Hace ya algún tiempo os contamos que Jonathan Nolan, hermano guionista y principal cómplice de Christopher Nolan, había empezado a masticar el proyecto de la madre de todas las adaptaciones: ‘Fundación’, de Isaac Asimov. Pero lo dejó. Ahora sí, Skydance TV va en serio.
David S. Goyer y Josh Friedman son dos guionistas con prestigio en la industria audiovisual en EEUU: entre sus trabajos están ‘Batman Begins’, ‘Man of Steel’ y ‘La Guerra de los Mundos’, por poner tres ejemplos. Son conscientes de que el proyecto que tienen entre manos es, quizás, el más extenso, ambicioso y complejo de todos junto con al extensa saga de ‘Dune’. Cada autor de ciencia-ficción es un mundo aparte: Bradbury era lírico, Philip K. Dick era libérrimo y angustioso a la vez… y Asimov era, simplemente, inmenso. Por ambición, por su fidelidad a la ciencia, por su increíble imaginación y la lógica aplicada al desarrollo de sus propias historias. Era prolífico, con unos conocimientos muy por encima de los del resto de autores y, a su manera, sentó incluso los cánones del género y sobre todo de nuestra concepción del futuro.
Si Skydance Television lo hace bien, y las conversaciones que mantiene para poder adaptar ‘Fundación’ salen adelante, será una prueba de fuego. Si sale bien, la ciencia-ficción saldrá reforzada con un buen producto que podría empujar a leer la larga saga ‘Fundación’. Y eso es de un mérito inmenso. Si sale mal, quizás Asimov quede en sombra y ya nadie se atreva. A pesar de que muchos de sus relatos cortos ya se han llevado al cine y la televisión con anterioridad. Pero ‘Fundación’ es un reto mayúsculo, por su peso literario, por lo que supuso de impacto cultural de fondo en la civilización occidental y en todos los fans del género en el mundo. Fue como la adaptación de ‘El Señor de los Anillos’, un reto colosal que si sale bien… aunque el hecho de que sea para la TV quizás le reste autenticidad. O riesgo.
La razón de que sea en formato de serie es porque reducir los libros, de una densidad y complejidad filosófica y científica enorme, a un filme único, o a tres películas, supondría mutilar muchos de los detalles de la saga. Eso los propietarios de los derechos de propiedad intelectual de Asimov lo saben. Y no será la primera vez: Jonathan Nolan incluso tuvo a la HBO comiendo de su mano para intentarlo, pero tuvo que renunciar para, paradójicamente, readaptar parte de la filosofía de Asimov sobre robótica en ‘Westworld’. Su marcha dejó el desafío en manos de otros, que vuelven a intentarlo. Porque no hablamos de una novela, ni de dos, sino de varias, del proyecto magno de toda una vida de un escritor prolífico como los ha habido pocos.
La saga Fundación son nada menos que 16 libros, así que imaginen lo descomunal del trabajo: la línea argumental que llevó casi una vida a Asimov, que las escribió en dos épocas diferentes de su vida: la primera, entre 1942 y 1957, y la segunda entre 1982 y 1992, año de su muerte. El propio Asimov creó el canon de esta saga en 1988 cuando determinó que eran 14 libros y casi millón y medio de palabras, si bien luego añadió dos más. En ese año aparecía ‘Preludio a la Fundación’, y hasta su muerte (y a posteriori) se publicaron ‘Visiones de robot’ (1990) y ‘Hacia la Fundación’ (1993, póstuma). Pero no se trata de una saga del 1 al 16 en forma de novelas, sino que Asimov creó una línea argumental propia en la que se entremezclan novelas, relatos, comentarios y cuentos cortos, creando una densa maraña al estilo de Balzac con su ‘Comedia humana’.
La saga pivota sobre Hari Seldon, un matemático que dedica su vida a desarrollar la Psicohistoria, una disciplina capaz de predecir científicamente el futuro mezclando Historia, Psicología y Estadística. También es el cauce de una de las grandes obsesiones de Asimov, la robótica, ya que los robots son parte primordial de la historia de Fundación, tanto por su influencia en la Humanidad como en el devenir de ese futuro predicho por Seldon, tanto a nivel tecnológico como social. Fue, además, una de las primeras obras literarias que fusionó sociología y ciencia para dar empaque a la historia escrita, para ir un poco más allá de la mera narración de la interacción entre seres humanos y tecnología. Forman un todo compacto en el que se retroalimentan.
La saga Fundación también es el escenario en el que Asimov desarrolló las célebres Tres Leyes de la Robótica, una de sus mejores aportaciones y que son tenidas en cuenta en el propio desarrollo de esta disciplina. No hay que olvidar que Asimov fue también un estudioso creador de algunos de los mejores libros de divulgación científica e histórica que hay publicados.
Primera Ley: Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
Segunda Ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto cuando éstas entren en conflicto con la Primera Ley.
Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia integridad, siempre y cuando esto no impida el cumplimiento de las dos leyes anteriores.
Las tres leyes son parte integral del desarrollo de Fundación, hasta el punto de que son la espina dorsal junto con la evolución humana, Hari Seldon y la Psicohistoria. Asimov determinó en sus obras que estas tres normas eran fijas en las máquinas para evitar que la Humanidad pierda el control final de un ente capaz de crearse y evolucionar por su cuenta. En una de las obras de la saga, ‘Fundación y Tierra’, también se creó la Ley Cero de la Robótica: “Un robot no puede hacer daño a la Humanidad o, por inacción, permitir que la Humanidad sufra daño”, una extensión de la primera y que es de obligado cumplimiento.
Fundación, Imperio, Psicohistoria
La historia de la saga tiene varias líneas argumentales. La primera es la misma que se ha contado mil veces: la expansión del ser humano por la galaxia, el nacimiento de las colonias espaciales en otros planetas, y la posterior guerra civil entre la Tierra y sus colonias para controlar el territorio. El punto de partida también es la degradación ecológica de la Tierra por la radiación, lo que forzó una diáspora que expandió la huella humana. A partir de ahí se desenvuelve la madeja: colonias, los primeros conglomerados galácticos, imperios, y finalmente su paso a Imperio Galáctico y su (inevitable) decadencia posterior. Hay que tener en cuenta que la cronología sucede en un largo tiempo.
La decadencia imperial sucede en un futuro muy lejano y es el chispazo inicial de la saga ya que es cuando aparece la Psicohistoria de Hari Seldon, que pronostica el final del orden, la victoria del caos y la necesaria reconstrucción posterior, algo que puede ser “programado” con determinadas acciones concretas. Hay que evitar la destrucción humana que supondrá el fin de ese imperio, así que se crean dos organizaciones, la Primera Fundación y la Segunda Fundación, cada una en un extremo de la galaxia y que serán las encargadas de, tras el caos, promover la creación de un Segundo Imperio que devuelva el orden. ¿Cómo hacerlo? A través de la Psicohistoria que reduciría el caos a apenas un milenio. En realidad es la traslación del devenir de Occidente: tras la caída de Roma, mil años de Medievo antes de la llegada del Renacimiento y la Modernidad.
Las adaptaciones que se han hecho de la obra de Asimov
Aunque no alcanza el grado de explotación intelectual de Philip K. Dick o Arthur C. Clarke, el profesor Asimov también ha alimentado las calderas de la industria del entretenimiento, tanto en TV como en cine. Sin duda la más reciente y famosa es ‘Yo Robot’ (2004), interpretada por Will Smith y que, aunque no es de lo mejor que se ha hecho en ciencia-ficción, sí que plantea muchos de los lugares comunes de Asimov respecto a la inteligencia artificial y la robótica. En realidad abordaba lo que puede suceder si una IA decide empezar a pensar por sí misma, aplicar la lógica utilitarista en beneficio humano… aunque sea a costa de la libertad humana o de sus propias vidas biológicas.
El filme protagonizado por Will Smith cuando aun estaba en la cima de su carrera era, por así decirlo, la versión siglo XXI, más cínica, siniestra y oscura, de uno de los relatos más puros en cuanto a robótica, y que fue llevado al cine también como ‘El Hombre Bicentenario’ (1999). Interpretada por Robin Williams, el comediante sacaba su vena dramática para dejarse dirigir por Chris Columbus en la historia de un robot doméstico, el cual acompaña a una familia desde el principio, a través de varias generaciones. El problema es que este robot en concreto aprende de las emociones humanas y logra crear su propio perfil sentimental y psicológico.
Muchos años antes, en los 60, cuando la leyenda de Asimov estaba en formación, la BBC fue pionera en la tarea de adaptarle en formato de serie, pero no en solitario. Se llamó ‘Out of the unknown’ (1966), año de arranque de una serie que duró más de un lustro y en el que los cuentos de Asimov compartieron espacio en la cabeza de los guionistas junto con las de Philip K. Dick (qué raro…) o John Wyndham, entre muchos otros. De ese mismo año es, sin embargo, la que hasta ahora es la adaptación más clásica y “de culto”, ‘El viaje alucinante’.
Este filme tiene una historia peculiar: a Asimov le encargaron un guión para un filme de ciencia-ficción, el cual fue anterior a la novela, que sin embargo el autor publicó seis meses antes de que se estrenara. Curiosamente Asimov se hizo la competencia a sí mismo, y ganó por duplicado. ‘El viaje alucinante’ fue un punto de inflexión por la imaginación de Asimov: un científico soviético experto en miniaturización deserta a EEUU, pero el KGB le ataca en la huida y cae en coma. Para salvarle un grupo de científicos deben reducirse hasta el tamaño de un glóbulo blanco para ser insertado en el cuerpo del soviético y poder eliminar el mal que está a punto de matarlo.
En los años 80 también hubo una nueve fiebre por Asimov, cuando ya era un consagrado: ‘El fin de la eternidad’ (1987), ‘Gandahar, los años luz’ (1988) y ‘La muerte de los soles’ (1988). La primera, dirigida por Andrei Yermash es una incursión en los viajes en el tiempo producida por la URSS; la segunda es francesa, una distopía proyectada en la que los humanos olvidan la existencia de un monstruo oceánico que termina por extinguirles. Y finalmente la tercera, dirigida por Paul Mayersberg, que narra la historia del apagado de los tres soles que alumbran un planeta, conduciéndolo a una era de extinción y que ellos vincularán con la religión.