Mejor Película, Mejor Guión original, Mejor Director y Mejor Película Internacional. Cuatro premios como cuatro montañas para un giro decisivo en Hollywood, que premió sobre seguro, dejó a España sin ningún consuelo (ni siquiera ‘Klaus’) y consiguió no aburrir sin ser excéntrico ni demasiado conservador. Ah, y por cierto: Brad Pitt por fin tiene un Oscar como actor.

A pesar de lo que pueda parecer, fueron los Oscar más equilibrados en años, salvo por tres detalles: primero, que ‘Parásitos’, una película coreana, ha ganado el Oscar a Mejor Película por primera vez, lo cual es histórico y podría ser una anécdota o el inicio de una nueva era global donde los Oscar son planetarios; segundo, que Brad Pitt, por fin, tiene un Oscar por su interpretación (después de haberlo ganado como productor); tercero, que Hollywood ha preferido hacerle la ola (otra vez) al imperio Disney que premiar a la película española ‘Klaus’. Ya huele. Y un maorí, Taika Waititi, ganaba su primer Oscar gracias a una película satírica sobre Hitler y el nazismo. Tal cual. Aparte de eso, se confirma lo que todos sospechaban: las galas de premios sin presentador son más rápidas y dinámicas. Así que si en la Academia a la sombra de las colinas de Los Ángeles y la cadena de TV que la retransmite han tomado nota es probable que no haya frase futura como “y este año el presentador/a es…”.

Equilibrada porque Joaquin Phoenix ganó como Mejor Actor por ‘Joker’, Renee Zellweger como Mejor Actriz por ‘Judy’, Laura Dern como Mejor Actriz de reparto por su breve pero impactante papel en ‘Historia de un matrimonio’ y Pitt por su personaje en ‘Érase una vez en Hollywood’ en la categoría de actores de reparto. Entre los Oscars técnicos hubo reparto entre varias, pero ‘1917’ salió vencedora junto con concesiones a ‘Érase una vez en Hollywood’ (Oscar Mejor diseño de producción) y ‘Mujercitas’ (Oscar al Mejor Vestuario). Todo esperable, todo potencialmente lógico, incluido el varapalo para Scarlett Johansson, que llegaba con dos nominaciones a Mejor Actriz por ‘Historia de un matrimonio’ y como secundaria en ‘Jojo Rabbit’, sin nada salvo las miradas con su futuro marido Colin Jost. A Hollywood se le da de vicio hacer estas perrerías, como darle una montaña de nominaciones a Martin Scorsese por ‘El irlandés’ y que se vaya sin nada. Pero a partir de ahí empezó a desbarrar.

Brad Pitt, Laura Dern y Taika Waititi

El primer rechinar de ruedas llegó cuando le dieron el Oscar a ‘Toy Story 4’ en lugar de a ‘Klaus’, no por patriotismo cultural, sino porque había ganado el Globo de Oro, en los premios especializados para la animación y en otras dos galas más. Pero los Oscars son distintos: si dejaron a Hitchcock sin más premio que uno honorífico son capaces de lamerle las botas a una secuela blanda de Pixar y quedarse tan panchos. Y después todo empezó a ser muy raro, muy “coreano”: ‘Parasite’ es el puñetazo en la mesa de los nuevos bríos entre los votantes de la Academia, que lleva tres años ensanchando su base social para que pasen cosas como las de anoche, que una película coreana con subtítulos que muy poca gente ha ido a ver en EEUU se lleve cuatro premios, entre ellos dos tan importantes como el de Mejor Director, para Bong Joon ho (apréndanse el nombre, va a salir mucho en adelante), el de Mejor Película internacional, Mejor Guión original y Mejor Película.

Durante años nos dijeron que Hollywood tenía muy claras las líneas rojas de sus premios, siempre tan caprichosos, conservadores, celebrados como una fiesta de la industria para la industria, que de vez en cuando premiaban películas pequeñas mientras se llenaban los bolsillos, no iban más allá de lo nacional en las grandes categorías. Era un muro lingüístico (el inglés), nacional (como mucho los británicos podían entrar en el juego) e incluso racial y de género (hombres blancos, subid al escenario). Pues bien, eso voló por los aires anoche cuando Bong Joon ho se quedó literalmente colapsado de tanto subir y exprimir al máximo su limitado inglés internacional, hasta el punto de que esa chica asiática que veian a su lado en los vídeos era su traductora. Él mismo dijo que “después del premio a película internacional pensé que podría relajarme”. Pues no, porque el coreano, que le dedicó los premios a su gente y su país, Corea del Sur, tuvo que subir tres veces más (Mejor Guión, Mejor Director, Mejor Película) y sudar.

Renee Zellwegger, Bong Joon ho y Joaquin Phoenix

Hay un detalle audiovisual que ha sido compartido en redes sociales hasta la extenuación y que demuestra cómo funciona este negocio para los novatos: cuando Bong Joon ho subió a por el premio por el guión original se quedó mirando su Oscar en segundo plano mientras su compañero de trabajo agradecía. Todo el mundo pudo contemplar cómo miraba el premio, de perfil, con una sonrisa enorme en la cara y esa sensación de “¿en serio? ¿un Oscar, yo?” que va también cargada de orgullo personal por una victoria que representa mucho más, porque arrastras contigo una cultura entera. Eso a los anglosajones les da igual porque están habituados a ganar, pero para un coreano era rozar el Cielo, lo cual es raro teniendo en cuenta el elevado nivel cinematográfico del país. Pues lo que empezó como un momentazo popular en internet lleno de empatía y lagrimillas terminó como una maratón en la que Bong Joon ho hizo más esfuerzo de gemelos en las escaleras que cualquiera de nosotros.

Por el camino quedaron muchos discursos correctos y hermosos (destaca el de Laura Dern hacia sus padres o el concienciado ecologista de Joaquin Phoenix) en la edición con menos chispa política en muchos años salvo las reivindicaciones lógicas que dan vergüenza ajena de cómo la sociedad occidental sigue arrastrando los pies por determinados temas: el papel de las mujeres, el respeto a la opción sexual de cada uno, la lucha contra la explotación suicida de los recursos del planeta y que en este planeta los que tienen la piel blanca como un folio son minoría, y este negocio va de hacer películas que puedan ver la mayor cantidad posible de gente. Porque es un negocio: que te vean los cuatro gatos blancos de siempre no te llenará los bolsillos. Lo que es obvio en la televisión (que parece ir siempre un paso por delante del cine desde hace unas décadas) no lo parecía tanto para el cine. Pero todo llega.

En la parte de la música, cada vez más importante en el cine, hubo consenso y ganaron las mismas que en los Globos de Oro: la islandesa Hildur Gudnadottir por ‘Joker’, todo amabilidad y brillo con un collar diamantino que la iluminaba, y el tándem legendario Elton John – Bernie Taupin que el primero agradeció con un “tú me has rescatado cuando hacia el idiota”. Una amistad artística y humana de décadas que aún hoy sigue funcionando. Respecto a Gudnadottir, su elegancia personal también está presente en su obra, contenida, lírica y condensada para conseguir que los largos vacíos de ‘Joker’ (Joaquin Phoenix se queda mirando para poniente la mitad de la película) no sean un lastre para el filme.

España se fue sin premio

Tres candidatos, tres posibles premios. De no haber existido ‘Parásitos’ o no haber usado su mecánica de división blindada Disney igual estaríamos celebrando el mayor éxito del cine español en toda su Historia, porque Antonio Banderas tendría su gran Oscar por ‘Dolor y gloria’, Almodóvar otro Oscar más por su película más emocional y sincera, y la incipiente industria de la animación en España haría de ariete con ‘Klaus’. Pero no. El tsunami de ‘Parásitos’ le ha ganado la partida a Almodóvar en cada candidatura que han compartido, imparable, y que al final ha estallado como algo más que un simple peliculón asiático. Es algo más. Es un filme universal que además han asimilado con mucha facilidad los occidentales. Que el cine español se haya ido de vacío no debería pesar: ha hecho lo que debía hacer, y las nominaciones son la recompensa. Los Oscar son caprichosos.

Y la gala…

Sin presentador/a todo fue más rápido. Es probable que vuelvan a tirar de comedia en el futuro, pero después de dos años ya ha quedado claro que con una realización normalita, números musicales breves y sin humoristas que hagan monólogos todo va más rápido y fluido. Si algún día algunos presentadores de premios logran contenerse y que todo el mundo haga caso a Ricky Gervais y acelere en los agradecimientos (“coged vuestro premio y largaos de una puñetera vez”, dijo en los Globos de Oro), los Oscar serán un visto y no visto. Arrancó con la todoterreno Janelle Monae cantando, bailando y bajándose a la platea para que incluso DiCaprio le hiciera los coros, flanqueada por Billy Porter: buen comienzo. Reivindicativo y animado. Alcanzó un punto culminante con Eminem cantando ‘Lose yourself’ una vez más después de haber ganado premio en 2003 (un guiño), se ralentizó con las baladas narcotizantes, tuvo un contrapunto global con la reunión de cantantes para la canción nominada de ‘Frozen 2’ y renqueó cuando Steve Martin y Chris Rock pusieron la gota tradicional de stand-up comedy. Brevísima, y no muy fluida, por cierto.

Nominaciones de los Oscar 2020

Mejor película

Parásitos

Mejor director

Bong Joon ho (Parásitos)

Mejor actriz

Renée Zellweger (‘Judy’)

Mejor actor

Joaquin Phoenix (Joker)

Mejor actriz de reparto

Laura Dern (Historia de un matrimonio)

Mejor actor de reparto

Brad Pitt (Érase una vez en Hollywood)

Mejor guión adaptado

Jojo Rabbit

 

Mejor guión original

Parásitos

Mejor película internacional

Parásitos (Corea del Sur)

Mejor película de animación

Toy Story 4

Mejor fotografía

1917

Mejor diseño de vestuario

Mujercitas

Mejor documental

American Factory

Mejor corto documental

Learning to Skateboard in a Warzone (If You’re a Girl)

Mejor montaje

Le Mans ’66

Mejor maquillaje y peluquería

El escándalo (Bombshell)

Mejor música original

Joker

Mejor canción original

Rocketman

Mejor diseño de producción

Érase una vez en Hollywood

Mejor cortometraje animado

Hair Love

Mejor cortometraje

The Neighbors’ Window

 

Mejor mezcla de sonido

1917

Mejores efectos visuales

1917