Michel Mayor, Didier Queloz y James Peebles son los nuevos premiados en la categoría de Física de este año, y con razones de peso. Mayor y Queloz fueron los pioneros que descubrieron los primeros exoplanetas (fuera del Sistema Solar), y Peebles es uno de los teóricos del desarrollo y evolución del Universo. Los tres fueron premiados por “su aportación al conocimiento humano sobre la evolución del Cosmos” y nuestro lugar en la estructura.

Ilustraciones: Niklas Elmehed (Organización del Premio Nobel)

La importancia de los exoplanetas es fundamental: su hallazgo, revolucionario, fue la clave para entender que la formación de planetas no era una excentricidad concreta con unas condiciones particulares del Sistema Solar. Teóricamente debían existir, pero no se habían encontrado aún. En los años 90 sin embargo la situación cambió. Primero Dale Frail y Alexander Wolszczan hallaron los primeros alrededor de una estrella de neutrones, en 1992; si bien fue revolucionario, al ser parte de una composición tan particular como una estrella de neutrones, el hallazgo se consideró una rareza, no una pauta. Varios años más tarde, en 1994, Mayor y Queloz repitieron éxito pero esta vez con una estrella “normal” similar al Sol, con lo que se confirmaba que el mecanismo de formación planetaria en nuestro vecindario es idéntico y se basa en los juegos y “bailes” de gravedad desde una estrella (o dos si el sistema es binario) con respecto a los discos de materiales que atrapa.

En la actualidad ya van 4.000 exoplanetas descubiertos y la astronomía vive una auténtica fiebre de buscadores, en su mayoría alrededor de enanas rojas (las estrellas más habituales y comunes en el Universo), y gracias al desarrollo tecnológico en telescopios se puede conocer incluso si tienen atmósfera y parte de su composición. Ambos rompieron con otro mito no demostrable más, el de la especificidad del Sistema Solar, que derivaba de la antigua idea de la Tierra como el único planeta auténtico y de todas las ideas ptolemaicas que el cristianismo y otras culturas adoptaron. El hallazgo de que no somos tan especiales ayudó a comprender mejor el Universo y sobre todo cómo evolucionó y la formación de los sistemas planetarios.

Precisamente el tercer premiado, James Peebles, es uno de los teóricos más conocidos del desarrollo del Universo desde su estallido inicial. De hecho también es un pionero: sus teorías fueron las primeras en dar una explicación del todo histórico evolutivo del Cosmos más que dejarlo fijo como un ente inamovible. En 1964 por casualidad se descubrió el “ruido de fondo” del Universo a través de una antena de telecomunicaciones; nadie era capaz de saber de dónde venía y qué era, y tampoco lograban eliminarla. En realidad es el remanente de microondas cósmicas, el eco “fósil” (tiene miles de millones de años) que persiste desde el Big Bang. Uno de los que predijo a partir de la Teoría del Big Bang que ese “eco de fondo” debía existir y podía ser detectado fue el propio Peebles.

Didier Queloz, Michel Mayor y James Peebles