La pandemia del coronavirus ha paralizado casi todo, la industria editorial también, pero a Anagrama le dio tiempo en marzo para publicar la tercera novela de la Premio Nobel Olga Tokarczuk, ‘Un lugar llamado antaño’, originalmente publicada en 1996 y una de las mejores obras de esta narradora particular de análisis psicológico profundo y enorme talento.

IMÁGENES: Anagrama / Martin Kraft (Wikimedia Commons)

Que el realismo mágico no es patrimonio exclusivos de los latinoamericanos da buen ejemplo Antaño, nombre metafórico de un pueblo polaco que sirve a su inventora, Olga Tokarczuk, para reflejar en un efecto embudo simbólico el alma y la Historia de Polonia, nación hegemónica del Este de Europa con más vaivenes y bandazos que una coctelera olvidada en una lavadora. De hecho la primera frase de la novela es “Antaño es un lugar situado en el centro del Universo”, y de ahí arranca una descripción geográfica entre el costumbrismo y lo religioso de todo lo que conforma y rodea Antaño, situado en el corazón mismo de Polonia, física y metafóricamente. Es el anticipo de una novela-río en el que los personajes humanos son secundarios del principal, el propio pueblo. En su seno aparecen tanto humanos como animales (como el perro sabio Pepona, caballos, vacas) como seres divinos (fantasmas que aún creen que son humanos vivos, ángeles guardianes o el mismísimo Dios), pero sobre todo humanos: Genowefa, Espiga, Misia, el Hombre Malo, el señor Popielski, Michał, el viejo Boski, Izydor, Florentynka, Ruta, la señora Papug, un rabino que regala un extraño juego, cosacos invasores…

Ese particular micromundo que es en realidad el espejo deformado de la propia Polonia consagró a Tokarczuk como una autora de referencia, con una imaginación psicológica desbordante donde cada personaje es un arquetipo y una pieza de la psique humana y nacional polaca. Publicada originalmente en 1996, fue su consagración, y asiste ahora a su desembarco en España con Anagrama, cuando ya es una Premio Nobel post-crisis: en realidad tenía que haber ganado el premio en 2018 pero el escándalo sexual y de favores internos de la Academia Sueca obligó a posponer el premio y se lo entregaron el año pasado junto a Peter Handke, el correspondiente de ese año. No sólo eso, fue la primera novela que la pondría en la órbita internacional y que con los años desembocaría en el Man Booker International en 2018 y el premio gordo del Nobel. Consagrada y dispuesta a ser la voz que contrapese a una Polonia tan escorada a la derecha que amenaza derribo interno.

Lo que conjuga la autora en ‘Un lugar llamado Antaño’ es el realismo mágico de la literatura latinoamericana con los cuadros costumbristas de la tradición europea; y a esa base añade la cultura polaca y su particular relación con la religión y la figura de Dios. No es una simple historia parecida a ese cliché del escritor que se inventa una ciudad o una localidad como escenario de teatro en el que representar una obra o ideas, es en realidad un lugar que resume toda una cultura a través de las guerras mundiales, los campos de concentración, generaciones de polacos con todos los anhelos imaginables que se desarrollan con realismo extremo (como la descripción inicial del lugar) pero con un trasfondo irreal (que también arranca, muy ligeramente al principio). Vida y muerte en Polonia durante el destructivo siglo XX en el que el país parece haber encontrado algo de paz (por ahora, y frágil a la vista del quebrantamiento social interno) sólo después de los años 90. Un coro de voces unidas a través de ese pueblo-embudo que lo sintetiza y resume todo como un viejo mosaico romano que sólo apreciamos con la distancia.

 

Mujer y Premio Nobel progresista en un país ultraconservador

Tokarczuk fue la 15ª mujer que recibió el Premio Nobel de Literatura, una reconocida izquierdista, ecologista y feminista en un país donde la religión es un instrumento de opresión social en manos de grupos ultracatólicos que a pesar del galardón, o quizás por eso mismo, la pusieron en la diana de las críticas. Sin embargo Tokarczuk es una de las grandes narradoras salidas de Europa del Este, a la altura de Wisława Szymborska, que también ganó el Nobel. Cuando le concedieron el premio la institución reconoció la gran “imaginación narrativa” y el continuo “cruce de fronteras” basado en los opuestos: en la base de toda su obra subyace el enfrentamiento entre cultura humana y naturaleza, razón frente a irracionalidad, hombres contra mujeres.

Tokarczuk debutó literariamente a principios de los 90 después de formarse como psicóloga y es “joven” para ser una Nobel: nació en 1962, vivió y estudió en plena era comunista, hasta que la Caída del Muro de Berlín y la liberación polaca la reconfiguró, como el resto del país, hacia una transición democrática a la que ha lanzado críticas por su incapacidad para hacer avanzar socialmente al país. Uno de los detalles fundamentales de su obra es la crítica desde el ecologismo, que en ‘Sobre los huesos de los muertos’ (que sería llevado al cine) llega metafóricamente a regodearse en el fracaso humano frente a la Naturaleza, donde los animales se rebelan contra una dominación humana como lo harían los esclavos y oprimidos, a modo de una guerrilla sin orden pero sí con objetivos muy concretos. Su dimensión feminista también aparece representada en muchas de sus obras, como la elección de determinados personajes y su tratamiento del papel de la mujer en la sociedad.

En su carrera ha firmado ocho novelas, tres libros de relatos y ha publicado en 40 países. Muchas de sus obras las ha creado en la región de los Sudetes polacos (en el diminuto pueblo de Krajanów, de apenas 160 habitantes), donde vive (sudoeste de Polonia), y cuya cultura particular se refleja en muchos de los textos. En España han publicado sus obras Siruela, Anagrama y Lumen. Sobre sus espaldas combina el éxito de crítica con el de público, o cuando menos proyección. Una de sus novelas, ‘Spoor’, fue adaptada con éxito por Agnieszka Holland al cine y ganó el Oso de Plata del Festival de Berlín. Además atesora el Prix Michalski, el Man Booker International de 2018. Entre sus obras destacan ‘El viaje de los hombres del libro’ (1993), ‘E. E.’ (1995), ‘En un lugar llamado antaño’ (1996), ‘Casa diurna, casa nocturna’ (1998), ‘Concierto de varios tambores’ (2001), ‘Anna Inn en los sepulcros del mundo’ (2006), ‘Los corredores’ (2007), ‘Ara a través de los huesos de los difuntos’ (2009).