Amos Oz, Premio Príncipe de las Letras en 2007, es parte de las voces de conciencia de Israel, un país sacudido con fuerza por todo tipo de conflictos desde su fundación. Oz es un autor imprescindible para entender una sociedad entre la devoción religiosa y un presente complicado en perpetua guerra que lucha por ser moderno.
‘Mi querido Mijael’ (Siruela, 256 páginas) es un buen ejemplo de cómo la sociedad israelí parece un bicéfalo: por un lado el Israel judío, religioso, ultraconservador, imbuido de una misión cuasi divina que arremete contra todo lo que no concuerde con ellos; por el otro el Israel tecnológico, culto, ingenioso, repleto de cerebros que han construido una economía prodigiosa en el lugar más improbable y que fue educada en esos oasis de socialismo democrático llamados kibtuz. A este otro Israel pertenece Amos Oz, tan vilipendiado por el primero como alabado por el segundo y por el resto del mundo.
La novela es el relato en primera persona de Jana, la historia de un matrimonio y de su ruptura. En la universidad conoció a un geólogo, Mijael Gonen, se casó con él y, poco a poco, una enrarecida distancia se abrió paso entre los dos. Una novela sentimental sobre el amor que arranca así: “Escribo porque las personas a las que amaba han muerto. Escribo porque cuando era niña tenía una gran capacidad de amar y ahora esa capacidad de amar está muriendo. No quiero morir”. Una novela en la que el autor hace gala de su talento literario para modelar sentimientos, la frustración cuando no son gozados o correspondidos.
Todo gira alrededor de Jana y su mundo trepidante de maravillosas aventuras imaginarias, fantasías sexuales y terribles pesadillas, en el cual “su” querido y tranquilo Mijael nunca logrará penetrar. El sexo, repelido por la cara religiosa del país, forma parte íntima de este libro. Como telón de fondo de esta magnífica novela psicológica, la silueta de una ciudad, Jerusalén, en los años cincuenta, sobre la que aletea el espectro de la guerra.
Amos Oz (Jerusalén, 1939) es uno de los autores más reputados de la narrativa israelí, así como un reconocido intelectual comprometido con el proceso de paz en Oriente Próximo. Ha sido galardonado con los más prestigiosos honores y distinciones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, la Legión de Honor francesa, el Premio Goethe, el Franz Kafka o el Israel Prize. Su obra consta de más de veinte títulos, incluyendo novelas, colecciones de cuentos, libros para niños y ensayos, así como infinidad de artículos, y ha sido traducida a 42 idiomas incluyendo el árabe. Después de haber pasado gran parte de su vida en el kibutz de Hulda y posteriormente en Arad, en la región del Néguev, vive actualmente en Tel Aviv junto con su esposa.