez Navarro) en muchos de los números. JAN siempre ha intentado, especialmente desde que asumió el control de creación, quitarse de encima el corsé del superhéroe para darle un mayor sentido argumental al personaje, crear “varios niveles de lectura”, una forma educada de decir que quiere algo más que un tipo con bigote y un pijama azul con capa. Eso implica que frente a la mitología y cierto mesianismo del cómic de género que se hace en EEUU aquí hay más crítica social y un humor más dilatado y referencial a la situación actual de la sociedad.
Superlópez es en realidad Juan López, nacido realmente en el planeta Chitón bajo el nombre de Jo-Con-Él (otra parodia circular de Supermán, desde su origen al nombre real del personaje americano); llega a la Tierra después de colarse por error de bebé en un cohete. La familia López le adopta con uno de los nombres más comunes, Juan López Fernández, esencia misma de la normalidad social en España, con un trabajo de oficina indeterminado y una vida muy reglamentada. Es contable y gasta el tiempo libre luchando contra el crimen con su verdadera personalidad de Superlópez en Barcelona. Incluso su novia, Luisa Lanas, es una sátira de Lois Lane. Está dotado de los mismos poderes que el espejo en el que se refleja en la Metrópolis de DC, y como aquél, es vulnerable a su particular versión de la kriptonita, la chiktonita, que le da alergia.