Desde que se llevara el Emmy a mejor actor dramático en los últimos Premios Emmy por su papel en ‘Mr Robot’, Rami Malek recoge la siembra de su trabajo. Ahora será el encargado de llevar al cine un biopic tan temido como esperado, el de Freddie Mercury.
Quizás sea por la pasión con la que estudió interpretación, contra la voluntad de la familia, por su rostro o la capacidad para transformarse como un camaleón con ese aspecto entre frágil y demoledor. Muchos le conocen por ‘Mr Robot’, pero antes ya supo encandilar a críticos y público con su papel de Merriell ‘Snafu’ Shelton en ‘The Pacific’, donde transitaba ante el espectador de soldado raso a matarife siniestro con tintes psicopáticos en el olvidado frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Es parte de su talento. El que le permitirá participar en el remake de ‘Papillon’ también actualmente. Y que ahora tiene una nueva meta y en pantalla grande.
Fox prepara una película biográfica (biopic en el argot televisivo) sobre Freddie Mercury, el cofundador, vocalista y alma evidente de Queen, la banda de rock que creó escuela entre los años 70 y 80, con aquel rock sinfónico evolucionado luego hacia otros estilos que marcó toda una generación. O dos, o tres, porque se convirtieron en un mito alimentado por otra leyenda, la de Mercury, un británico de origen hindú que fue el rostro de la tragedia del SIDA al morir y convertir su muerte en una acción de lucha contra la enfermedad. El cálculo es que empiece el rodaje a principios de 2017 y se estrene a finales de ese año. Además contará con la colaboración de Brian May y Roger Taylor, los otros miembros vivos de la banda, para la parte musical.
La productora llevaba tiempo pensando en este proyecto y en quién podría sumir la tarea, nada fácil, de encarnar a un mito para millones de personas. Fox, New Regency y Graham King producirán la película en la que Malek tendrá que esforzarse para combinar la quietud de Mercury con la furia que mostraba sobre los escenarios, con aquella voz y actitud tan característica. Además de la combinación de bigote y dentadura que es el principio de todo imitador. El director del biopic podría ser Bryan Singer y el título más que evidente, ‘Bohemian Rhapsody’, referencia directa a una de las canciones más legendarias de Queen (tan fascinante como compleja en su formato, mucho más sofisticada y elaborada que el pop o rock tradicional).
Entre otros candidatos para interpretar a Mercury estaba Sacha Baron Cohen, también un maestro de la imitación y el disfraz y que ya había experimentado con éxito personajes cercanos o inspirados en el cantante. Pero finalmente Malek se ha llevado el rol, quizás con la perspectiva de que su capacidad para combinar fragilidad física e interpretativa con la fuerza de un personaje como Mercury, algo parecido a lo que ha hecho en la serie de TV que le ha dado la fama o en aquel Shelton que mutaba de crío a siniestro coleccionista de orejas cortadas luchando contra los japoneses.
Farrokh Bulsara, también conocido como Freddie Mercury
Nacido en Zanzibar en 1946 y fallecido en Londres en 1991, Mercury fue uno de los tipos más talentosos y creativos de la música en la segunda mitad del siglo XX, un mestizo parsi-indio reconvertido en británico que fundó Queen, a la que aportó su energía, voz y actitud sobre el escenario. Pero también como compositor: de su cabeza salieron ‘Bohemian Rhapsody’, ‘Innuendo’, ‘We are the champions’, ‘Don’t stop me now’, ‘Somebody to love’ o ‘Killer Queen’, que cualquiera podría tararear ahora mismo de memoria.
Al margen de Queen también supo aportar su talento a otras creaciones durante los años 80, y a convertirse en un símbolo de la comunidad gay, que lo subió a los altares cuando en noviembre de 1991 fallecía de neumonía originada por ser enfermo de SIDA. Mantuvo en secreto esta penuria hasta apenas dos días antes, aunque ya era un secreto a voces por su deterioro físico evidente. Al igual que Rock Hudson, su muerte ayudó en la lucha contra la pandemia que en aquellos años todavía era una siniestra sombra de la que apenas se sabía nada y considerada como una enfermedad de gays y drogadictos.
Su talento como músico se unió a dos aspectos que le hicieron único. Primero sus cuerdas vocales: se ha demostrado que anatómicamente era un privilegiado de la voz, ya que era capaz de utilizar tonos sub-armónicos, algo que muy pocas personas en el mundo podrían, incluso hablando. Tenía además variables de rango en la voz, lo que le permitía incluso cantar ópera sin problemas y rock diez minutos después con otra voz totalmente diferente.
La otra faceta destacada era la actitud sobre el escenario. Mercury fue de los primeros, junto con Bowie y Mick Jagger, en convertir la escenificación de la música en parte indispensable de la misma. Para el recuerdo queda aquel tremendo concierto en Madrid, donde demostró que poses, vestuario y sobre todo la conexión con el público (donde interpretaba un papel fusionado a su propia persona) eran parte indispensable de la apuesta de Queen, que la diferenciaba mucho del resto de bandas, que mostraban cierta actitud salvaje pero poco más. Él supo darle otra vuelta de tuerca.