Mujer, poeta, norteamericana, angloparlante, reconocida autora en su país y creadora de una obra lírica centrada en la familia, la infancia y que ha usado su propia experiencia vital como fuente de inspiración para sus versos. Glück es la cuarta mujer que gana el Nobel en diez años y también es la cuarta que escribe en inglés, un dominio cultural que ya empieza a ser excesivo.
Canta la tradición que los Nobel de Literatura son como los Oscar: no premian cuando deben, a veces no llegan, otras se pasan, y suelen reconocer con el que está considera el premio más importante de las letras universales a autores que después sucumben en el olvido. En el caso de Glück no es exactamente así: el Nobel es la guinda de un pastel inmenso: ha ganado casi todos los premios literarios de EEUU, desde el Pulitzer en 1992 por ‘El iris salvaje’ a la Medalla Nacional de Humanidades en 2016, concedida por Barack Obama, o el National Book Award en 2014 por ‘Faithful and virtuous night’. Además es profesora en la Universidad de Yale y un mito literario en Estados Unidos. Con 77 años es una mentora, maestra y ejemplo a seguir.
En España se han publicado seis de sus doce poemarios, con excelentes traducciones abordadas con mimo en la editorial Pre-Textos. En todos ellos queda la huella de su experiencia vital, desde la dura infancia en Long Island, pegada al Nueva York vibrante del siglo XX, hasta su posición como autora de referencia. Austera, delicada, amante del mundo grecolatino, con continuas referencias a su vida como espejo en el que mirarse y escribir, Glück arrancó a escribir siendo apenas una niña; para ella el acto lingüístico era una forma de sobrevivir a esa misma vida cuesta arriba, desde una madre dominante a la pobreza de una familia de inmigrantes de origen judío húngaro, pasando por el acoso escolar, los trastornos alimenticios o todo lo anterior acumulado.
Los traumas son tan importantes en sus textos como la desilusión por una existencia que siempre parece la labor de Sísifo. Una de las originalidades de Glück es que sólo ha transitado por la poesía y el ensayo, siempre pegada a la realidad y con los trucos de la mente como herramientas. Casi parece que haya cimentado su carrera en el acto de mirarse en el espejo y hacerse una vivisección emocional. Una línea que empezó en 1968 cuando publicó ‘Firstborn’ y en la que dio tantos bandazos como una película de cine clásico: universidad, trabajo, matrimonio, divorcio, maternidad… Tendría que pasar más de una década para que por fin descollara en un país que parece una fábrica de escritores, que los adora y los ignora a partes iguales.
No obstante, habría que mantener un poco más la tensión: fue en los 90 cuando triunfó, con títulos como ‘El triunfo de Aquiles’ (1985), ‘El iris salvaje’ (1992), ‘Praderas’ (1996) y ‘Vita Nova’ (1999). Después, ya celebrada y con la posición asegurada, comenzó a regocijarse en su propia obra, como con ‘Averno’ (2006), donde regresa a los mitos griegos una vez más, fuente de tantos versos. Su último poemario es de 2014, ‘Faithful and virtuous night’. Con 77 años ya está más de retirada que en plena fiebre creadora, pero la experiencia y el poso de la vida (más un premio que apuntalará su carrera finalmente) puede ayudarla a seguir.