Hace más de 5.500 años, en las marismas del delta de los ríos Tigris y Éufrates (en el sur de Iraq) los pueblos mesopotámicos que hablaban sumerio y acadio crearon las primeras ciudades. La exposición ‘Antes del Diluvio’ recoge piezas y recreaciones de cómo era aquella civilización mesopotámica que marcó a fuego la Historia.

A través de unas cuatrocientas piezas arqueológicas, procedentes de grandes colecciones públicas internacionales, y varios documentos antiguos y contemporáneos, ‘Antes del diluvio. Mesopotamia, 3500-2100 a.C.’ explora qué le debemos a esta primera cultura del antiguo Oriente Próximo, qué imagen del mundo tuvieron los mesopotámicos del cuarto y tercer milenio a. C., que, en gran parte, nos ha sido legada a través de la Biblia, el Corán y varios mitos y textos griegos.

La primera organización territorial surgió, desde principios del cuarto milenio antes de Cristo, en un espacio fértil y al mismo tiempo inhóspito. Se incluye alguna obra actual que revela qué imagen tenemos hoy de una cultura en su mayor parte sepultada, arrasada por la fragilidad de los materiales empleados (barro y cañas) –la piedra escaseaba– y destruida por el tiempo y el hombre.

Con la primera ciudad, Uruk, se creó la primera red de comunicaciones, con vías, canales y postas, se desarrollaron jerarquías sociales y la división del trabajo, el capitalismo, un poder fuerte (monárquico o imperial), la escritura, el cálculo, las unidades de medida del tiempo, el espacio y el valor de los bienes, el derecho, manifestaciones culturales a través de las cuales el ser humano se fue desmarcando de la naturaleza, al mismo tiempo que la dominaba.