El casi mitológico Planeta X, el noveno (o el décimo en realidad si contamos todavía con Plutón) del Sistema Solar, un monstruo descomunal con una órbita tan larga que tardaría 10.000 años en dar una vuelta al Sol. Pero por ahora sólo es una probabilidad. Ante todo, calma.

Quizás tengan ustedes que cambiar los libros de texto de sus hijos en breve, todo lo que saben sobre astronomía doméstica y de paso mucha gente más la mayoría de creencias que tenía sobre el vecindario del Sol. Cuando todavía arden las mentes por lo que la nave New Horizons encontró en Plutón, un grupo de investigadores del Caltech (Instituto Tecnológico de California, uno de los mejores centros educativos y de investigación del mundo) han publicado el posible hallazgo de un noveno planeta masivo en el Sistema Solar, situado casi entre la nube de Oort y el Cinturón de Kuiper, dos fronteras externas de nuestro sistema. Apenas hace unos años que Plutón se caía de la lista y pasaba a ser “planeta enano” o planetoide, y ahora quizás haya que volver a cambiarlo todo.

Por supuesto hay que esperar a verificaciones, observaciones más concretas y más datos, pero por ahora la noticia publicada por Michel Brown y Konstantin Batygin es rotunda: el Planeta X existe, tiene diez veces la masa de la Tierra, orbita al Sol y está 200 veces más lejos del Sol que Neptuno. Por su lejanía y tipo de órbita tardaría casi 15.000 años en dar una vuelta completa a la estrella. Brown y Batygin no son dos locos, son auténticos cazadores de exoplanetas con una gran reputación científica: Brown es el responsable del hallazgo de Eris, un planeta enano en el Cinturón de Kuiper. Incluso, se especula con que el propio cinturón existiría por una interacción entre el Sol y este noveno planeta.

Representación artística de cómo sería el noveno planeta

Su aseveración se basa en las variaciones de movimiento observadas en los objetos distantes más allá de Plutón, alterados por la existencia de “algo” con suficiente fuerza gravitatoria como para modificar sus trayectorias. Su tamaño debe ser tan grande como para, literalmente, “hacer bailar”, por ejemplo, al planetoide Sedna y otros cinco cuerpos que orbitan más allá de Neptuno. El “Planeta Nueve” o X, como se le denominaba antes, dominaría una zona del sistema mucho más grande que el de cualquier otro planeta conocido.

El problema del planeta X es su gran masa, que condiciona las órbitas de todos los cuerpos en las zonas más allá de Neptuno, la frontera planetaria reconocida si mantenemos fuera a Plutón. Según declaraciones de Brown al Caltech y varios medios de comunicación, el X sería el tercer gran planeta descubierto después de Neptuno (1846) y Urano (en 1871) y aumentaría mucho más las verdaderas dimensiones del Sistema Solar. No termina en Plutón, sino que va mucho más allá con el Cinturón de Kuiper, la nube de Oort y los límites de la Heliosfera (la frontera a partir de la cual el viento solar se detiene).

Representación de las órbitas de los cuerpos afectados por el Planeta Nueve y órbita posible de éste (Caltech)