El pasado mes de septiembre Jason Lutes terminaba, para el público español, su monumental trilogía ‘Berlín’, el mejor trabajo de ficción histórica en el mundo de la novela gráfica, un fresco humano y urbano, global y particular sobre aquella capital de creatividad máxima, centro de intelectuales y artistas antes de que el nazismo y la guerra la destrozaran. Sólo un dato de su valía: fue elegida por la revista Time en 2005 como una de las diez mejores novelas gráficas en inglés de todos los tiempos, ha ganado cinco premios Eisner, dos Ignatz y un Harvey. ‘Berlín 3: Ciudad de luz’ es el título del último volumen.

Imágenes: Astiberri

Una trilogía monumental en forma de novela gráfica que retrata la deriva de Berlín de bastión liberal y libertino a partes iguales hacia fortaleza nazi atormentada, castigada y arrasada hasta los cimientos por la guerra. En una frase larga es la mejor definición de la monumental obra gráfica de Lutes, que hasta la creación de estos tres volúmenes había publicado en España ‘Juego de Manos’ (Ediciones La Cúpula, 1999) y ‘The Fall’ (Planeta Agostini, 2005), ésta última con guión de Ed Brubaker. Dos pequeños anticipos del talento de un dibujante y guionista que no puede ser más norteamericano (nacido en Rhode Island, en la Costa Este, criado en Montana, en el profundo Oeste) pero cuyo trabajo está vinculado con la escuela europea del cómic. Su dibujo, su estilo visual le conecta directamente con Hergé, Vittorio Giardino en Italia o con Moebius, y su capacidad narrativa le asocia en su país con Will Eisner. Un bicho raro que años atrás se embarcó en una documentada obra sobre aquel Berlín de Entreguerras que fue el centro de la creatividad europea a todos los niveles (arte, ciencia, diseño, literatura) para luego ser enterrada por el fascismo y las bombas.

En España se divide en tres tomos con diferentes fechas de publicación: en 2005 la editorial Astiberri publicaba ‘Berlín libro 1: Ciudad de Piedras’, compuesta de ocho capítulos, y en 2008 ‘Berlín libro 2: Ciudad de humo’, con otros ocho. La última entrega consta de seis capítulos y cierra esta aventura monumental que en sus publicaciones originales en inglés abarcan de 1996 a 2018 (con las ediciones norteamericanas en 2000, 2008 y 2018). Más de veinte años de trabajo, 576 páginas y muchas ganas de elevar el listón narrativo de la novela gráfica, en su lado del Atlántico y probablemente para todo el mundo dados los referentes de Lutes. Y su origen es un shock personal del autor: él mismo reconoció que la génesis de la trilogía surgió del impacto psicológico y emocional de uno de los vídeos de los Aliados tras liberar los campos de concentración, donde un bulldozer “empujaba pilas de cuerpos, pilas de cadáveres demacrados dentro de las fosas”. Un trabajo que le ha hecho valedor de cinco premios Eisner y un Harvey y convertirse en uno de los referentes de la novela gráfica norteamericana.

Lutes se centra en la República de Weimar, ese difuso ente político que marcó una época entre la abdicación del káiser y la caída del sistema imperial, sustituido por una república a medio cocinar, que pretendía ser democrática, desangrada por la crisis económica crónica, el auge del comunismo y del fascismo. Nació en 1918 y murió en manos de Hitler en 1933; no obstante, la trilogía no incluye claramente tantos años. En el primer volumen aparecen el periodista Kurt Severing y la estudiante de arte Marthe Müller, figuras centrales de un elenco más amplio de personajes entrelazados con los hechos Históricos; es un fresco humano y de época a la vez. La primera entrega abarca ocho meses en Berlín, desde septiembre de 1928 hasta el Primero de Mayo de 1929, cuando el nazismo y la convulsión final de la sociedad alemana (y la losa que arrastrará siempre) sigue presente.

El segundo volumen arranca con Alemania sacudida por la sangrienta manifestación del Primero de Mayo de 1929. Las vidas de los berlineses se entrecruzan para crear un retrato sin fisuras de su ciudad mientras la tensión se acrecienta entre comunistas y nacionalsocialistas, judíos y gentiles, y la Segunda Guerra Mundial se perfila en el horizonte. Marthe Müller acompaña al periodista Kurt Severing cuando éste entrevista a los supervivientes de la masacre del Primero de Mayo, lo que le permite adquirir un mejor conocimiento de los conflictos políticos que la rodean. Al mismo tiempo su relación se desmorona en paralelo al auge de la vida bohemia y nocturna berlinesa. Ya entonces se respira la fatalidad inminente que asoma en el tercer libro aparecido el pasado septiembre. Hitler llega a Berlín, con el parlamento en manos de los nazis y la República en vías de extinción. La sociedad alemana está partida en dos y Berlín con ella. Lutes no comete el error de narrar la Historia con mayúscula, sino con minúscula, la de sus personajes corrientes. Con ellos vemos el ascenso definitivo del nazismo y la muerte de la democracia. Pero Berlín es ajena a todo; Severing y Müller no, que ven horrorizados el final de una época.

Quién es Jason Lutes

Jason Lutes nació en New Jersey en 1967, creció entre Montana y California y ha terminado viviendo en Seattle, en un viaje incansable de este a oeste con su particular mundo creativo a cuestas. Como tantos otros niños de su generación leyó sin parar cómics de DC y Marvel, pero muy pronto conoció el cómic europeo, del que absorbió muchos elementos y que le entroncan con el Tintín de Hergé, Moebius, los autores italianos o el tándem Goscinny-Uderzo. También de la escuela alternativa de EEUU a través de Art Spiegelman y la revista Raw, de donde también bebió para su estilo futuro, el mismo que le ha permitido ganar cinco Premios Eisner y un premio Harvey. Estudió ilustración en la escuela de diseño de Rhode Island (se graduó en 1991) y dos años más tarde ya había empezado la publicación en formato de serie corta (en las revistas The Stranger y Nicepaper) de la que sería su primera novela gráfica, ‘Juego de Manos’. Pasaría al mismo tiempo a trabajar como asistente de la dirección artística para la editorial Fantagraphics Books y en 1994 recibe una beca de la Fundación Xeric que le permite auto publicarse la primera parte de ‘Juego de Manos’, que desembarcaría luego en Europa. Fue entonces cuando empezó la maratoniana ‘Berlín’, que incluyó dos años de larga documentación histórica a todos los niveles y que diseñó como una narración en 22 capítulos.

Otras obras de Lutes son, de 2001 (aún no traducida al español) la novela gráfica ‘The Fall’ con Ed Brubaker de guionistas. En series para público infantil ha publicado ‘The Secret Three’ con Jake Austen para Nickelodeon Magazine entre 1997 y 1999 y ‘Sam Shade’ con Paul Karasik en la misma revista, entre 2002 y 2005. En 2007 escribió el guión de la novela gráfica ‘Houdini. El rey de las esposas’, con dibujo de Nick Bertozzi, y desde 2008 es miembro del Center for Cartoon Studies, donde ejerce de profesor adjunto. Otras obras cortas son ‘Side Trip’ (1997, en ‘Dark Horse Presents’), ‘Late summer sun’ (1997, en ‘Drawn and Quaterliy: A Pictures story book’), ‘We three things’ (con Peter Gross en el guión para Vertigo, 1998), ‘Rules to live by’ (2003, considerada una autobiografía, con Dark Horse Comics) y ‘Small explosions’ (2004, para el número dos de Rosetta). También ha realizado ilustraciones para The New York Times, álbumes discográficos (para Laura Veirs), y colaboraciones para el desarrollo de videojuegos como ‘Battle os Wesnoth’ (2006), ‘Dominions 3’ (2006) y ‘City of Heroes’ (2005).

El caos de la República de Weimar

El régimen “democrático” (entre comillas) de la república que siguió a la abdicación del Káiser Guillermo II y la elección de Hitler como canciller (y al instante en Führer en un golpe de estado interno) fue un caos controlado y descontrolado al mismo tiempo, una época de ruina económica donde la izquierda y la derecha extremas mataron a la democracia. Al igual que a la Segunda República española, el escenario no era el idóneo, ni el más esperanzador. Alemania se desangraba entre dos polos extremistas que querían guerra y revolución, mientras la moderación útil se desmoronaba con cada huelga, piquete, manifestación, asesinato político y arremetida de una sempiterna crisis económica. Fue un experimento que salió mal entre 1918 (la constitución se aprobó en agosto de 1919) y 1933 y que estaba gafado de inicio: conservó incluso el nombre de Deutsches Reich (Imperio Alemán) cuando era un estado federal republicano. El modelo no corregido que asumiría luego la Bundesrepublik actual que es Alemania.

Los tres elementos clave de esta época fue la ruina económica (entre las sanciones financieras del Tratado de Versalles y la hiperinflación), el enfrentamiento ideológico (comunistas y fascistas con liberales y demócratas en medio) y el auge de las artes y las ciencias. Resulta curioso que en medio del caos Alemania, y sobre todo Berlín, se convirtieran en el epicentro de vanguardias artísticas (al mismo nivel que París) que tuvieron su reflejo en una agitadísima vida nocturna eternizada en películas (‘Cabaret’), series de TV (‘Babylon Berlin’), novelas e incluso cómics. Un mundo de libertad y creatividad cortado de raíz por el fascismo a partir de 1933, y más concretamente de las leyes de marzo de ese año en el que Hitler asumía todo el poder. Curiosamente la constitución de fondo de la república no fue eliminada hasta 1945, pero para entonces era papel mojado y aquella Alemania de Entreguerras un cadáver más. Después el país nunca volvió a recuperar