Poco a poco el velo de mito, leyenda y clichés alimentados por el cine, la TV, la literatura y la cultura popular cae para mostrar a los vikingos como lo que eran, un pueblo mucho más avanzado y tecnificado de lo que siempre se ha creído. El descubrimiento de un nuevo fuerte circular vikingo lo demuestra.
Imagen tradicional: un tipo enorme vestido con pieles o ropas de cuero y piel de oso, barbas, melena larga, a veces trenzas, un hacha, un escudo, y un casco con cuernos. Un tipo nada recomendable poseído por una furia homicida legendaria que no se detuvo ante nada o nadie. Arrasaron por igual a ingleses, flamencos, francos, hispánicos, árabes, rusos, bálticos, polacos, sicilianos, incluso a los bizantinos y los eslavos de la Rusia profunda, que por aquel entonces ni siquiera existía. Fueron los primeros en romper el status quo continental entre francos y bizantinos, y que, literalmente, sacudieron Europa como no se había hecho en siglos para comerciar y mover poblaciones.
Nueva imagen: ni llevaban cuernos en los cascos, ni eran unos asesinos alocados, construían fortificaciones que no tenían nada que envidiar a los oppidum romanos, crearon la mayor red de comercio continental desde los tiempos de Roma, colonizaron nuevas tierras, modernizaron parte de la siderurgia y la tecnología de navegación. Cuando el resto de pueblos de Europa o el Islam apenas se alejaban 50 km de la costa los vikingos atravesaron el Atlántico norte entre tormentas de un lado al otro, o llegaron hasta el Mediterráneo central para conquistar Sicilia.
Allí donde llegaban creaban réplicas de sus sociedades nórdicas, asimilando en muchos casos lo que encontraban en los nuevos territorios. Mostraron una capacidad sorprendente para adaptarse al terreno, pero sin perder su esencia incluso durante varias generaciones. Eso sí, mantuvieron la mala costumbre de la esclavitud y gran parte de las tradiciones de origen religioso y social que les mostraba como belicosos paganos adictos, si hacía falta, a la violencia. Los vikingos primero te atacaban, pero luego comerciaban. Para ellos hacer la guerra y hacer negocios eran dos partes del mismo trabajo cuando se embarcaban.
Nuevo trelleborg encontrado en Dinamarca
En Dinamarca, una de las sociedades vikingas, de donde salieron la mayor parte de estos grupos de exploradores, soldados de fortuna, colonos y comerciantes armados, es donde más avances hicieron. Los vikingos daneses mostraron una capacidad técnica más que sorprendente: en 1930 se hallaron las primeras fortalezas vikingas de gran amplitud, una demostración de que no vivían en poblados primitivos y que eran el rodillo asesino mitificado. Se les llamó “trelleborg”, una muestra de que los vikingos construían ciudades-fortaleza con planos detallados y donde no se dejaba nada al azar. Fue el comienzo. Hasta ahora se han catalogado seis, cinco en Dinamarca (Aggesborg, Borrering, Fyrkat, Nonnebakken, Slagelse) y uno en Suecia (Borgeby). Su nombre viene de los “trelle”, de los postes de madera que formaban las murallas de las fortificaciones.
Desde entonces los arqueólogos e historiadores daneses han tirado del hilo de aquellos bastiones que ejercían tanto de puntos de control del territorio como de nudos de caminos, ferias de comercio y lugares seguros para las élites vikingas. La Universidad de Aarhus (en el norte de Dinamarca) se encargó de rastrear varias zonas más del país para encontrar mas trelleborg. Y lo han logrado: el mapeo de alta resolución con un sistema usado en minería y en exploración desde el espacio ha permitido localizar las ruinas de otro, que está entre lo monumental y lo útil. El yacimiento es un círculo perfecto de 144 metros de diámetro con cuatro puertas de entrada y salida con pavimento de maderas, un trabajo digno de sociedades avanzadas.
Los vikingos eligieron este modelo circular siguiendo un simple elemento geométrico de utilidad: una circunferencia permite un recorrido de defensa más útil y abarca un territorio mucho más amplio si el suelo es plano. Mientras otras culturas aprovechaban colinas, cerros, montañas o desfiladeros para construir fortalezas inalcanzables, los vikingos elegían zonas llanas y poder explotar al máximo su utilidad agrícola, ganadera y acuífera. Cumplían además una misión práctica: la vida transcurría fuera de la fortaleza, pero cuando había amenaza de guerra o ataques de grupos rivales, los habitantes y el ganado se refugiaban intramuros. Al ser circulares lograban explotar el máximo espacio posible y no sufrir las estrecheces de los castillos cristianos.
Reconstrucción de las casas-galería que se construían dentro de los trelleborg
Los investigadores han calculado que el quinto trelleborg se construyó a finales del siglo X, cuando los vikingos ya estaban en una fase avanzada de conquista y colonización. Y de cambio cultural: fue en esas fechas cuando el cristianismo ya había penetrado en la sociedad vikingas y socavaba gran parte de sus tradiciones culturales. La sociedad danesa estaba a punto de dejar de ser pagana para ser la Dinamarca medieval que se asoció con el resto de reinos europeos. Por esa época el rey danés era Harald Gormsson, “Dienteazul”, que dio el salto hacia la conversión al cristianismo. Ese cambio enterró para siempre sus tradiciones. Una vez cristianizados, los reinos nórdicos dejaron de ser rivales para el resto del continente y la influencia vikinga se esfumó lentamente.
De hecho los autores del estudio asociado al yacimiento creen que el trelleborg encontrado fue de los últimos en ser construidos. Consideran que apenas pudo ser habitado durante menos de un siglo. No obstante más que un cambio en la cultura regional lo que hubo fue un vuelvo político como ha habido pocos: no hay que olvidar que Dienteazul, “Bluetooth”, sufrió en sus carnes algo también muy habitual en el mundo vikingo: el relevo en el poder bailando sobre el filo de una espada. Tuvo que enfrentarse a rebeliones locales, y en una de ellas los trelleborg sufrieron las consecuencias si optaron por el bando equivocado. Otra teoría manejada es que los trelleborg eran parte de un arco defensivo estratégico en Dinamarca con una finalidad más militar que urbana.
Esta segunda idea se justifica en los objetos encontrados: en su mayoría son utensilios domésticos familiares (joyas, elementos de cocina) pero también muchos elementos de guarniciones militares fijas (herramientas de carpintería y herrería, armas). Los trelleborg habrían servido como puntos fuertes permanentes custodiados por tropas que llevaban consigo a sus extensas familias. En caso de necesidad, recibían más tropas si la península de Jutlandia era atacada. Así pues sumaban varias funciones a un mismo lugar, lo que permitía crear una extensa red humana con la que controlar el reino. Eran además lugares donde poder intercambiar conocimiento con otros pueblos vecinos. Se cree que sirvieron también de nexo comercial con los principados y ducados germánicos, pero también lugares de puesta en práctica de lo aprendido de los ingleses y franceses en las incursiones militares.
Reconstrucción ideal de cómo era el trelleborg: sobre un eje en forma de cruz, se creaban construcciones sobre un plano perfecto, pensado para aprovechar al máximo el espacio
En la imagen aérea se observa en blanco la silueta de las construcciones para viviendas y para establos que se hacían dentro y fuera del trelleborg