Norma Editorial y el gran esfuerzo de convertir en dibujos los mundos de pesadilla de H. P. Lovecraft, un pozo inagotable de historias, ideas y mitología.
‘Lovecraft: La antología gráfica’ (Norma, 24 euros) es una inmensa obra colectiva de 240 páginas que Norma Editorial se ha propuesto como homenaje, tributo y forma final de concebir las pesadillas que la atribulada imaginación de Howard Phillips Lovecraft, pionero, atormentado y genial escritor de terror, fantasía y ciencia-ficción creó como un universo nuevo. Patriarca y padre de muchos autores posteriores, a los que ha influenciado, su terror psicológico y grotesco, fuera del mundo, irreal y surrealista, se convirtió en una fuente de inspiración continua. No sólo en la literatura, también en el cómic, como es el caso de Mike Mignola y su ‘Hellboy’, que en algunos casos le debe mucho.
En total son 16 relatos adaptados por guionistas y artistas como Nicolas Fructus, D’Israeli, Steve Pugh, I.N.J. Culbard, Jamie Delano, Pat Mills o David Hartman, entre otros, una loa gráfica de los muchos volúmenes, novelas gráficas y cómics que se han hecho a partir de las obras de un hombre nacido hace 123 años y que todavía hoy es un motor artístico de primera magnitud. Especialmente en EEUU, donde es una figura recurrente; algo menos en Europa, demasiado imbuida en el terror romántico y en otros temas, géneros y formatos. Quizás en Europa amen más a Edgar Allan Poe, que fue lectura habitual de Lovecraft. Pero él le dio una vuelta de tuerca que el cómic ha sabido explotar y ampliar.
En muchos casos los autores se limitan a ilustrar sin tocar una coma del texto original, en otros sí que hay que adaptar. Un respeto mayúsculo que quiere transmitir el terrible terror por la oscuridad y lo desconocido que anidaba en los sueños de un hombre de aspecto adusto que apenas salió de su pueblo y que creó de la nada su cosmogonía particular. Lovecraft no es sólo mito gótico, y los diferentes autores utilizan todos los recursos imaginables (claroscuros, color, líneas, difuminaciones, expresionismo o minimalismo) para las adaptaciones, para entender hasta qué punto lo horrible y lo grotesco tienen un trasfondo psicológico que el dibujo sabe captar mejor que nadie.
Portada americana del primer volumen y ejemplos de los estilos de la antología
El autor de cómic es perfecto para el terror (por su expresividad plástica, visual y literaria) y por el tamaño de muchos de los textos de Lovecraft, que eran pequeñas piezas de relojería lingüística. Pero por encima de todo, y hay que ser insistentes, porque sólo con el dibujo se pueden reproducir muchas de las experiencias que transmitían esas palabras de Lovecraft: el terror tiene mucho de sensorial y de imagen, y sin duda el noveno arte es la herramienta perfecta.
El principal motor (y autor de cuatro de las adaptaciones) es Dan Lockwood, un fanático del género y de la sci-fi y que juega a ser editor y guionista en esta antología. Él fue el encargado de hacer la versión original americana luego traducida en España. Sobre sus guiones y sobre los de otros autores se crea luego la obra. En la versión norteamericana se dividió en dos volúmenes y las portadas fueron bien diferentes a la española.
Guión: Dan Lockwood, Chris Lackey, David Camus, Benjamin Dickson, Pat Mills, Chad Fifer, Simon Spurrier, Dwight L. MacPherson, Ian Edginton, Jamie Delano, David Hine, Rob David, Leah Moore y John Reppion.
Dibujo: Alice Duke, Warwick Johnson Cadwell, Adrian Salmon, Nicolas Fructus, Mick McMahon, Attila Futaki, Bryan Baugh, David Hartman, Matt Timson, Paul Peart-Smith, D’Israeli, Steve Pugh, Mark Stafford, I. N. J. Culbard, Leigh Gallagher y Shane Ivan Oakley.
Portada española de la antología