Tercera entrega de la saga sobre John Wick, el mejor de todos los mercenarios posibles, perseguido ahora por medio mundo, con una recompensa enorme por su cabeza y sin más destino que correr para evitar que le maten.
Wick, John Wick. Se pierde la cuenta la de veces que repiten su nombre en las dos entregas anteriores de esta franquicia que surgió por sorpresa, que en España se fue casi directa al vídeo y el DVD en la primera entrega (fulgurante paso por las pantallas), una película menor, pero que fue el inicio de una saga encadenada que es al cine de acción lo que las películas de Marvel al cómic: producción perfecta, guiones más o menos aceptables, y mucha, muchísima, pirotecnia y efectos. Y por supuesto, Keanu Reeves, probablemente el último buen tipo de la industria, con una biografía atormentada y que deja amigos y abrazos allí por donde pasa.
Salvo cuando ejerce de Wick, entonces es el primer bailarín de una coreografía cada vez más salvaje en la que se pierde la cuenta de los cadáveres que deja por el camino. Un fan los contó en la segunda: más de 65. Una historia rocambolesca basada en un antiguo sicario miembro de una sociedad secreta internacional de asesinos que vuelve por culpa del hijo estúpido de un mafioso ruso. A partir de ahí una cadena de sucesos que no para, porque según terminaba la primera película surgía la segunda como consecuencia de aquélla, y con la tercera lo mismo. Podrían verse seguidas sin problema ni saltos de tiempo.
Para no destripar mucho las dos primeras, nos centramos en el punto de arranca: hay una recompensa por la cabeza de John Wick de 14 millones de dólares después de infringir las normas de este sindicato criminal en la segunda película; esa recompensa es el imán para todos los miembros de esa sociedad de asesinos que le persigue, así como parte del crimen organizado mundial. Wick puede ser el mejor, pero luchar contra todos es un destino que terminará con él en una tumba. Necesita huir, prepararse y ponerse en marcha con nuevos socios, porque se ha quedado fuera de la organización.
Las películas de John Wick no engañan, son lo que son, y eso es una gran ventaja: como una coreografía, las escenas de acción se intercalan con diálogos extremadamente lentos y armónicos, casi de confesionario, en espacios cerrados o plazas, que sólo sirven para no explotar laboralmente a los técnicos de acción que tuvieron que orquestar cada una de las complicadas escenas, desde la famosa cacería en las catacumbas de Roma de la segunda entrega a la larga secuencia en el puerto de la primera, pasando por todas las escenas de lucha a cuchillo y puñetazos.
Reeves vuele a coincidir en la tercera entrega con Ian McShane y Laurence Fishburne (al que Keanu conoce desde ‘Matrix’), y se unen a la producción Halle Berry y Anjelica Houston. Sólo un consejo más: para ver esta película olvídense de los prejuicios sobre el cine, es un filme para divertirse, puro escapismo audiovisual sin cargas morales (los humanos caen como moscas, a toneladas, la muerte sólo es un pequeño detallito al margen que pierde sentido). Están diseñadas para disfrutar, nada más.
Ficha de ‘John Wick 3’:
Título original: John Wick: Chapter 3 – Parabellum. Año: 2019. Duración: 130 min. País: EEUU. Género: thriller, acción. Dirección: Chad Stahelski. Guión: Derek Kolstad, Shay Hatten, Chris Collins, Marc Abrams (Personaje: Derek Kolstad). Música: Tyler Bates, Joel J. Richard. Fotografía: Dan Laustsen. Reparto: Keanu Reeves, Halle Berry, Ian McShane, Anjelica Huston, Laurence Fishburne, Lance Reddick, Asia Kate Dillon, Jason Mantzoukas, Mark Dacascos, Yayan Ruhian, Cecep Arif Rahman, Robin Taylor, Tobias Segal, Saïd Taghmaoui, Jerome Flynn, Randall Duk Kim, Margaret Daly, Susan Blommaert. Producción: Lionsgate / Thunder Road Pictures / Summit Entertainment / 87Eleven.