La Feria del Libro de Madrid sigue su curso pasado el ecuador y hace número: no ha sido tan grande el abismo, en parte por la ayuda del género fantástico y el juvenil, que van juntos de la mano.

Durante el primer fin de semana el cálculo de ventas (que suele ser algo así como el secreto del Santo Grial y que jamás se dice de verdad; los editores y libreros son escurridizos) hubo que hacerlo con el número de bolsas. Por cada bolsa se hacía una compra, y dentro podían ir uno, dos o tres libros, o más. En esos primeros días se superaron las 100.000 bolsas despachadas. Luego cada uno puede enjuiciar como quiera. O hacer los cálculos que más le convengan. Falta tiempo para saber si ha sido una buena feria. De momento no es mala. Que ya es algo.

El buen tiempo ha animado a deambular sin cesar por los caminos del Retiro madrileño, y si luce el sol la gente se anima a mirar, pasear, y finalmente, a comprar. No todos, porque la crisis es como una losa que no deja caminar, pero en muchos medios ha salido el porcentaje maravilloso: una horquilla que va del 10% corto de subida respecto al año pasado y un 20% para los más optimistas. Viniendo de donde estaba el sector en años anteriores es todo un avance. O cuando menos una recuperación.

Visitantes de la Feria del Libro

No obstante hay una cifra que no deja dormir a nadie: desde que empezó esta guerra económica contra todo y contra todos el sector editorial ha perdido más de un 34% de ventas directas por culpa de la caída del consumo y de la piratería de los documentos para eBooks, algo que empezó siendo anecdótico pero que ya alcanza un alto porcentaje del mercado. Por cada título nuevo (y en 2012 hubo más de 88.000 nuevas obras o reediciones) se genera un volumen de negocio que no llega al 50% del que sería en condiciones normales porque de cada diez títulos en el mercado digital al menos seis son ilegales.

Los eBooks son muy caros (siguen con el IVA al 21%) y ninguna decisión gubernamental parece que vaya a cambiar esa situación. A la piratería hay que sumarle ese exceso de títulos que sobredimensionan un mercado en el que no abundan los lectores. Es decir: hay demasiados nuevos libros para tan poco lector, y eso obliga a que las tiradas sean cada vez más bajas y lleguen incluso a caer por debajo de los mil ejemplares.

 

Laura Gallego, Cornelia Funke y Jordi Serra i Fabra 

En tiempos de crisis, fantasía

Una cosa buena puede sacarse de esta edición más allá de las cifras que se irán redondeando al acercarse el final de esta edición: en tiempos de crisis y de ruina moral, cuando la realidad es un azote, la mente navega en busca de mundos mejores. El mal llamado escapismo psicológico siempre ha sido una constante en la literatura: las mejores obras de la Historia no son realistas, son siempre una pura fantasía.  Hace poco hablábamos del nuevo sello de Mondadori, Fantacsy, que ya ha visto la luz y que prepara un nuevo desembarco de títulos (viejos y nuevos).

En los primeros días de la Feria del Libro quedó claro que, iconos establecidos aparte (Almudena Grandes, Lorenzo Silva y desde luego Arturo Pérez-Reverte) la literatura con más tirón iba a ser la del género fantástico en todas sus variantes. La primera en amasar fans y colas para firmar fue Laura Gallego, muy enfocada hacia la adolescencia y la pubertad pero que ha vendido más que muchos de los “iluminados” del mundo editorial juntos. El mercado juvenil e infantil es la mina de oro que todos anhelan, un público dispuesto a pagar y coleccionar, a empujar a otros a comprar el libro que todos quieren.

Otra menos alegórica pero con las mismas hormonas es la alemana Cornelia Funke, que traía a España ‘Sombras vivas’, segundo volumen de la trilogía ‘Reckless’. Tanto ella como Gallego agotaron lo que tenían delante en aquel primer fin de semana y era habitual ver a los fans con libros antiguos en las manos para que los firmaran. Eran la alegría de los editores y libreros, un soplo de aire fresco entre tanto desánimo. Otro que también se puede ir con tranquilidad es José María Plaza, que con Edebé publicó ‘Las historias de terror’ y tuvieron que traer de urgencia más volúmenes para vender. También hay sitio para un veterano valiente, un llanero solitario llamado Jordi Serra i Fabra, que tanto tocan el ambiente juvenil como la ciencia-ficción, a veces a la vez, prolífico y grafómano como es él, y que esta vez presentó ‘El extraordinario ingenio parlante del profesor Palermo’ y ‘Parco’.