El texto coránico más antiguo jamás escrito estaba en Inglaterra. No se sabe bien cómo se lo tomarán en Oriente Medio, pero un Corán escrito por alguien que, muy probablemente, conoció a Mahoma, estaba entre los fondos antiguos de la Universidad de Birmingham. Las pruebas de radiocarbono han demostrado que es anterior al año 650. 

El texto, un Corán parcial, estaba en la colección de manuscritos orientales de la universidad; apenas son dos pergaminos escritos en la variante lingüística árabe conocida como “hijazi” y son parte de las Suras 18 y 20 del Corán. Según las pruebas con radiocarbono se trataría de un original escrito entre el año 560 y 650 después de Cristo, es decir, que el autor que transcribió las Suras bien podría haber conocido en persona a Mahoma, que se credo vivió justo entre esos años, concretamente habría fallecido en el 632. De concretarse y confirmarse la antigüedad con más pruebas (aunque ya es oficial) estaríamos ante el texto religioso islámico más antiguo jamás encontrado.

En realidad siempre estuvieron ahí, como parte del legado de textos antiguos de Oriente Medio que estaban en los fondos de la Universidad de Birmingham. La razón de que no se supiera hasta estos días es que estaban mezclados con otros textos coránicos algo más antiguo, de finales del siglo VII durante la primera fase post mortem de Mahoma de la expansión del Islam. El hallazgo es muy importante porque acerca un poco más al momento inicial del Islam alrededor de Mahoma, y bien podría ser un texto escrito por uno de los primeros discípulos de Mahoma, o cuando menos de los primeros que transcribieron las palabras del profeta. 

Facsímil de los textos originales

La razón para centrar tanto las fechas está en el material del pergamino, hecho de piel animal, lo que permite conocer su datación a partir de las pruebas con carbono. Según los resultados ese animal estaba vivo durante la vida de Mahoma. La tradición islámica sostiene que el profeta tuvo las revelaciones de Dios entre el 610 y el 632, en una fase muy parecida a la del resto de profetas fundamentales de las religiones del libro (Moisés en el caso del judaísmo, Jesús en el del cristianismo, Mahoma en el Islam). Las revelaciones finales coincidirían con su muerte. Siempre según la tradición musulmana.

Al igual de lo ocurrido con las palabras de Jesucristo, las enseñanzas de Mahoma pasaron oralmente durante los primeros tiempos. En esa primera fase no fueron transcritas sino que se pasaban por memorización estricta y apuntadas de manera temporal en hojas de palma, pergaminos o incluso en piedras. En algún momento posterior se tomó la decisión de ponerlas por escrito. En el caso de Jesucristo fueron los Evangelistas, tiempo después de su muerte. El proceso es el mismo, pero con otra religión.

El que decidió, de una vez por todas, poner por escrito todo fue Abu Bakr, primer califa o líder político y religioso de la comunidad islámica después de Mahoma. Pero, en otra consonancia más entre religiones, el texto final del Corán no fue detallado y “fijado” hasta tiempo después. La Biblia sufrió varias modificaciones, con la salida de varios libros y entrada de otros cuando la Iglesia ya tenía una posición de dominación en el Imperio Romano. No sería hasta tiempo después, con el tercer califa, Uthman, cuando se cerró la versión final del Corán.