La muestra presenta obras de 41 creadores pertenecientes a la Colección Treger/Saint Silvestre, una de las colecciones privadas de Art Brut más completas del mundo que se encuentra en depósito en el portugués Centro de Arte Oliva (São João da Madeira) desde 2014.

La colección está constituida por aproximadamente 1.700 obras de 350 artistas, mostrando la evolución de las artes marginales y su incorporación a los circuitos del sistema artístico establecido, con artistas nacidos desde finales del siglo XIX hasta la actualidad y que recorren desde el Art Brut clásico hasta el Arte Outsider y sus variantes. Los artistas seleccionados actúan, en muchas ocasiones, como mediadores entre el mundo racional y otro desconocido, que hacen un viaje de ida y vuelta entre dimensiones o entre una realidad visible e invisible. Es por eso que esta exposición trata sobre el misterio, el esoterismo y la presencia oculta en el arte con obras que tienen siempre un componente mágico y trascendental que abre la puerta a discursos fantásticos

Así, en la muestra se pueden encontrar las cosmogonías de Janko Domsic y John Urho Kemp; los mensajes encriptados y secretos de Harald Stoffers, Melvin Way y Beverly Baker, y las obras mágicas de Hort Ademeit y Raimundo Camilo. Entre los artistas que se presentan aparecen también médiums como Madge Gill, Agatha Wojciechowsky, Anna Zemánková, Guo Fengyi, Nina Karasek y Margarethe Held, y profetas como Aníbal Brizuela o Adelhyd van Bender. Las comisarias, Antonia Gaeta y Pilar Soler, siguen la línea de pensamiento actual que revisita la definición hegemónica, simplista y occidental de Art Brut y mezclan deliberadamente artistas de diferentes épocas sin un orden ni recorrido aparente, evitan así condicionar al público y mantienen el halo de misterio inherente a las obras

Los seleccionados para formar parte de la exposición son artistas de difícil clasificación. Forman parte del Art Brut, pero además siguen unas ideas que comenzaron a aparecer en el siglo XIX y que abren la puerta a “lo maravilloso”. Algunos se incluyeron en discursos de vanguardia de la primera mitad del siglo XX como Wölfli, Scottie Wilson, Lesage, Friedrich Schröder-Sonnenstern o Fleury-Joseph Crépin; otros aparecen hoy en bienales junto a discursos de arte contemporáneo como Bruly Bouabré, Albino Braz o Vasilij Romanenkov; también aparecen artistas que actúan como médiums como Madge Gill, Agatha Wojciechowsky, Anna Zemánkova, Guo Fengyi, Nina Karasek o Margarethe Held; hay profetas como Aníbal Brizuela o Adelhyd van Bender; cosmogonías como las de Janko Domsic o John Urho Kemp; mensajes encriptados y secretos como los de Harald Stoffers, Melvin Way o Beverly Baker y obras que funcionan como elementos mágicos como las de Hort Ademeit o Raimundo Camilo.

¿Qué es el art brut?

No se puede comprender el Art Brut sin conocer las ideas que están detrás de su origen, como la teoría aristotélica según la cual el genio y la locura son estados indisociables o la exploración del inconsciente de finales del siglo XIX hasta mediados del XX. El término Art Brut fue creado por Jean Dubuffet en 1945 para referirse al arte creado fuera de los límites de la cultura oficial. El interés de Dubuffet se dirigía hacia las manifestaciones artísticas llevadas a cabo por pacientes de hospitales psiquiátricos, artistas marginales que desarrollaban su creación sin ningún contacto con las instituciones artísticas establecidas. Se le llama por eso “el arte de los locos, los médiums, de personalidades extraordinarias invadidas de fiebre creadora”.