Islandia vuelve a la actualidad por algo más que por su modelo social escandinavo y su particular geografía: otro volcán de nombre impronunciable amenaza el transporte en toda Europa.
Seguramente muchos recuerden cómo el volcán Eyjafjallajokull tuvo el tráfico aéreo de Europa en 2010 paralizado durante días. Más gente recordará que aquel parón obligatorio dictado por Eurocontrol (la institución que regula el tráfico aéreo en Europa) obligó, por ejemplo, al FC Barcelona a viajar en autobús hasta Milán. Pero lo cierto es que Islandia es una de las partes más activas y emergentes de la gran dorsal atlántica que es la frontera virulenta entre la placa europea y la americana. Pues ahora otro, el Bardarbunga, en la zona central de la isla nórdica, calienta motores para una erupción que se da ya por empezada.
El Bardarbunga, además, sufrió ayer mismo un terremoto de magnitud 5,7 en la escala Richter que acrecienta todavía más el peligro de que este volcán, pase del estado de pre-erupción (libera gases y se sabe que bajo las capas de hielo que lo cubren hay lava en movimiento) al de erupción. De ser así se convertiría en un peligro, no tanto para la población de Islandia (la zona está despoblada en más de 100 km a la redonda) como para la vida normal en Europa. La Oficina de Meteorología de Islandia, que monitoriza el volcán junto con otras instituciones científicas. “La actividad todavía es profunda y no vemos signos cercanos a la superficie” añadieron portavoces islandeses. La zona ya está cerrada al paso de personas.
Bardarbunga no es un volcán cualquiera. Es uno de los más grande en la zona más importante del vulcanismo de la isla, que en realidad es la parte superior de la gigantesca cadena de montañas submarinas que recorre el fondo del Atlántico desde las costas entre Argentina y Sudáfrica hasta el Ártico. Es la mayor cadena de montañas de la Tierra, y también una de las costuras calientes de nuestro mundo: en esa zona las dos placas crecen, es decir, que generan una actividad volcánica al chocar y expulsan a la superficie, bajo el agua, material de forma continua. Esto es: el Atlántico se ensancha por esa gran zanja compuesta por elevaciones de miles de km y por una gran cicatriz submarina coronada por numerosos volcanes. Islandia es la parte emergida sobre las aguas de esos volcanes.
El terremoto sería producto de una erupción de magma que provoca un cambio de presión; el movimiento del magma hacia la superficie podría reducirse paulatinamente. De ser así, el volcán estaría liberando presión interna y no entrando en erupción. Porque los volcanes somos una olla a presión: si se libera parte de la tensión interna no explota, lo que daría paso a una situación mucho más complicada. No hay que olvidar que se estima que el Bardarbunga estaría moviendo unos 300 millones de metros cúbicos de magma en un espacio de unos 35 km.
El domingo, Islandia bajó sus niveles de alarma de rojo a naranja tras concluir que la actividad sísmica no había provocado una erupción volcánica debajo del glaciar. La alerta roja indica que la erupción es inminente o está en progreso, con una probable emisión de ceniza. Porque el efecto no es como en el caso de un volcán al aire libre: sobre el Bardarbunga hay un glaciar que se fundiría sin remisión si erupciona, de tal forma que se generaría unas descomunales nubes de vapor de agua que reaccionarían con los gases sulfurosos y provocarían serios problemas ambientales, sin contar con la ceniza expulsada a la atmósfera y que, al entrar en las toberas de los motores de avión, literalmente los pulveriza.
Mapa de Islandia con la localización exacta del volcán, en la mayor zona de hielos perpetuos