Desde hace unos años la NASA sigue un plan: liberar información y divulgar teorías, intensificar su acoso al planeta rojo, preparar al público, a los políticos y a las empresas, para el mayor desafío que haya tenido nunca la Humanidad, poner los pies en Marte. La última: su convencimiento de que Marte fue como la Tierra.
Así de claro lo expuso la Marte en su comparecencia de ayer por la noche (hora de EEUU): en Marte hubo vida, hubo atmósfera, agua y el conjunto de procesos que todos identificaríamos como propios de la Tierra, como erosión ambiental y actividad geológica transformadora. Pero algo pasó. Y tienen al culpable: el Sol. En realidad Marte no fue siempre lo que ha quedado tan bien plasmado en la película ‘The Martian’. Hubo mares, ríos, y la química era muy diferente. Ha quedado un rastro claro en el suelo del planeta, el cual ha sido analizado por los rovers Opportunity y Curiosity, así como el pequeño ejército de sondas orbitales que vigilan el planeta rojo continuamente, tanto las de la NASA como las europeas o asiáticas.
Saben que el clima fue muy diferente. Hoy en día quedarse a la intemperie en Marte es una muerte segura: la media es de -65º C, lo que literalmente mataría a un humano por congelación en apenas unos minutos; además en invierno es todavía peor, porque la temperatura desciende hasta los -120, una temperatura en la que nuestros cuerpos se cristalizarían ipso facto. Además, a esa temperatura el agua no fluye porque es incapaz de mantener su estado líquido, y mucho menos gaseoso. Hace unas semanas se divulgó la noticia de que el agua de Marte bien podría haber estado saturada de sales. La sal hace que el punto de congelación del agua sea más bajo, pero por a cien bajo cero no hay sal que pueda ayudar. Por lo tanto la NASA sospecha que el clima era mucho más cálido y húmedo.
Representación artística de cómo pudo ser Marte a como es hoy
Y como era más cálido necesariamente tenía que recibir más luz del Sol. El gran momento de comprensión era saber por qué se produjo el cambio. Una de las misiones vigilantes e la MAVEN de la NASA, diseñada para estudiar el proceso del cambio climático que convirtió Marte en un desierto. Después de meses de estudio han determinado (y publicitado) una primera conclusión: el viento solar que se expande por todo el sistema planetario al que pertenecemos barrió la atmósfera marciana, con lo que el planeta quedó literalmente desnudo de protección contra el exterior espacial, la radiación cósmica, la radiación solar y la falta de sustento para la vida.
La MAVEN lleva abordo sensores e instrumental para medir la radiación ultravioleta, las partículas energéticas, el viento solar y su comportamiento, la atmósfera superior marciana… todo combinado debería servir para saber por qué se comportó de esa forma el antiguo Marte y por qué su historia fue tan diferente de la de nuestra bola azul, que también pierde gases pero a muchísima menor velocidad. La Tierra tiene dos virtudes que le faltaron a Marte: un campo magnético poderoso provocado por un núcleo muy activo (principalmente hierro a gran presión) que provoca, además, una gravedad más alta que en Marte, donde la atmósfera no tenía tanta fuerza centrípeta que la sujetara. Una teoría paralela a lo que ha explicado la NASA es que quizás la actividad del núcleo del planeta rojo se ralentizó tanto que literalmente enfrío el planeta, lo detuvo geológicamente, con lo que ayudó al proceso de esterelización. Al tener menor gravedad, menor campo magnético aumentó el escape de gases.
La clave está en el CO2, que intoxica a cualquiera en Marte pero que en realidad es la pieza fundamental del calor: en Marte apenas hay un 1% de dióxido de carbono de lo que hay en la Tierra, donde el “ligero” efecto invernadero permite retener el calor. En la Tierra, en exceso, provoca cambios climáticos graves, en Marte podría ayudar a descender las temperaturas, a que se licuara el agua y permitiera una regeneración. Los otros puntos a tener en cuenta es que la actividad volcánica pudo haber descendido mucho (debió ser mucho si tenemos en cuenta que el mayor volcán conocido, el Olympus, está en Marte, que hace palidecer al Everest), y sobre todo el menor campo magnético marciano frente al terrestre, mucho más potente y efectivo. Sin él estaríamos a merced de la radiación solar y cósmica y la vida simplemente desaparecería.
Representación del impacto del viento solar contra el antiguo Marte y cómo afectó a su atmósfera
Uno de los jefes de misión (que en total tiene más de 120 investigadores de diversos campos en varios centros y universidades), Bruce Jakosky, responsable de los varios estudios oficiales sobre el clima marciano, pone el ojo en la parte superior de la atmósfera actual, porque es la ruina de lo que fue. Y como en un edificio antiguo hoy, las ruinas permiten saber cómo era la construcción. El proceso de destrucción supuso la fuga hacia el espacio de los gases que conformaban la atmósfera. Y sobre todo saber cuándo ocurrió. Así se podría determinar en qué momento de la historia planetaria se dieron las condiciones para que Marte tuviera clima cálido, húmedo y quizás (probablemente) vida, aunque fuera microscópica.
Michael Meyer, jefe del Programa de Exploración de Marte de la NASA fue el encargado de publicitar la teoría principal en la presentación: “Los gases podrían haber pasado a formar parte de minerales calcáreos o hidratados, haberse escapado como consecuencia del impacto de un asteroide o haber sido barridos por el viento solar”. De momento saben el ritmo de escape de los gases actualmente: 100 gramos por segundo, pero no de forma constante sino en función de la fuerza con la que el viento solar golpea a Marte. Así pues la tasa debió ser mucho más alta entonces, en parte debido a que la radiación solar era más potente e intensa. Razones: el Sol era más joven, y quizás pasó por una etapa de hiperactividad que sin duda debió de afectar también a la Tierra. Sin embargo aquí entra en juego, de nuevo, la idea del “núcleo frío”: el corazón de Marte se ralentizó y enfrió, con lo que el campo magnético se redujo tanto que permitió que el viento solar arrancara la atmósfera lentamente. Eso fue hace 4.000 millones de años. Es decir, que un Marte cálido y con vida bien pudo coincidir con los primeros pasos similares en la Tierra.