‘Repensar Guernica’ es una página web basada en una investigación de más de dos años, que recopila y presenta materiales relacionados con el cuadro que Pablo Picasso realizó para el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937, y que actualmente se conserva en el Museo Reina Sofía.

Esta iniciativa, por tanto, constituye una herramienta de conocimiento abierta, en continua evolución, que se enriquece progresivamente con nuevos documentos. Concebido como un archivo de archivos, Repensar Guernica está compuesto por alrededor de 2000 mil documentos procedentes de 120 archivos públicos y privados, instituciones y agencias nacionales e internacionales. En ‘Repensar Guernica’ ocupa un lugar destacado el estudio del cuadro en gigapíxel. De la mano de las últimas tecnologías aplicadas al conocimiento,  análisis y conservación del patrimonio artístico, este estudio agrupa y gestiona un gran número de imágenes tomadas del cuadro, tanto de la superficie pictórica como de la parte trasera y del bastidor.

Esta página web es fruto de la colaboración entre diferentes profesionales y está desarrollada por el Área de Colecciones, el Departamento de Conservación y Restauración y el departamento de Programas Virtuales del Museo Reina Sofía. El empeño es obvio: pedagogía. Y mucha. Abierta, libre, y al alcance de cualquiera. Porque hay pocos cuadros tan icónicos como el ‘Guernica’, un proyecto sobre otro que a su vez desembocó en símbolo de la tragedia de un pueblo bombardeado, de una guerra fratricida y del dolor de los civiles masacrados. El Museo Reina Sofía le ha dedicado una gran exposición en su 80 aniversario que ha sido uno de los grandes aciertos culturales masivos y mediáticos en España este año.

La exposición se centró en las raíces del imaginario de ‘Guernica’ que podemos encontrar en obras previas del pintor, realizadas en los años posteriores a 1925, donde ya aparecen escenas de acción frenética y extática, a menudo rodeadas de un halo de peligro, y que presentan situaciones de violencia explícita: bailes desaforados, feroces enfrentamientos entre el artista y la modelo, forcejeos sexuales (son el simbolismo de mujeres atrapadas en sillones con la boca abierta en un grito o rugido salvaje)… En la muestra, donde el inmenso cuadro homenajeado ejerció de pivote, se presentaron 180 obras de los fondos del Reina Sofía y de otras 30 instituciones de todo el mundo.

Cuando a principios de 1937 Picasso recibió el encargo de pintar un cuadro para el Pabellón Español, contestó a los delegados de la República que no estaba seguro de poder ofrecerles lo que querían. Él era un artista de espacios íntimos, de espacios cerrados y universos personales; al contrario de lo que muchos conocen del Picasso politizado (a su manera) de la posguerra, casi nunca se había referido a la esfera pública o política. Durante los años 20 ya había empezado sus experimentos con esa violencia vitalista de la que hemos hablado antes. Eso se modelaría luego en el ‘Guernica’, modelado por esa misma realidad pública y bélica. Casi había conexión entre esa virulencia y el apogeo del dolor que representa esa habitación saltando en mil pedazos.

El siglo XX fue devastador: guerras, ideologías asesinas, racismo, nacionalismo, epidemias, corrupción económica… Pero también fue un siglo de ilusiones: cayeron los imperios coloniales, el racismo y la misoginia pasaron de actitud normalizada a actitud reprobable (y en algunas sociedades incluso en vías de extinción, aunque sólo en una minoría), se expandió la democracia y la puerta hacia la libertad se abrió para una parte importante de la Humanidad. Pero fue una centuria terrible. Tanto que un cuadro como el ‘Guernica’ se convirtió en símbolo de ese dolor. Especialmente vinculado a la guerra, que dejó de ser un asunto de crueldad personal (cara a cara, espada o bayoneta, a fusil de corta distancia incluso) para ser algo frío y mecanizado.

El pueblo de Guernica fue un primer símbolo. Aunque ya habían existido bombardeos previos, y en esa misma guerra el de Jaén fue incluso más letal que el de la emblemática localidad vasca, fue aquí donde la Legión Condor del Tercer Reich experimentó con nuevas técnicas de bombardeo que luego usaría en Polonia, Rusia o Gran Bretaña. El cuadro recoge simbólicamente todo ese dolor supremo, caído del cielo, del que no se puede escapar y que mata indiscriminadamente. Guernica, reducido a cenizas en 1937, fue una primera prueba del terror posterior. Picasso creó entonces un cuadro con retazos de anteriores para hacer una obra diferente. Tanto que en toda su carrera no volvería a ese punto de nuevo.

Violencia y la sexualidad. La escena representa un interior que se desmorona, una habitación rota en mil pedazos por una bomba. Para el artista este era un tema nuevo y extremadamente difícil. Desde el principio, su universo pictórico se basó en el espacio contenido, que aquí se rompían. Fue un salto en su creatividad. Igualmente analiza el tratamiento que dio el artista a los interiores; la exposición busca saber por qué Picasso hizo lo que hizo, y sobre todo, cómo lo hizo a partir de ese camino previo. En sus obras anteriores ya empezaba a dominar la virulencia que le alejaba de sus épocas anteriores, mucho más estáticas en algunos sentidos. Picasso evolucionaba sin parar, y el ‘Guernica’ es quizás uno de los mayores destellos de ese progreso. La monstruosidad en su obra no es en absoluto sencilla ni tiene una connotación negativa; más bien, es una nueva forma de vitalidad, pero que aquí se pusieron al servicio de una causa.

Más que producto de una voluntad política, social o humanitaria con las víctimas, el ‘Guernica’ nació porque Picasso ya había trazado el escenario para crearlo. Quizás hubiera surgido, aunque de otra forma, de no haber existido siquiera la Guerra Civil española. Fue más consecuencia del devenir picassiano que de la guerra, si bien ésta fue el chispazo liberador. En la exposición el visitante puede ver las naturalezas muertas y los interiores de los años 1924 y 1925, para luego acceder al tratamiento que Picasso le dio a esa monstruosidad vitalista a finales de esa década y durante la siguiente, con sus terribles retratos e interiores realizados al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Detalle: el guerrero que cae destrozado, desmembrado, bajo la entrada del caballo