El Concierto de Año Nuevo en Viena es uno de los momentos más populares y elitistas de la música clásica, y este año será el primero en recordar los 100 años de la Primera Guerra Mundial. 

Contaban los contemporáneos de aquellos años que había sido la Gran Guerra, la mayor matanza conocida desde las campañas napoleónicas unos cien años antes, la contienda que iba a terminar con todas las demás. Fue el peor conflicto bélico conocido por el ser humano hasta el momento, destruyó cuatro imperios (Alemán, Austro-Húngaro, Turco, Ruso), arruinó a Francia, debilitó a Gran Bretaña y preparó el camino para el comunismo, el auge demoledor de EEUU y de Japón. Se cumplen cien años y la Orquesta Filarmónica de Viena va a tenerlo en cuenta bajo la batuta de Daniel Barenboim, argentino, judío y experto en tender puentes entre fanáticos. Por algo dirige fundaciones y orquestas de israelíes y palestinos y se atrevió a interpretar a Wagner en Israel.

Además de la Gran Guerra también se conmemorará a Richard Strauss (sin nada que ver con los otros Strauss de valses, polkas y fiestas), que también tiene su aniversario: 150 años de su nacimiento. Strauss fue fundamental en la música y uno de los últimos ejemplos de romanticismo germánico tardío después de Wagner, y ser el puente entre el clasicismo del XIX y las nuevas formas del XX. Su estilo se impregna de esos aires románticos, pero también de las nuevas tormentas: impresionismo musical (razón por la cual fue un icono para Debussy), expresionismo y una armonía destacable. Es autor, entre otras, de los poemas sinfónicos ‘Así habló Zarathustra’ (1896) y los lieder (canciones sinfónicas alemanas) ‘Cuatro últimas canciones’. En su honor se interpretará ‘Mondscheinmusik’ por primera vez.

El director Daniel Barenboim

Según Barenboim, es una gran oportunidad para él y para la música, aseguró que está “honrado y conmovido” por la segunda oportunidad (ya fue director en 2008 con muchos toques de humor y de interpretación). Hay que tener en cuenta que la Filarmónica de Viena es una orquesta muy especial: no tiene director titular y salta de una batuta a otra en función del talento, los intereses y los vientos que mueven a la música clásica, relativamente olvidada de los grandes medios culturales.

En el programa figura, en honor a los caídos durante la Gran Guerra, un vals inédito de Josef Strauss, ‘Friedenspalmen’ (Palmeras de la Paz), compuesta casi 50 años antes de las primeras batallas de la Gran Guerra, es un canto a la amistad y la fraternidad que compuso después de asistir a la sangrienta batalla de Königgrätz en una de las muchas guerras olvidadas de Europa, la que enfrentó en 1866 a Alemania y Austria. Será el segundo de la agenda del concierto. La primera será de Eduard Strauss, ‘Helenen Quadrille’.

Richard Strauss

El concierto (que se celebra desde 1939) será retransmitido en directo por la ORF (televisión pública austriaca) a otras 92 cadenas mundiales en todo el mundo. Se celebra en la Sala Dorada de la Musikverein de Viena y puede alcanzar audiencias de hasta 1.000 millones de personas. Es, de largo, el concierto de música clásica más multitudinario del mundo por su capacidad de atracción internacional y en Austria suelen tener dos ventajas: el Ensayo General del 30 de diciembre, abierto, y el segundo del 31 de diciembre que suele llamarse “de San Silvestre”. El programa es puramente festivo, como suele ser habitual, un homenaje a los géneros preferidos de la burguesía austriaca del siglo XIX y buena parte de la europea: valses y polkas, donde la familia Strauss (Johann padre, Johann hijo y Josef) y otros compositores contemporáneos. Las dos últimas piezas siempre son las mismas: ‘El Danubio Azul’ de Johann hijo y la Marcha Radetzky, de su padre, que es acompañada por el público con las palmas.

Asistir al concierto en directo es un acto de fe, tradición y dinero: algunas entradas se compran con más de un año de antelación y los palcos superan a veces cifras de cinco dígitos. Mirar a la platea era una auténtica radiografía del poder económica y el rancio abolengo europeo y americano hasta que los asiáticos empezaron a colonizar las filas. Hoy son un espejo del poder económico mundial: Europa, América y Asia se dan la mano.

Imagen del Concierto de Año Nuevo en 2011