Apple TV+ ha publicitado el primer trailer de uno de sus proyectos más ambiciosos en su corta vida como plataforma de streaming, la adaptación de la Saga Fundación de Isaac Asimov, pilar fundamental de la ciencia-ficción moderna y de las más extensas que existen (16 libros en total). Pero habrá que esperar a 2021 para poder verla.

IMAGEN: Apple TV / Wikimedia Commons / Editorial DeBolsillo

Y por fin, llegó. Después de varios años de retraso, de tener que posponer trabajo por el Covid-19 y de la ansiedad de la larga legión de fans de Asimov, que tienen un miedo auténtico a que la adaptación audiovisual de una de las sagas literarias más importantes de la ciencia-ficción sea un fiasco y se pierda la oportunidad de que la obra acabe en un rincón. Apple TV+ aprovechó la pasada WWDC 2020 para exhibir el primer trailer (con comentarios iniciales del equipo de rodaje, que introducen la historia al espectador) de su apuesta más ambiciosa: adaptar a su servicio de streaming, en 2021 (sin fecha concreta aún) una saga que según su autor engloba un total de 16 novelas. Como es evidente se quedará en lo básico, es decir, la “Trilogía de la Fundación”, consistente en las tres primeras novelas: ‘Fundación’, ‘Fundación e Imperio’ y ‘Segunda Fundación’. Eso siempre que se siga ese orden o se queden sólo en los primeros compases de la historia. Algo que quizás sería lo más inteligente: la saga se extiende temporalmente durante varios milenios de evolución humana. Y aviso primer aviso para navegantes: NO es ‘Star Wars’, ni ‘Juego de Tronos’ en el espacio. En la saga apenas hay batalla y sí mucha ciencia, filosofía y meandros narrativos.

En 2014 sonaron las campanas: los hermanos Nolan, Jonathan (el guionista) y Christopher (el director) se reunían para adaptar ‘Fundación’ con la producción en manos de HBO. Un bombazo. Que terminó en humo. No salió adelante y los derechos quedaron al margen hasta que Apple decidió tomar el testigo. Fue en abril de 2018 cuando se hizo público el proyecto que podría, finalmente, adaptar la obra cumbre de Isaac Asimov. Para la inmensa tarea eligieron a Rupert Sanders como director, y un equipo de guionistas que incluía a Josh Friedman, David S. Goyer, Saladin Ahmed, Victoria Morrow y Leigh Dana Jackson, con la colaboración de Wild Atlantic Pictures y Skydance, productora asociada que ya es responsable de la serie de ciencia-ficción ‘Altered Carbon’ para Netflix. Entre los actores figuran Jared Harris, Lee Pace, Cassian Bilton, Laura Birn, Leah Ferguson, Lou Llobell, Terrence mann, Isaiah Joshua Chambers, Nikhil Dubey y Brian F. Mulvey. También está presente como productora asociada Robyn Asimov, hija del autor. La razón es muy sencilla: Asimov es una mina de oro para las adaptaciones si se hacen con recursos y criterio por su particular mundo literario, muy alejado de lo habitual: la saga es como una cuerda de múltiples hilos y personajes a lo largo del tiempo que se trenzó desde antes de su publicación original, una línea argumental propia en la que se entremezclan novelas, relatos, comentarios y cuentos cortos.

Las tres portádas de la edición clásica de la Saga Fundación

Es un producto por y para mayor gloria de la multimillonaria apuesta de Apple en el servicio de streaming que hasta ahora copaba Netflix y en el que no han parado de llegar más competidores: Amazon Prime Video, Disney+, Hulu, HBO Max… sin olvidar las derivadas de las principales cadenas generalistas, como NBC o CBS. El servicio de Apple cuesta actualmente 4,99 euros, mucho más bajo que la mayoría de sus competidores (una táctica que también ha usado Disney para rebajar precios y ganar cuota de mercado, porque ambos gigantes tienen dinero de sobra para arriesgarse). Pero que ‘Fundación’ se haya convertido en serie de TV no ha sido fácil: es un texto muy complicado de plasmar en pantalla, con una estructura divulgativa difícil de plasmar en la dimensión audiovisual y casi inabarcable por las ramificaciones argumentales que tiene. Llevarlo al cine hubiera sido poco menos que una quimera, a no ser que se eligiera sólo una parte. La prudencia apunta a que en Apple han optado por ceñirse a la trilogía inicial. Así que finalmente será una serie.

El “problema” (maravilloso problema, diríamos) de la saga proviene del propio Asimov: escribió las tres primeras como un todo compacto en los años 50 a partir de sus propios textos previos en los años 40, publicados en revistas de ciencia-ficción. Luego, ya en los 80, Asimov añadió más libros, uno de ellos incluso póstumo, y anunció que en realidad su otra línea literaria, la basada en la robótica, estaba entroncada con ‘Fundación’. Pero, aún hay más: muchos de sus relatos a su vez están ligados a la saga, de tal forma que es complicado ponerle límites. Supuestamente abarca unos 16 libros. El tema central de la saga es el de la propia civilización humana, sus contradicciones internas y una existencia cíclica. Asimov creó un río argumental que se separaba de la ciencia-ficción imperante en los años 40 y 50, más pulp y lírica que cientificista, algo que él cambió para siempre inaugurando una nueva forma de escribir y concebir el género que ha tenido legiones de discípulos desde entonces. Aviso para navegantes: en los libros apenas hay una batalla, así que no, esto no es el Universo Marvel.

La saga original arranca en pleno ocaso del Imperio Galáctico, máxima expresión y cénit de la civilización humana después de miles de años de expansión por el universo. En ese momento el matemático Hari Seldon desarrolla la disciplina de la Psicohistoria, que utiliza la lógica matemática y la estadística para predecir el futuro humano a gran escala y en largos ciclos temporales. Es el pilar máximo de toda la saga, ese conocimiento capaz de predecir cómo se desarrollará el ser humano durante milenios y que juega un papel casi de Providencia divina cuando no de destino determinista que a más de uno pondrá de los nervios, pero cuya base lógica es aplastante y se debe a la obsesión científica del propio Asimov. Seldon asiste a la inevitable caída del Imperio (prevista por él mismo) y la llegada de una era oscura de 30.000 años. Su plan de contingencia es tan ambicioso como la propia existencia humana: reducirlo a “apenas” mil años (a imitación del Medievo occidental). Para ello Seldon crea entonces dos fundaciones (Primera Fundación, pública, y Segunda Fundación, secreta) de científicos y psicólogos que desarrollan la Psicohistoria para reconducir a la Humanidad. Cada una está en un extremo de la galaxia y que serán las encargadas de, tras el caos.

Y todo esto con un tono muy específico que es parte de la brillantez de la saga: un texto dominado por diálogos interminables con un tono cientificista, filosófico y donde la economía, la sociología, la psicología y la tecnología soportan todo el peso narrativo. Asimov era un deudor de su tiempo: a diferencia de la space-opera setentera que es ‘Star Wars’ o de la ciencia-ficción progresiva de ‘Star Trek’, la Saga Fundación utiliza este recurso en un sentido muy clásico, con viajes de un extremo al otro del Universo, cierto aire operístico de fondo y un tono trascendente y lógico en cada paso. Asimov se inspiró en la historia de auge, cénit y caída del Imperio Romano, en el Medievo posterior y en el Renacimiento y las revoluciones del conocimiento posteriores. Es una historia atemporal donde los individuos se comportan de forma similar a nosotros y que no están determinados por una sociedad futura que sea más elevada que la nuestra a grandes rasgos. Quien espere algo similar al tono medio de las producciones de canales como SyFy o de acción insertadas en escenarios futuristas se va a llevar una sorpresa.

Actores de ‘Fundación’, Lou Llobell, Leah Harvey, Laura Birn, Terrence Mann y Cassian Bilton

La historia de la saga tiene varias líneas argumentales. La primera es la misma que se ha contado mil veces: la expansión del ser humano por la galaxia, el nacimiento de las colonias espaciales en otros planetas, y la posterior guerra civil entre la Tierra y sus colonias para controlar el territorio. El punto de partida también es la degradación ecológica de la Tierra por la radiación, lo que forzó una diáspora que expandió la huella humana. A partir de ahí se desenvuelve la madeja: colonias, los primeros conglomerados galácticos, imperios, y finalmente su paso a Imperio Galáctico y su (inevitable) decadencia posterior. Hay que tener en cuenta que la cronología sucede en un plazo de tiempo muy largo que Seldon quiere reducir “reprogramando” a la sociedad.

La saga también es el campo de expansión literaria de otra de las obsesiones de Asimov, quizás más famosa que la propia Fundación: la robótica y la inteligencia artificial. Los robots son parte primordial de la historia de Fundación, tanto por su influencia en la Humanidad como en el devenir de ese futuro predicho por Seldon, tanto a nivel tecnológico como social. Uno de los momentos claves de la saga es la creación del robot R. Daneel Olivaw, convertido casi en un narrador omnipresente que surca todo el tiempo de miles de años de la saga, tanto directa como indirectamente. Es más, su presencia es casi la de un dios: utiliza diferentes identidades humanas para poder tejer tanto la Fundación como el Imperio Galáctico. Asimov lo utilizó como un “deus ex machina” continuo para poder cuadrar todo lo que contaba. Incluso llega a convencer a Seldon para crear la Psicohistoria.

Lee Pace y Jared Harris

Después de ver el trailer es evidente que buena parte de esa filosofía lenta, integral e intelectualmente ambiciosa de la saga ha pasado a la pantalla. Otra cosa es que Apple haya decidido respetar la propia estructura argumental, en la que vemos a la Fundación en cada momento concreto de la evolución histórica y cómo las predicciones de la Psicohistoria se cumplían y la organización de Hari Seldon está ahí para cumplir con el plan. Pero… aparece un personaje que es el que altera el propio devenir, llamado el Mulo. Pero eso es ya otra historia que deberán leer o esperar a ver en pantalla. Si es que Apple, insistimos, ha respetado la estructura original. De momento no ha dado muchos más detalles a parte de que el estreno será el año que viene. Tampoco se puede deducir del trailer si la producción va a respetar el tono antropocentrista de Asimov, que consideraba que el ser humano es el centro del Universo y la combinación de inteligencia y emociones empáticas son la llave de nuevas eras de prosperidad que son el destino final de la Fundación. Late de fondo la posición filosófica positivista de que el conocimiento, la ética y la ciencia pueden labrar un futuro mejor que la épica, la fuerza bruta y las reacciones primarias.

El científico que prefirió ser escritor

Emigrante e hijo de emigrantes en EEUU. E irónicamente uno de los responsables del auge de la ciencia-ficción norteamericana. Refugiado en un país construido a golpe de desesperados en busca de libertad y nuevas oportunidades. Isaac Asimov hunde sus raíces vitales en la URSS, concretamente en Petrovichi (en la región de Smolensk) en 1920, pero cuya vida culminó en Nueva York en 1992. Además judío y por lo tanto objetivo de cualquier tipo de fobia, hijo de Judah Asimov y Anna Rachel Berman, quien empezó la vida de Isaac engañando, ya que cambió la fecha de nacimiento para que pudiera entrar en la escuela un año antes y aprovechar el potencial que tenía. Al calor del giro autoritario definitivo de la URSS en los años 20, en 1923 la familia emigra a EEUU para una segunda vida que cumple con muchos clichés: Brooklyn, una pastelería que sustentó a la familia y un hijo que termina en la universidad. Fue en esa tienda donde Isaac empezó a leer las revistas de sci-fi que exhibía su padre. Alumno brillante que destacaba del resto, apenas tenía 15 años (reales) cuando dio el salto universitario en Columbia en 1935. Allí estudió Química, su especialidad, para pasar luego al doctorado en Filosofía.

Fue entonces cuando decidió que su futuro sería la literatura, no la ciencia, si bien durante años la Química fue su compañera laboral, como cuando trabajó para la US Navy en la Segunda Guerra Mundial. En 1948 ahondó su formación científica con un segundo doctorado en Bioquímica, también por Columbia. Curiosamente tardó bastante tiempo en liberarse de la necesidad de trabajar: hasta 1958 dio clases en la Medical School de la Universidad de Boston, labor que compaginó con la creación de la saga ‘Fundación’ y de gran parte de sus textos. Esta doble vida fue en realidad triple: investigaba en ciencia, divulgaba (es autor de numerosos ensayos sobre Historia y diversas disciplinas, hasta el punto de que es tan importante como divulgador científico que como novelista) y escribía. No paró nunca: escribió casi hasta su muerte, consecuencia de la mala salud derivada de una infección prostática. Falleció de un ataque al corazón en 1992, pero sólo años más tarde se supo la razón de su prematura muerte: había contraído el SIDA en 1983 como consecuencia de una transfusión de sangre contaminada. En su honor se bautizó un asteroide y un cráter de Marte; ganó el Premio Hugo de ciencia-ficción siete veces, el Nébula dos, y acumuló catorce doctorados honoríficos.

 

Las otras adaptaciones de la obra de Asimov

La relación de Asimov con la televisión o el cine no es nueva. Frente a lo que la gente cree, un autor tan prolífico en realidad no ha sido tantas veces adaptado ni con tanto éxito. Pero sí que colaboró mucho con la industria: fue asesor científico de la serie ‘Star Trek’ en los años 60. Varias de sus novelas o relatos fueron adaptados al cine o la TV. Quizás la más conocida es ‘Viaje alucinante’ (1966), que en realidad no era suya. Merece una explicación: le encargaron a Asimov hacer una novela basada en el filme de Richard Fleischer, pero el libro se publicó seis meses antes que el estreno, por lo que puede inducir al error. Es, por así decirlo, una adaptación inversa. Pero la primera experiencia con la pantalla fue ese mismo año, cuando uno de sus relatos protagonizó una de las entregas de la serie ‘Out of the unknown’ para la BBC. Destaca una adaptación curiosa: la que en 1987 hizo el soviético Andrei Yermash de ‘El fin de la eternidad’, que ya había sido adaptada por András Rajnai una década antes. En 1988 veía la luz en Francia ‘Gandahar, los años luz’, en formato de animación. También ese año apareció ‘Anochecer’, de Paul Mayersberg, que llevó por primera vez una obra completa en formato de filme para el gran público.

Ya en los 90, y después de una adaptación menor en formato de telefilme, llegaría ‘El hombre bicentenario’ (1999), dirigida por Chris Columbus que eligió a Robin Williams para la visión más edulcorada y sentimental para hablar sobre la inteligencia artificial. Un lustro más tarde Alex Proyas se fue al otro extremo del arco y adaptó ‘Yo, robot’ (2004), aproximación entre el thriller y la película de acción con Will Smith que en realidad, una vez más, no nace directamente de Asimov: se basaba en un relato paralelo de Jeff Vintar (‘Hardwired’) basado en textos del escritor y en muchas de sus ideas sobre robótica. Mucho menos conocida es la serie ‘Probe’ de la ABC (guiones firmados por Asimov y William Link): para encontrar alguno de los siete episodios que tuvo este proyecto, cancelado por la cadena de forma prematura, hay que ser todo un espeleólogo de la red, porque la dueña de los derechos hoy (Warner Bros) ha borrado todo lo que ha podido. Su creación fue un científico que resolvía problemas a través de la ciencia y que ayudaba a la policía cuando se lo pedían. ¿Les suena, verdad?