El número 37 de la serie será también el tercero creado por el nuevo tándem creativo, Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, que tomaron el relevo de Goscinny y Uderzo ya en 2013. El eje argumental esta vez será Obélix, y además fuera de la Galia.
El 19 de octubre Ferri y Conrad seguirán la tarea que ya iniciaron con ‘Astérix y los Pictos’ (2013) y ‘El papiro de César’ (2015). Ambos con la editorial Albert-René, encargada en Francia de gestionar las nuevas creaciones (y propietaria de los derechos). Coincidirá además con dos aniversarios: los 40 años de la muerte de Goscinny y los 90 años de vida de Uderzo, ya retirado. El mensaje de la editorial era críptico: “No podemos revelar la acción, pero podemos adelantar que habrá un viaje al extranjero, fiel a la tradición alterna”, lo que supone que volverán a escapar de su apacible y resistente aldea gala, de la que no salieron durante ‘El papiro del César’.
El anterior viaje fue a Escocia, ya en 2013, y en este nuevo harán algo habitual en la franquicia, fusionar elementos históricos reales con la ficción, como monumentos, gastronomía y celebridades reales o ficticias (incluso las insertadas, como esos personajes antiguos que se parecen tanto a los presentes). Y habrá un giro: esta vez parece que no será el pequeño Astérix el principal protagonista, sino Obélix, que ya tuvo su cuota de estrellato en uno de los clásicos de la etapa anterior, ‘Obelix & Cia’. Lo que no cambiará es el sello de ironía mordaz y enredo que suele caracterizar a la saga.
La saga de Astérix es una de las grandes bazas culturales francófonas, tremendamente francés pero al mismo tiempo europeo, con más de 370 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y traducido a más de 110 idiomas, lo que da cierta idea de la escala mundial de un fenómeno que empezó como cómic solitario en 1959 en una editorial francesa. España ha sido siempre uno de sus puntos fuertes: en nuestro país ha tenido ediciones en castellano, catalán, gallego y euskera (donde incluso hubo bromas donde Euskadi presumía de ser como esa aldea irreductible rodeada de imperialistas).
Los nuevos autores
Uderzo, que roza ya los 90 años, tuvo muchas dudas al respecto de la continuación de la saga a pesar de que ahora lo aplauda. Quería que con su retiro se repitiera la historia de Hergé con Tintín, que nunca más ha vuelto a emerger tras su muerta, dejando incluso un volumen incompleto (‘Tintín y el Arte Alfa’). Sin embargo el negocio editorial y de marketing es tan inmenso y grande que finalmente pasó por el aro, principalmente gracias a la hija de Goscinny, Anne Goscinny, que entiende que si Uderzo siguió adelante tras la muerte de su amigo René Goscinny no tenía por qué no parar ahora.
Cada nuevo autor ha tenido que sufrir su propio proceso de reconversión: Ferri, conocido en Francia por su personaje Aimé Lacapelle, ha asumido los continuos giros argumentales y juegos de palabras tan típicos del humor sesentero de Goscinny y Uderzo, y Conrad no ha tenido más remedio que reconvertir su estilo temporalmente en el de Uderzo, imitar sus trazos y su forma de escenificación de las viñetas. Un duro trago, pero muy beneficioso económicamente para ambos y para la franquicia: los nuevos volúmenes salieron con tiradas de salida que superaban los 5 millones de copias.