Tres en uno de astronomía, y todos relacionados con la exploración espacial: el futuro cohete que utilizará Europa para sus misiones espaciales, el Ariane 6; las fluctuaciones percibidas por la misión New Horizons en el viento solar más allá de Plutón, y quince años de la Mars Odissey.
La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene en marcha el Ariane 6, el nuevo lanzador modular de tres fases (sólido-criogénico-criogénico) que empezará a usar desde 2020 y que será el principal propulsor de las misiones europeas en el futuro. El Ariane 6 no sólo es más potente y eficiente, sino que puede variar entre dos o cuatro propulsores en función de las necesidades de las misiones. Gracias a esta polivalencia y nuevo sistema de lanzamiento la ESA quiere mantenerse como la principal agencia lanzadora de satélites comerciales y científicos. Para ello se ha diseñado un compartimento de carga de 4,5 toneladas y una capacidad aumentada para hasta 10 toneladas cuando se trate de órbitas geoestacionarias.
Ahora bien, para invertir en un proyecto así hay que mejorar al menos dos aspectos: el primero el motor, que ha sido mejorado, y por otro los costes: en el caso del Ariane 6 sus diseñadores han logrado que el lanzamiento reduzca casi un 50% el coste final. Para poder mantener una cadena de lanzamientos estable, que sirve también de base de pruebas para las grandes misiones de investigación de la ESA, reutilizará varias tecnologías. Usa una configuración de tres fases: la primera etapa utiliza combustible sólido, las dos siguientes usan oxígeno líquido criogénico más hidrógeno como propulsor. El Ariane 6 tiene 63 metros y cargará 149 toneladas de propelentes para esas tres fases.
Ruta de New Horizons (Foto: NASA – Goddard Space Flight Center)
Dentro de la exploración espacial uno de los elementos más peculiares, que podría incluso usarse como forma de energía para mover naves, es el viento solar. Las velas solares son una realidad, se han lanzado varias de prueba y en el futuro podrían ser utilizadas como método de propulsión para misiones espaciales. El Sol genera un caudal de energía de fotones en todas direcciones, y que barren todo el Sistema Solar hasta más allá del Cinturón de Kuiper donde la nave New Horizons sigue viajando. El artefacto envió información sobre variaciones en el viento solar durante su viaje. Es importante porque supone una novedad en el concepto astronómico que se tiene de este fenómeno.
New Horizons midió las corrientes de viento solar alrededor de Plutón con el instrumento SWAP. También realizó mediciones del “flujo turbulento” de partículas solares que se produce dentro del Sistema Solar, donde el viento solar interacciona con planetas, lunas, sus campos magnéticos y gravitatorios. Esto provoca corrientes rápidas y lentas, de forma muy parecida a como se comporta el agua. Este fenómeno se conocía desde hace algún tiempo, pero lo que se desconocía y ahora New Horizons ha desvelado, es que ese flujo se vuelve más uniforme cuando el viento solar alcanza Plutón, a 4.800 millones de km del Sol. Es decir, que las turbulencias se anulan. El estudio se ha publicado en Astrophysical Journal con apoyo de la NASA y firmado por Heather Elliot.
SWAP permitió establecer cambios concretos gracias a que mide los iones creados por el viento solar al cruzarse con el material interestelar neutro, ya que literalmente ioniza todo lo que atraviesa. Y estos iones pueden tener hasta el doble de velocidad y cuatro veces la energía del viento solar. Se expanden por el vacío y crean lo que se denomina “frontera solar”, donde el viento solar choca con el espacio interestelar y determina los límites reales de acción de nuestra estrella. Ahora New Horizons se acerca lentamente hacia esa zona de frontera y podrá medir los iones de esa zona para saber cómo se comporta exactamente el viento solar una vez que sabemos que en la enorme zona exterior del Sistema Solar también existe un patrón, pero más uniforme. De esa forma podemos tener una imagen más completa de este fenómeno astronómico.
Han pasado ya 15 años desde que la Mars Odyssey de la NASA se puso en órbita alrededor de Marte: el récord de un artilugio construido por el ser humano en Marte y que esté en activo. Se lanzó el 7 de abril de 2001, y fue la misión pionera en el nuevo planteamiento de misiones no tripuladas de la agencia norteamericana que luego seguirían otras agencias espaciales. Se trataba de apostar por las máquinas como prolongación de nuestra voluntad. Mars Odyssey abrió el camino para que otras seis misiones más llegaran después al planeta rojo, la nueva obsesión de la exploración espacial.
Llegó a Marte el 24 de octubre y empezó a enviar información. Uno de sus trabajos fue mapear la superficie de Marte y crear planos exactos y detallados de la corteza del planeta así como el estudio del clima y de la atmósfera marciana. En su historial de éxitos está el ser la primera misión en descubrir evidencias de hielo en la superficie de Marte, pero cubierto por capas de sedimentos. Otra de sus proezas fue vital para las futuras misiones tripuladas: determinó los grados de radiación cósmica y solar que hay entre la Tierra y Marte, que afectarían de lleno a los astronautas de cualquier misión.
La Mars Odyssey ha tenido una vida larga, y seguirá teniéndola. Aún tiene combustible suficiente como para aguantar varios años más. Superó el récord establecido por los técnicos en cuanto a resistencia de materiales y funciones hace un lustro, y desde la NASA consideran que la sonda tiene aún mucho recorrido y será un punto de apoyo para futuras misiones. De hecho ha servido de apoyo a las misiones posteriores.