La Agencia Espacial Europea (ESA) planea los próximos años y fija los objetivos científicos en el campo de la astrofísica. 

Concretamente la ESA quiere investigar a fondo el “universo caliente” y las ondas gravitacionales esquivas a partir de año que viene, o cuando menos iniciar los trabajos científicos y tecnológicos para lograrlo. Para estos campos de investigación serán las próximas misiones oficiales de la ESA, que al contrario que sus rivales y asociadas (compiten entre sí tanto como se ayudan) americana y rusa (NASA y Roscosmos) no tienen equipamiento espacial tripulado pero sí un buen sistema de lanzamiento de cohetes, una gran base en la Guyana Francesa y una know how envidiable en el campo de la investigación y desarrollo tecnológico aplicado a la astronomía y la astrofísica. Por ejemplo: el CERN, que más de una vez ha servido como cooperante perfecto de los proyectos de la ESA.

El primer proyecto, que se fija un plazo tan alejado como 2028, consistirá en un observatorio de rayos X (Athena+) especializado para investigar algo tan sencilla como la razón de fondo de que la materia, de todas las formas posibles, haya terminado por crear o compactarse en forma de galaxias y cúmulos de galaxias. Esto es, ¿por qué se forman galaxias y no simplemente la materia está en suspensión o bajo otra forma, por qué precisamente esa modalidad de agrupamiento? Y una pregunta más, ¿hasta qué punto los agujeros negros, insertos en las galaxias, influyen a las galaxias o su comportamiento? No hay que olvidar que un agujero negro, destructivo, es tan inherente al comportamiento del universo como sea un cúmulo de formación de estrellas. Es más, la mayoría de las galaxias encierran en su núcleo varios agujeros negros y desde hace años se sospecha que juegan un papel fundamental en la formación misma de las galaxias. No se sabe cual, por eso la ESA quiere desarrollar esa misión.

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La segunda misión (eLISA), también para la siguiente década, estudiará las ondas en el tejido del espacio-tiempo creado por los objetos celestes con una gravedad muy fuerte, como pares de la fusión de agujeros negros. En realidad esta misión también corroborará parte de la Teoría de la Relatividad de Einstein, aquella que predijo la existencia de onda gravitacionales. Son como fue el bosón de Higgs durante décadas: una bonita teoría que nadie había conseguido comprobar. El CERN lo hizo, y ahora de nuevo Europa quiere llevar la delantera en astrofísica y centrarse en saber si Einstein tenía razón o no. De lograrse no sólo la ciencia podría seguir sacando de paseo a Einstein sino que se abriría una nueva vía de investigación y aumentaríamos un poco más la comprensión del cosmos, en el que todavía vamos a ciegas. El proyecto de la ESA supone otro observatorio especializado, en este caso para ondas gravitatorias.

Una de las mayores virtudes de Europa es el desarrollo de observatorios y sistemas de detección en todos los campos posibles a la hora de estudiar el universo. La NASA crea nave, sondas, robots y generaciones de orgullosos astronautas; la ESA observa y consigue saber si las teorías funcionan o no. Siguiendo esa línea más teórica que tecnológica se han creado este tipo de misiones. A fin de cuentas son dos observatorios, pero de lo invisible. En ambos casos se trata de entender mejor las fuerzas no evidentes que rigen el universo.

Para poder desarrollar ambas iniciativas la ESA creó un gran programa de iniciativas científicas que arrancó en marzo de este año. El procedimiento es sencillo: la ESA hace un llamamiento público para que las mejores mentes del continente hagan sus propuestas. En total la agencia europea recibió y procesó 32 propuestas que fueron evaluadas por un Comité de Estudio Superior. Finalmente, tras analizar más concretamente las opciones, se optó finalmente por estos dos temas principales. Según la ESA, el trabajo ha sido arduo pero gratificante porque la agencia ha sido capaz de involucrar a toda la comunidad científica, y lamentó, en varios comunicados oficiales, los proyectos que se han quedado fuera, pero que podrían ser recuperados más adelante.