La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene preparado para finales del año que viene un pequeño ingenio que ayudará a otro más grande, el James Webb. Será, por así decirlo, un “apuntador” que ayudará a elegir objetivos para que el enorme Webb pueda hacer un trabajo imprescindible para la astronomía.

La misión CHEOPS (CHaracterising ExOPlanet Satellite) tendrá una misión muy específica, monitorizar en alta precisión el brillo de las estrellas para poder averiguar cuándo un planeta pasa por delante de ellas, un método sencillo y directo de saber que hay un cuerpo orbitándola. El cálculo a partir del conocimiento que se tiene sobre esa estrella, y la intensidad del brillo, permitirá medio dimensiones e incluso saber parte de la composición de la superficie (ya que la luz al incidir sobre la materia permite saber de qué se trata). Para aquellos planetas de masa conocida, la densidad será revelada, proporcionando una indicación de la estructura, según la ESA.

Este método, y la misión, permitirá rastrear los mundos cuyo rango de tamaño oscila entre el de la Tierra o Neptuno, es decir, entre planetas rocosos viables y gigantes gasesos no masivos. Será, por decirlo así, un socio y una muleta para el telescopio espacial James Webb, que ayudará a los astronomos a conocer mejor el comportamiento de los planetas como cuerpos orbitales, su comportamiento, por qué evolucionan como lo hacen. La Cheops es especial porque será la primera de las misiones de bajo costo que tiene planteada la ESA para complementar otros proyectos más grandes, los ya activos o las misiones de otras agencias espaciales socias. CHEOPS identificará objetivos usando telescopios terrestres y espaciales, lo hará desde una órbita de 700 km de la atmósfera terrestre con un ángulo de 98 grados sobre el Ecuador.

En realidad orbitará de polo a polo a lo largo del filo entre el día y la noche, como si el ciclo de luz y oscuridad nunca fuera con el artefacto. La razón para que tenga esta órbita es que permitirá tener siempre la luz del Sol como elemento de trabajo con el que poder potenciar su funcionamiento. Y más importante aún: al estar siempre entre el día y la noche los paneles solares estarán siempre de cara a la estrella y absorberán energía de forma constante. Además la temperatura será estable, evitando el profundo frío nocturno y que no hará daño al instrumental que cargue la sonda CHEOPS.

El James Webb, el mayor avanza desde el Hubble

Es más grande, más avanzado, más sofisticado y, supuestamente, dejará en nada todo lo logrado por el Hubble, que a pesar de su “miopía” por algunos fallos y desperfectos, fue vital para la exploración espacial y el boom del conocimiento del universo de los últimos años. Ya cuenta con la mayor parte de sus espejos, tal y como anunció la NASA y la ESA, principales agencias involucradas. El JWST es un gran telescopio espacial de infrarrojos cuya misión será explorar el espacio profundo, en busca de las galaxias primigenias desde el Big Bang. Su sofisticado sistema de espejos y el nuevo instrumental le permitirá mirar más allá de las nubes de polvo que velan las estrellas con sistemas planetarios propios.

El nuevo espejo es de 6,5 metros de diámetro y cuenta con un parasol del tamaño de una pista de tenis; todo viajará replegado porque no entrarían en ningún cohete fabricado por el ser humano; ahí está el gran problema de su puesta a punto, tendrá que desplegarse en el espacio en una órbita muy lejana a 1,5 millones de km de la Tierra. Los próceres del proyecto son la NASA, la agencia espacial europea ESA, la Agencia Espacial de Canadá, la Universidad de Arizona (que construyó la NIRCam, una cámara de infrarrojo cercano que es uno de los grandes avances del telescopio) y España en solitario (además de con la ESA) con la fabricación del espectrógrafo MIRI, que permitirá al telescopio ver a través de las capas de polvo de las regiones de formación de estrellas o las nubes de formación planetaria.

Ilustración del CHEOPS desplegado

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Ilustración del James Webb (arriba), y esquema de los espejos comparado con Hubble