El director vasco, ya muy superada la juventud que le empujaba a hacer, decir y proyectar cosas que tuvieron su momento, vive ya la madurez creativa con el afán de no parar nunca y seguir con dos de sus marcas de estilo: repartos corales y humor negro.
Empecemos por la sinopsis de este remake de la película homónima italiana: en una cena entre cuatro parejas de entre 45 y 50 años, que se conocen de toda la vida, se proponen un juego que pondrá sobre la mesa sus peores secretos: leer en voz alta los mensajes y las llamadas de sus móviles, su vida entera compartida por todos en ese momento… La ‘Perfetti sconosciuti’, de Paolo Genovese, fue un éxito rotundo en Italia, un país donde también la apariencia es tan densa y pesada como la propia realidad: los mediterráneos y gentes aledañas de la ribera norte se llenan la boca con su naturalidad, pero en realidad son tan sinuosos e hipócritas como los del norte.
Álex de la Iglesia dirige este ‘remake’ con uno de sus repartos corales que tanto le gustan, con Belén Rueda, Eduard Fernández, Pepón Nieto, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega y Dafne Fernández. De nuevo además utiliza la vieja técnica de crear escenarios multitudinarios con el humor negro de fondo, una forma de sacudir nuestras conciencias para que comprendamos que la realidad es mucho más que lo que proyectamos. Y siempre los móviles, esa prolongación de nosotros mismos, tan útil y al mismo tiempo tan siniestra: acoge todos nuestros datos, secretos, conversaciones… el lado oscuro que tenemos y que tanto ha interesado siempre a director vasco. Abre en canal a un grupo humano y verás todo lo malo que tienen.
Ficha de ‘Perfectos desconocidos’:
Año: 2017. País: España. Género: comedia negra. Dirección: Álex de la Iglesia. Guión: Jorge Guerricaechevarría (Remake: Paolo Genovese, Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini, Rolando Ravello). Fotografía: Ángel Amorós. Reparto: Belén Rueda, Eduard Fernández, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Pepón Nieto. Producción: Telecinco Cinema / Nadie es Perfecto / Pokeepsie Films / Mediaset España / Movistar+.
Álex de la Iglesia, de los cortos a la Academia y regreso
Ha llovido mucho desde que Álex de la Iglesia fuera la joven promesa del cine español, desde que participara en ‘Mirindas asesinas’ con Santiago Segura, y todavía más, aunque esté más cercano, de ‘El día de la Bestia’ a hoy. El salto no es temporal, es cualitativo. Este reportaje no es un repaso a su carrera, es un lamento de un fan que ya no siente amor, que lo ha perdido por el camino. El Gobierno le dio en 2013 el Premio Nacional del Cine, fue elegido presidente de la Academia de Cine (de la que dimitió cuando se dio de bruces con el viejo orden de los distribuidores y el corporativismo incapaz de avanzar) y viaja por el mundo con rostro delgado, canas y aspecto de boyante hombre fuerte de los años 60. Por el camino España ganó un realizador bueno para el gremio, pero los demás perdimos a un tipo que parecía dispuesto a darle la vuelta a todo y que se ha quedado en un amago, un quiero y no puedo.
El iconoclasta se ha convertido en una pieza más del mecanismo que hace que el cine español no sea capaz de echar a volar sin los prejuicios y tics que lo atan. Y eso que se lo ha currado. Ha ido dando saltos entre mitos del cine nacional, porque no todo es Segura colocado en el cartel de la plaza de Callao, también es aquella rareza llamada ‘Plutón BRB Nero’, su serie de TV ligeramente sci-fi, la fundacional ‘Acción Mutante’, su particular visión de la posguerra, ‘Balada triste de trompeta’ (y la que más premios y mejores le ha dado hasta ahora), ‘La comunidad’, la desapercibida ‘Los crímenes de Oxford’, ‘Mi gran noche’, ‘El Bar’ y ahora con ‘Perfectos desconocidos’.
Álex de la Iglesia es de los pocos que hacen cine de género, fundamental para revolucionar el gremio, pero también de los muchos que lo coge con la grasilla del jamón ibérico, y así no hay manera. Muchas cosas han cambiado desde ‘Mirindas Asesinas’, pero también el peloteo máximo. Un buen tipo, sin duda, y con cada entrevista aparece ese genio que se mueve como una ameba por la industria, pero es que cuando quiere llegar no lo hace. Deslumbró con ‘El Día de la Bestia’, que si no lo remedia en los próximos años, quedará como su gran película. Con ella realmente hizo temblar todo, y fue el que más se acercó a ser el revulsivo guillotinador de un gremio ensimismado en sus manías y neuras, incapaz de superar el cine de autor de los 70 (repetido una y otra vez en todos sus formatos) y ese costumbrismo que siempre te fuerza una sonrisa que te quita neuronas. O puede que sí, porque de lo contrario adiós a la pre-industria del cine.