Movistar + quiere plantarle cara a las grandes máquinas de series de TV de HBO y Netflix, pero a su estilo, sin competir directamente (no podría) y lo hace tirando del género histórico. ‘La Peste’ es una ambiciosa miniserie de seis capítulos con un presupuesto enorme para España que quiere utilizar el mismo tipo de gancho de calidad que ya usaron ‘Los Tudor’ o ‘Juego de Tronos’.

IMÁGENES: Movistar + / Atípica Films

Sólo seis episodios, un presupuesto de 10 millones de euros a cargo de Atípica Films y Movistar +, creada por Rafael Cobos y Alberto Rodríguez, la rica historia de España de fondo, rostros conocidos (con Paco León como principal atractivo para el gran público, pero ahora en un rol dramático que será un desafío para los que están ya acostumbrados a verle en comedias), más de 120 localizaciones diferentes entre Andalucía y Extremadura… y el estreno para diciembre a bombo y platillo. Una producción mayúscula, y muscular: la ficción española intenta demostrar que es tan competente, arriesgada, sofisticada y con tan buen gusto como la anglosajona cuando se mete de lleno. EEUU y Reino Unido no son los únicos capaces de agarrar una etapa de la Historia de sus países o incluso géneros como la ciencia-ficción y la fantasía épica, para dar lustre a su creatividad.

Dirigida por Alberto Rodríguez, ganador del Goya por estupenda ‘La isla mínima’, lo que demuestra la gran apuesta de producción planteada, ‘La Peste’ es un thriller que transcurre en la Sevilla del siglo XVI durante un brote de peste, coincidiendo con el inicio de la decadencia de la esplendorosa ciudad. Una urbe que en la ficción se asemeja a la literatura acumulada sobre aquella Venecia víctima de la peste que tantas novelas, cómics e incluso películas ha generado. Y el reparto es también parte de la ambición de la producción, que ha juntado al citado Paco León con Pablo Molinero, Manolo Solo (‘B, la película’), Sergio Castellanos, Patricia López (‘La herida’) y la debutante Lupe del Junco, entre muchos otros. Pero una cosa es sentarse a diseñar sobre el papel, y otra muy diferente ser capaz de reconstruir la Sevilla de los primeros tiempos imperiales sobre la que hay ahora. Eso sí es un desafío.

La ficción llevará al espectador a aquella Sevilla que todavía tenía el monopolio del comercio con América, enriquecida, ennoblecida, pero también un centro de poder inmenso y un referente en toda Europa por su potencial. Era la joya de la Corona. Pero aquel poder no era omnipotente, se resquebrajaba y empezaba una decadencia que las cíclicas pestes apuntalaban con saña una sociedad muy desigual y donde las rencillas de poder entre élites y grupos urbanos se saldaban de noche y con la hoja de un cuchillo o una daga. Una de esas es la que retrata la miniserie. Los tintes históricos está bien claros, ahora llegan los del thriller: durante una de esas epidemias aparecen asesinados miembros de esas élites, algo que debe ser investigado por orden de la Corona y de las autoridades locales. Este elemento desencadena la ficción con una ciudad y una epidemia de fondo que hacen que todo sea mucho más peligroso.

Esto obliga al director a esforzarse. Rodríguez, sin embargo, ha sido (por así decirlo) cocinero antes que fraile: no es novato en el género histórico ni en la producción de series, porque como la mayoría de directores españoles ha trabajado en televisión y publicidad para poder sobrevivir. ‘La isla mínima’ fue un gran éxito de calidad, pero no se vive de eso. En el pasado Rodríguez dirigió varios capítulos de la serie ‘Hispania, la leyenda’. Eso sí, esto es mucho más complicado: aquella serie tenía decorados propios abiertos que permitían una mayor aceleración de producción, a la carrera, con el ritmo impuesto por la TV. Aquí sin embargo el grado de sofisticación es mucho más alto y exige más laboriosidad. Se rueda menos y hay que hacerlo siempre con una enorme presión. Viajar en el tiempo a la Sevilla del 1500 y pico no es tan sencillo. Es estándar de calidad que exige Movistar + es lo que hace que todo sea más especial.

Sólo hay que pensar que muchos de los escenarios donde se desarrolla el relato ya no existen, porque o desaparecieron en las múltiples guerras nacionales, reconstrucciones, nuevos diseños o simplemente el paso del tiempo y la Historia sobre una ciudad que ha cambiado mucho más de lo que nos creemos. Eso obligó a Rodríguez y los productores a buscar lugares parecidos por toda España, especialmente en Andalucía y Extremadura, viveros patrimoniales donde acudió la producción para rodar. Y aún más: el rodaje es coral, porque lo obliga la contextualización, la propia Historia de Sevilla y el guión. Eso incluye animales domésticos que se usaban en la época, niños y decenas, incluso cientos de extras en espacios reducidos.

Otro que también ha tenido que cambiar el registro y reinventarse es Paco León, uno de los mejores actores de comedia de España de los últimos años. Pasar de la comedia costumbrista (la serie ‘Aida’) o experimental (la película ‘Kiki, el amor se hace’ o las dos que hizo con su madre y hermana) a un thriller con tintes dramáticos es un salto complicado. Si se hace bien te coronas, si fallas puedes cerrarte muchas puertas. Pero para eso está la ambición: León se convierte en Zúñiga, su personaje en ese circo humano sevillano mucho antes de la Sevilla contemporánea de clichés y panderetas, cuando era el gran puerto imperial español con las proas en dirección al oeste, a América. Su nombre salió después de varias pruebas de casting: eso ya es la promesa de que se lo ha tomado muy en serio, no haber sido elegido en primera opción.

El resultado habrá que esperar a verlo en diciembre, pero ya dice mucho de la actual fuerza de ficción española que las grandes televisiones hayan apostado por algo así, un tipo de proyecto que se encuadraría en series de TV de éxito como ‘Los Tudor’, ‘Outlander’, ‘Los Medici’, ‘Roma’ o incluso ‘Da Vinci’s Demons’. Es justo ese tipo de producción, de gran calidad, con guiones muy elaborados y la misión de usar la tecnología más moderna para reconstruir mundos ya perdidos o sepultados por la modernidad. Y por el bien de la ficción española, será mejor que funcione y estimule a otras producciones parecidas en el futuro.

La peste’, serie pionera en el Festival de San Sebastián

‘La peste’ tendrá el privilegio de ser una de las primeras ficciones televisivas que tendrán estreno en un festival de cine, el de San Sebastián de este año. En el festival se podrán ver los dos primeros capítulos de la serie ‘La peste’, dirigidos por Alberto Rodríguez. Será la primera vez que una producción de TV (con un presupuesto acorde más al de una película) estrene en el festival. Pero no será la única producción en serie: en Zabaltegi-Tabakalera se estrenará ‘Vergüenza’, una serie escrita y dirigida por Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero. Javier Gutiérrez y Malena Alterio protagonizan esta incómoda comedia, cuyos diez capítulos podrán visionarse en San Sebastián. La razón de estos estrenos es que el festival quiere enlazar su oferta con la industria de ficción que desde hace años ya calienta motores en miniseries y series. La capacidad de atracción de público que sólo puede redundar en beneficio de todos, sobre todo del festival.

Cuando Sevilla era la capital del mundo

‘La peste’ llevará al espectador a aquella Sevilla que todavía tenía el monopolio del comercio con América, enriquecida, ennoblecida, pero también un centro de poder inmenso y un referente en toda Europa por su potencial. Era la joya de la Corona. El Archivo de Indias no se estableció allí por nada: Sevilla era el cuello de botella de todas las conexiones con las nuevas colonias, donde salía la riada humana y de materiales y a donde llegaban las toneladas de oro, plata y demás riquezas naturales. Una zona de paso, con comunidades de todo el mundo, legaciones comerciales de todo Occidente y de otros reinos africanos y orientales; un detalle para los puristas patrioteros: en aquellos tiempos una décima parte de la población eran africanos de tez oscura. Y no se fueron, se quedaron y mezclaron para dar lo que hoy son los actuales sevillanos. Las licencias de comercio salían de aquella urbe prodigiosa que salía de un dominio árabe de siglos hacia otro cristiano que siempre estuvo sujeta a herencias no tan pías, con una población mestiza y una cultura propia que la hacía diferente. Y eterna. El gran reto de ‘La peste’ será recrearla en el imaginario audiovisual del espectador.