Con ‘El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos’ se termina la segunda trilogía tolkiniana de Peter Jackson, que con las dos primeras superó los 2.000 millones de dólares sólo en recaudación.

IMÁGENES: Warner Bros / New Line Cinema / MGM

Se terminó. El segundo viaje de Peter Jackson & Friends por el universo literario de John Ronald Ruelen Tolkien llega hoy a su fin en todos los cines de España. Un desembarco en toda regla del mejor talento neozelandés con dinero y logística norteamericana a partir del texto de un británico de origen sudafricano. Se cierra un círculo que empezó hace dos años con Bilbo Bolsón y que culmina en ‘El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos’. La anterior terminó con el dragón Smaug bramando “Yo soy el fuego, yo soy la muerte” camino de… mejor esperar al estreno y a que el resto vea la segunda película de esta trilogía que debería cerrar ya la aventura tolkiniana de Peter Jackson, un director neozelandés nombrado caballero y que es un ídolo en su país, hasta ahora sólo conocido por estar en la otra punta del mundo y por su equipo de rugby, los All Blacks. Ahora también es la Tierra Media para siempre, y el turismo crece en paralelo a la explotación sin prejuicios de todos los guiños posibles. Jackson es adorado en Nueva Zelanda tanto como lo es Tolkien en el resto del mundo. Salvo excepciones, claro. Jackson ha sido capaz, desde 1999, de tejer un discurso cinematográfico, literario y estético muy complejo y concreto alrededor de las dos obras fundamentales de J. R. R. Tolkien, padre de la épica moderna.

La tercera película es algo más: es el cierre de una época y de un proyecto por duplicado en el que tanto Jackson como su guionista Phillipa Boyens han sabido dar vida visual a las cientos de páginas que dejó Tolkien tras de sí. Un escritor con talento pero no demasiado, ninguneado por los sucesivos comités Nobel y por gran parte de la comunidad literaria de todo el mundo, pero que logró dos cosas que muy pocos autores han podido: crear un universo propio que ya es legado de varias generaciones y relanzar la literatura fantástica a niveles nunca conocidos. Con él llegó lo que vulgarmente se llama “Fantasía de Capa y Espada” o de “Espada y Brujería”, etiquetas tan manidas y poco lustrosas como cualquier otra, pero que sobre todo demuestran que sus fantasías de profesor universitario con mucho tiempo libre y muchas pasiones reprimidas tuvieron su espita de salida. Tolkien ahora encandila indirectamente a través de cientos de personas que desde los escenarios de Nueva Zelanda y el talento de WETA (la industria de efectos especiales creada alrededor de la primera trilogía) ha logrado ser la franquicia más exitosa de los últimos 40 años. Sólo Star Wars puede ponerse a esa altura.

 

El nuevo filme no deja de ser una adaptación de una parte de ‘El Hobbit’, el libro de cabecera de mucha gente y que fue el inicio de todo el universo Tolkien y de la Tierra Media creada por él entre clases, exámenes, vacaciones y pipas humeantes. Esta tercera parte sin embargo tiene mucho más de Jackson que las otras: mientras que ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’ y ‘El Hobbit: La desolación de Smaug’ eran adaptaciones del libro original al que Jackson inyectó algo más (como el personaje de Tauriel, por ejemplo), esta última cubre lo acontecido entre el final de ‘El Hobbit’ y el principio de ‘El Señor de los Anillos’. También tiene parte del talento de Guillermo del Toro, que renunció a dirigir la trilogía en la que Jackson iba a ser productor: los problemas financieros de MGM y el retraso del inicio del rodaje hizo perder a más de uno la paciencia y Del Toro salió para dirigir otros proyectos. Sin embargo quedó como coguionista y co-creador de esta nueva trilogía. Y así figura en los títulos de crédito.

En realidad, para poder alargar la historia y enlazarla con la primera trilogía (y así ejercer de “precuela”) tuvieron que acudir a los cuentos escritos por Tolkien durante años que terminaban de concretar aspectos del universo de la Tierra Media y que en gran medida también estaban en el Silmarillion, la gran “biblia” de la Tierra Media que quedó inconclusa (como muchos otros cuentos) por la muerte de Tolkien. En gran medida se explica, por ejemplo, la desaparición de Gandalf cuando dejó a los enanos y a Bilbo rumbo a Erebor: la fortaleza de Dol Guldur y cómo el Concilio Blanco se reunió con él para…. Y de nuevo hay que esperar al estreno, que fue retrasado y que es la etapa final de una reconfiguración, porque Jackson no tuvo tan claro este episodio vital para poder enlazar con la primera trilogía.

Años atrás, cuando se diseñó la producción de la adaptación, se pensó en dos películas, luego en tres, y la tercera se titularía ‘Partida y regreso’ en honor al título original del libro, pero Jackson lo cambió para hilvanar una parte con otra y así crear un todo continuo que permita a los fans sentarse un fin de semana y lanzarse a ver seis películas de varias horas cada una hasta mimetizarse con la tela del sofá. No fue sólo un cambio de nomenclatura hacia esta tercera producción final. Jackson, a través del canal en Facebook de ‘El Hobbit’, aseguró que “nuestro viaje al hacer la trilogía de el Hobbit ha sido de alguna manera como el del propio Bilbo, por caminos ocultos que revelan sus secretos medida que vamos avanzando.

Batalla de los Cinco Ejércitos

‘Partida y regreso’ parecía el título correcto para la segunda entrega de una narración dividida en dos filmes”, pero esa era la idea inicial que se alteró por los cambios de producción, la salida de Guillermo del Toro y quizás presiones de New Line Cinema (es decir, de Warner). Por eso se decidió alterar el orden y el guión y alargar la saga hasta tres y no dos. “Cuando hicimos el viaje de estreno a finales del año pasado, tuve una conversación con el estudio sobre la idea de revisar el título. Decidimos no tomar una decisión hasta que tuviéramos listo un primer montaje de la película. La semana, y después de ver la película, todos estuvimos de acuerdo que ahora hay un título que es completamente apropiado: The Hobbit: The Battle of the Five Armies (El hobbit: La batalla de los cinco ejércitos)”. Al parecer este título será readaptado para cuando salga la obvia versión recopilada, extendida y trufada de extras de la trilogía después de su estreno. Jackson lo deja claro: “No os sorprendáis si lo veis el box-set de la trilogía”, apuntaba.

Lo que no cambia es la dialéctica de fondo que también forma parte del corpus de los libros: la moral frente a la corrupción del poder, una de las constantes de Tolkien en sus textos, producto de las particulares obsesiones del escritor. El autor sufrió la guerra y su podredumbre, la inmoralidad y el desastre que lleva aparejados, con lo que sabía bien lo que escribía: el Anillo Único es una metáfora de cómo los hombres y mujeres se dejan corromper y cómo el individuo debe luchar contra ese mal que es el principio del caos que destruye todo lo bueno. Igual que Frodo, Bilbo es puesto a prueba, pero también Thorin con la Piedra del Arca y con la propia tentación de ser el nuevo rey bajo la montaña. Será el personaje que más se tuerza, que más expuesto a la tentación quede junto con Bilbo, que no hay que olvidar que carga con el Anillo Único. La pareja Legolas-Tauriel, los elfos corrompidos, la brutalidad del mal y su forma de actuar pero sobre todo asuntos mundanos como el dinero o la ambición se cuelan dentro de una historia que en su versión primeriza fue mucho más infantil y que, tras la exitosa publicación de ‘El Señor de los Anillos’, obligó a Tolkien a revisarla para adaptarla a un público más crecido. Y ahora, una vez más, es sometida a otra adaptación, pero para un tiempo mucho menos ingenuo todavía.

Smaug en la Ciudad del Lago

La (enorme) Batalla de los Cinco Ejércitos durará 45 minutos

Técnicamente era un desafío a la altura de rodar el asedio a Gondor durante ‘El Retorno del Rey’, una batalla final que tiene mucho que ver con la estructura literaria de Tolkien, que busca un clímax final en el que se entremezclan humanos, elfos, enanos, trolls, orcos, huargos, trasgos y un Nigromante que ya se destapó como Sauron. Va a ser complicado que Jackson pueda superar la espectacularidad de ‘El Señor de los Anillos’, pero los cerca de 45 minutos que como mínimo ocupará la batalla en la primera versión que se estrenará. Habrá tiempo antes y después de esa horquilla, es decir, que la película entera pivotará sobre ese momento en el que la alianza temporal entre Erebor, humanos y elfos se enfrentan a un anticipo de las fuerzas de Mordor.

Jackson confesó a la prensa americana que se hicieron diagramas para no perderse en el montaje final. “Tuvimos que pensar bastante en la logística porque tenemos enanos, hombres, elfos y orcos, todos con sus armas particulares y distintas tácticas de combate […] Hemos aprendido que hay que sacar menos a los soldados anónimos, y más a los héroes de las batallas o el público acaba fatigado”, con lo que promete muchos momentos de estruendoso silencio con planos de enanos y el orco blanco Azog en medio del enjambre de la guerra. Pero no sólo ellos, también estará Beorn en forma de oso o las águilas gigantes, que tendrán mucho más peso que el visto hasta ahora (como salvadoras de personajes clave en el último momento).

Tercer y último paso hacia el Anillo Único

Peter Jackson prometió que la segunda trilogía sería la última o cuando menos estaría a la altura. Desde luego lo logró. Quizás no sea tan adulta y profunda, puede que no tenga el calado moral narrativo de la primera, pero el capítulo final promete al menos no bajar el pistón. El trailer principal arranca con una frase de Bilbo: “Un día me acordaré de todo lo que ha sucedido. De lo bueno y de lo malo. De los que sobrevivieron y de los que no”. ‘El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos pondrá punto final a la aventura iniciada por Bilbo Bolsón, Gandalf (Sir Ian McKellen) y la compañía de enanos capitaneada por Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage), que clama por la guerra ante la pregunta de Bardo el Arquero (Luke Evans), otro de los personajes con más peso en la nueva película que gira en torno al gran enfrentamiento en las Lindes de Erebor, la Montaña Solitaria, narrado por Tolkien en su libro, y que unirá a los enanos, los humanos de Esgaroth, los elfos del Bosque Negro y las grandes Águilas contra las hordas de trasgos, orcos y huargos.

En el nuevo filme, una parte importante gira alrededor del dragón Smaug, que se prepara para destruir la Ciudad del Lago, y para el asalto final de la guerra entre todo el bestiario de la Tierra Media y el Nigromante, uno de los muchos nombres de Sauron, que desembarca en el mundo de nuevo después de ser aplastado tiempo atrás. Smaug es consciente de esta amenaza e incluso la anticipa en la parte final del segundo filme; culmina así el círculo en el que se repite el pasado incluso con los descendientes de los anteriores personajes, ya que en este caso es el humano Bardo el que le hace frente, como hiciera en su día su padre. Bardo (Luke Evans) es la única persona que sabe como detenerle, ya que su padre, el antiguo del Valle y aliado de los enanos de Erebor, fue el único capaz de herir al dragón en un punto determinado que es, en realidad, su punto débil, en su vientre. Tendrá que usar la misma arma que usó su padre, una ballesta gigante con un proyectil especial, una flecha negra especialmente diseñada para poder atravesar las escamas de dragón. En el filme Bardo sigue teniendo un gran peso y volverán Martin Freeman (Bilbo), Ian McKellen (Gandalf), Richard Armitage, James Nesbitt, Aidan Turner, Evangeline Lilly, Ken Stott, Graham McTavish y Jed Brophy.

Tolkien y el libro que lo empezó todo

‘El Hobbit’ fue la primera piedra literaria de John Ronald Reuel Tolkien, el cimiento principal donde más tarde edificaría toda su mitología de raíces paganas y cristianas al mismo tiempo que cambiaría las letras del siglo XX para una gran cantidad de gente. Fue escrita por partes desde finales de los años 20 y principios de los 30 mientras corregía exámenes o mataba el tiempo fumando en pipa frente a la chimenea. La empezó con el cándido objetivo de divertir a sus hijos los domingos o cuando se iban a la cama. El cuento fue pulido lentamente hasta ser algo más que una diversión. No obstante, el manuscrito de la obra empezó a rodar de unas manos a otras, las de sus amigos profesores e intelectuales británicos, hasta que finalmente cayó en las del jefe editorial de George Allen & Unwin, que decidió publicarlo.

Fue el 21 de septiembre de 1937. ‘El hobbit’ se sitúa en el año 2941 de la Tercera Edad del Sol, y narra la historia de Bilbo Baggins (Bolsón en español) que junto con el mago Gandalf el Gris busca el tesoro custodiado por el dragón Smaug en la Montaña Solitaria. Debido al éxito que tuvo y a las buenas críticas que recibió, los editores pidieron a Tolkien una continuación, ‘El Señor de los Anillos’, que el autor pensó para un público más adulto, lo que obligó a reeditar ‘El Hobbit’ con un tono más maduro para no cambiar el ritmo. Los libros serían editados primero en Argentina con una traducción tan mala que hubo que recomprar los derechos y hacer una versión mejorada en España, ya en los años 80.

Tolkien