El reboot del clásico de los 80, ‘Mad Max: Fury Road’, dirigida por el australiano George Miller, ha sido elegida mejor película del año por la Federación Internacional de Críticos de Cine (Fipresci).

Miller, que también creó y dirigió la trilogía original con Mel Gibson de principal protagonista, recogerá el galardón en la ceremonia inaugural del Festival de Cine de San Sebastián el próximo 18 de septiembre. Además la película tendrá una proyección especial en el festival, casi cuatro meses después de su estreno en mayo pasado y en el Festival de Cannes. En ediciones anteriores el premio recayó en directores como Richard Linklater, Michael Haneke, Paul Thomas Anderson, Jean-Luc Godard o Pedro Almodóvar. En la votación del Gran Premio Fipresci han participado 493 miembros de la federación de todo el mundo que han elegido entre las películas cuyo estreno mundial ha sido posterior al 1 de julio de 2014. En la película hay dos caras muy reconocibles: por un lado Tom Hardy, y por otro Charlize Theron (Imperator Furiosa), la auténtica protagonista de la

La sinopsis de la película es clara. Perseguido por su turbulento pasado, Mad Max cree que la mejor forma de sobrevivir es ir solo por el mundo. Sin embargo, se ve arrastrado a formar parte de un grupo que huye a través del desierto en un war rig conducido por una emperatriz de élite: Furiosa. Escapan de una ciudadela tiranizada por Immortan Joe, a quien han arrebatado algo irreemplazable. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue implacablemente a los rebeldes en una Guerra de la Carretera de altas revoluciones. Cuando Max es capturado por Joe, su única posibilidad de escapar depende de Furiosa y su banda de mujeres liberadas, de las cuales cada una se considera un objeto precioso vital para la supervivencia de la raza humana. Y en realidad es Furiosa el verdadero motor de fondo, pero hace falta el hombre para encuadrarla en esta violenta historia distópica.

Charlize Thero y George Miller en el rodaje de la película

Porque ‘Mad Max. Furia en la carretera’ es una salvajada: Tom Hardy emulando a Mel Gibson, una irreconocible Charlize Theron de brazo mecánico (pero a la que, a pesar del hollín, el polvo y la suciedad, le brillan los ojos claros como faros en la costa de Bretaña) y una versión libre que parece mezclar las dos primeras películas. Porque sí, la primera de la antigua franquicia era buena, pero muy de andar por casa. La que de verdad fue un pelotazo fue la segunda, con aquella carrera eterna que es emulada de nuevo pero con otros medios. Si sólo fuera por los trailer uno podría pensar que jamás ha visto nada parecido. Mucha adrenalina, olor a rueda quemada y salvajismo a toda velocidad.

Sólo era cuestión de tiempo que tocaran una de las sagas más legendarias de los años 80, la misma que puso a Australia en el mapa y a un prometedor actor llamado Mel Gibson en las agendas de todo el mundo. Aquel muchacho de las antípodas con cara de permanente sorpresa cuadrada empezó como un salvaje y terminó en brazos de la religión. Ahora ya ni está ni se le espera, pero esa es otra historia. Mad Max tuvo tres películas originales: la primera de 1979, con apenas 350.000 dólares de presupuesto, la de 1981 y la de 1985, con la famosa Cúpula del Trueno y una frase icónica para la cultura popular, “Entran dos, sale uno”. Las tres son consideradas películas de culto (sobre todo la segunda). Ante la falta de proyectos originales, han decidido hacer una precuela que se colaría entre la primera y la segunda de las películas originales de los años 80.

La producción la dirige el mismo padre de la saga, George Miller, que incluso ha recuperado a uno de los actores originales de 1979, Hugh Keays-Byrne, para que participe en la película. No busquen a Mel Gibson porque no está. Su personaje de Max Rockatansky lo encarnará ahora Tom Hardy, que dio vida a Bane en la tercera entrega de ‘El Caballero Oscuro’. Todos juntos para dar vida a una historia que en su momento fue considerada una de las mejores muestras de la ola de ciencia-ficción distópica que eclosionó durante los años 80. Hasta entonces el género había tenido caminos positivistas, más o menos filosóficos, pero a finales de los años 70 y los 80 el desánimo social (que no económico) dio paso a una fiebre por imaginar futuros cada vez más fallidos y oscuros. No hay que olvidar que de la misma época es ‘Blade Runner’, una distopía algo menos extrema pero igual de inquietante.

Detrás de Mad Max latía entonces el éxito popular de la obra de Philip K. Dick, experto en mostrar el reverso tenebroso de los futuros que no salen como soñamos. También fueron los tiempos de éxitos como los de ‘El día después’, en los que se explicaba cómo sería un holocausto nuclear en el mundo. En aquella década gobernada por la derecha ultraliberal la cultura y la sociedad ya no quería ser optimista, y por eso triunfaron historias tan rocambolescas como un mundo desértico asolado por guerras y cambios climáticos que convertían la bola azul en una Arizona de dimensiones colosales. La influencia que tuvo Mad Max fue grande: puso en el mapa a Mel Gibson, dejó una semilla aprovechada por muchas más películas grandes o pequeñas de la época (todas imitaban la estética entre punk y de vídeo de MTV, lo que incluye uno de los vídeos más famosos de Duran Duran, por ejemplo). Incluso la fallida ‘Waterworld’ de Kevin Costner es una imitación en el mar de Mad Max.

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