Grace de Mónaco es la última representante de una extensa dinastía de reyes, reinas, príncipes y princesas de toda clase y condición.
La sangre azul corre con fuerza por la venas del cine. Y de la televisión. No hay más que recordar el actual éxito mundial de ‘Juego de Tronos’ (HBO) con las casas Stark, Lannister, Targaryen, Baratheon, Greyjoy, Arryn, Tyrell, Tully y Martell luchando por el Trono de Hierro de Poniente, una ficción basada en la serie de novelas ‘Canción de hielo y fuego’, que ha encumbrado a George R.R. Martin. El ‘glamour’ y el poder de la monarquía, su distinción, sus misterios, sus guerras y sus romances han despertado siempre el interés del mundo audiovisual.
Grace de Mónaco (Grace Kelly) es la última representante de toda una dinastía en el cine y la televisión. La princesa del pequeño Principado de Mónaco, la antigua estrella de Hollywood que abandonó el cine por el Príncipe Rainiero, ha seguido los pasos de otra princesa plebeya (Lady Di) llevada al cine en el pasado año por Oliver Hirschbiegel. ‘Grace de Mónaco’, biopic dirigido sin fortuna por Olivier Dahan, al que le han llovido palos desde el estreno de la película en la inauguración del Festival de Cannes, ocupa desde esta semana un espacio preferente en la cartelera española.
‘La princesa prometida’
Nicole Kidman, como la Princesa Grace, y Naomi Watts, como Lady Di, son las últimas estrellas de un interminable elenco de actores y actrices que han interpretado en la pequeña y gran pantalla a los grandes reyes, reinas, príncipes y princesas, reales y ficticios, de las monarquías de todo el mundo. Saltando de una película a otra y de una serie a otra se podría construir el mejor y más largo cuento posible a salud de la monarquía. Métanse en el papel del inolvidable Peter Falk (desprovisto de la gabardina de Colombo) mientras lee un cuento a su nieto Fred Savage (antes de ‘Aquellos maravillosos años’) en ‘La princesa prometida’ (Rob Reiner) (1987):
-¿Un libro?
-En efecto, cuando yo tenía tu edad los libros eran nuestra televisión y este es un libro especial, es el libro que mi padre me leía cuando yo estaba enfermo y que yo solía leerle a tu padre. Y hoy voy a leértelo.
-¿Habla de deportes?
-¿Estás bromeando? Esgrima, combates, torturas, venganzas, gigantes, milagros, persecuciones, fugas, amor verdadero… Milagros.
-Quizás no sea tan malo. Intentaré no dormirme.
‘El último emperador’
Enrique VIII: el rey más cinematográfico
Peter Falk no engañaba a su nieto. El cine monárquico ha regalado grandes películas con reyes, reinas, príncipes y princesas de toda clase y condición. Cinco de ellas se llevaron el Oscar. Las intrigas palaciegas en una ficticia corte de Dinamarca, que William Shakespeare inmortalizó en ‘Hamlet’, pasaron al cine de la mano de Laurence Olivier en 1947 con estatuilla dorada incluida. Enrique VIII, sin duda el rey más cinematográfica, consiguió su Oscar con ‘Un hombre para la eternidad’ (Fred Zinnemann) (1966).
La pasión de la Academia de Hollywood traspasó fronteras. Bernardo Bertolucci ganó el Oscar por su retrato de Puyi, el final de la monarquía china, en ‘El último emperador’ (1987). Menos de una década después, la monarquía volvía a triunfar, aunque en esta ocasión como la antítesis del libertador escocés William Wallace en su alzamiento contra el rey Eduardo I de Inglaterrea en ‘Braveheart’ (1995). Más benévola es la visión de ‘El discurso del rey’ (Tom Hooper) (2010), con el rey Jorge VI de Inglaterra luchando contra la tartamudez en los albores de la Segunda Guerra Mundial.
Millones de abuelos de todo el mundo podrían imitar a Peter Falk contando a sus nietos decenas y decenas de historias de cine y televisión con personajes de sangre azul. La estirada monarquía británica cuenta con los ‘actores’ principales: Enrique VIII, Isabel I, Isabel II, Jorge VI o el ficticio rey Arturo y su mesa de la tabla redonda con dos destacadas películas tan dispares como ‘Excalibur’ (John Boorman) (1981) y ‘Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores’ (1975), de los Monty Python.
El promiscuo Enrique VIII, responsable de la ruptura de Inglaterra con la iglesia católica en el siglo XVI, fue un pionero en el cine con una primera versión muda, ‘Henry VIII’ (William Barker y Herbert Beerbohm Tree) estrenada en 1911 y basada en una tragicomedia escrita por Shakespeare. Las adaptaciones más famosas de la vida del segundo monarca de los Tudor tienen un factor común: el origen británico o, al menos, irlandés (Jonathan Rhys Meyers) de su intérprete.
Charles Laughton como Enrique VIII
Charles Laughton fue el primer gran Enrique VIII del cine con dos actuaciones: ‘La vida privada de Enrique VIII’ (Alexander Korda) (1933) y ‘La reina virgen’ (George Sidney), con Jean Simmons como la princesa Elizabeth Tudor, la hija del rey. Robert Shaw en ‘Un hombre para la eternidad’ (Fred Zinnemann) (1966), Richard Burton en ‘Ana de los mil días’ (Charles Jarrott) (1969) y Jonathan Rhys Meyers en la serie ‘Los Tudor’ (Showtime) (2007-2010) extendieron la imagen de Enrique VIII. El australiano Eric Bana es el Enrique VIII más exótico en ‘Las hermanas Bolena’ (Justin Chadwick) (2008) con Natalie Portman y Scarlett Johansson como, respectivamente, Ana y María Bolena.
Isabel I: la reina virgen
Hollywood y el cine inglés, con tantos puentes tendidos, han acaparado su atención en la monarquía británica con otros dos personajes eminentemente cinematográficos: las reinas Isabel I e Isabel II. Una bendición para las talentosas actrices británicas a la hora de cumplir años. Helen Mirren consiguió el Oscar con su mimética recreación de la reina Isabel II en ‘The Queen’ (Stephen Frears) (2006). Su padre, el rey Jorge VI, también se llevaría la estatuilla en manos de Colin Firth con ‘El discurso del rey’ (2010).
Mayor es la gloria cinematográfica de la última monarca de los Tudor: Isabel I de Inglaterra, la hija de Enrique VIII con Ana Bolena. La conocida como ‘reina virgen’ (ni se casó ni dejó descendencia) tiene un currículo al nivel de su padre. Ya apareció, como personaje secundario, en ‘María Estuardo’ (John Ford) (1936). Si Charles Laughton interpretó por partida doble a Enrique VIII, ese honor se repitió con Bette Davis para Isabel I: ‘La vida privada de Elizabeth y Essex’ (Michael Curtiz) (1939), al lado de Errol Flynn, y ‘El favorito de la reina’ (Henry Koster) (1955).
El interés por la reina Isabel I se ha plasmado en toda una colección de actrices que han prestado su rostro para recordar su vida: Jean Simmons – ‘La reina virgen’, de George Sidney (1953) –; Cate Blanchett – ‘Elizabeth’, de Shekhar Kapur (1998) y ‘Elizabeth: La edad de oro’, de Shekhar Kapur (2007) –; Helen Mirren – en la miniserie ‘Elizabeth I’, de Tom Hooper (2005) –; y Joely Richardson y Vanessa Redgrave – ‘Anonymous’, de Roland Emmerich (2011) –. Ahora bien, la reina Isabel más recordada es Judi Dench. Su breve papel en ‘Shakespeare in love’ (John Madden) (1998) le supuso el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto.
‘Maria Antonieta’ y ‘Grace of Monaco’
Las reinas francesas y la emperatrices
Pero no solo de reyes y reinas ingleses ha vivido el cine y la televisión. El biopic sobre Grace de Mónaco confirma que la excepción es norma. La monarquía francesa ha contado con sus dos grandes estrellas particulares del Séptimo Arte: María Antonieta, la ajusticiada reina de la Revolución Francesa, y Margarita de Valois, la Reina Margot, con Jeanne Moreau e Isabelle Adjani en dos conocidas películas estrenadas respectivamente, en 1954 y 1994. Dos bellezas de pícara mirada, Kirsten Dunst en el homónimo biopic estrenado por Sofia Coppola en 2006 y Diane Kruger en ‘Adiós a la reina’ (Benoît Jacquot) (2012), han sido las últimas María Antonietta, la imagen superflua de la monarquía por excelencia.
Otra gran reina y otro gran símbolo social plasmado con éxito en el cine es la emperatriz Sissi, la esposa del emperador Francisco José en el antiguo Imperio Austro-Húngaro. El emblema de la elegancia monárquica se intensificó gracias a Romy Schneider, vienesa de nacimiento. El amor entre Sissi y Francisco José deparó tres filmes que derritieron a los monárquicos más románticos: ‘Sissi’ (Ernst Marischka) (1955), ‘Sissi Emperatriz’ (Ernst Marischka) (1956) y ‘El destino de Sissi’ (Ernst Marischka) (1957). La actriz, a petición del director italiano Luchino Visconti, un amigo personal, interpretó por cuarta vez a Sissi en ‘Luis II de Baviera’, filme basado en el conocido como ‘rey loco’.
El cine no solo se ha dejado seducir por las reinas europeas. El ejemplo más claro es Cleopatra, la mítica última reina del Antiguo Egipto. Una leyenda irresistible para el cine. Cecil B. DeMille eligió a Claudette Colbert para su versión de ‘Cleopatra’ estrenada en 1934. Elizabeth Taylor incrementó la fama de la reina egipcia en la histórica superproducción dirigida por Joseph L. Mankiewicz en 1963. Por el camino se ha quedado un tercer gran proyecto que ha pasado por las manos de James Cameron, Paul Greengrass y, por último, David Fincher con Angelina Jolie como protagonista. Ang Lee podría reemprender la producción.
Las reinas españolas: La Católica y La Loca
La Familia Real del cine y la televisión tiene parientes de diversos orígenes. También españoles. De nuevo las reinas han acaparado la atención. En este caso, Isabel I de Castilla y Juana I de Castilla. Isabel la Católica, la gran reina española, ha pasado al cine con estrellas de múltiples nacionalidades: estadounidense (Sigourney Weaver y Faye Dunaway), francesa (Madeleine Renaud y Brigitte Fossey) y británica (Miranda Richardson). Y, por supuesto, española. Michelle Jenner es la actual Isabel la Católica en la serie ‘Isabel’ (La Primera). Antes lo fueron Amparo Rivelles en ‘Alba de América’ (Juan de Orduña) (1951) y Aurora Bautista en la miniserie ‘Cristóbal Colón’ (TVE y RAI) (1968).
Juana la Loca (Pilar López de Ayala) e Isabel la Católica (Michelle Jenner)
Precisamente Bautista es una de las actrices que ha interpretado a la otra gran reina española del cine: Juana la Loca. Su enfermiza obsesión con Felipe el Hermoso (Fernando Rey en la película) se relató en una cinta de gran éxito en los primeros años de la dictadura franquista: ‘Locura de amor’ (Juan de Orduña) (1948). Julia Gutiérrez Caba recuperó el papel en la serie ‘Mujeres insólitas’ (TVE) (1977). Pilar López de Ayala es la última Juana la Loca en la homónima película de Vicente Aranda estrenada en 2001.
Un repaso a la monarquía española en el mundo del cine y la televisión que se extiende a otro clásico de la dictadura: ‘¿Dónde vas Alfonso XII’? (Luis César Amadori) (1958), basado en la también homónima obra de Juan Ignacio Luca de Tena. Vicente Parra (Alfonso XII) y Paquita Rico (María de las Mercedes) se encargan de vivir el amor de uno de los matrimonios monárquicos más populares en España. La película tuvo una segunda parte: ‘¿Dónde vas, triste de ti?’ (Alfonso Balcázar) (1960) con un deprimido Alfonso XII tras perder a su mujer. Otra pareja, los actuales Príncipes de Asturias, pasaron en este caso a la televisión con la paródica serie de Telecinco ‘Felipe y Letizia’. Juanjo Puigcorbé, como el Rey Juan Carlos, fulminó cualquier atisbo de seriedad.
Las otras familias
Las monarquías inglesa, francesa y española han sido las más reclamadas en el cine y la televisión. Pero no las únicas. Todo un mito del cine como Greta Garbo protagonizó el biopic ‘La reina Cristina de Suecia’ (Rouben Mamoulian) (1933). Garbo, una de las actrices con mayor personalidad de la historia, interpretaba a una reina sueca del siglo XVII que abdicó al trono por amor al pueblo y al embajador del rey de España.
Un notable capítulo de la historia del cine se podría escribir aludiendo solo a los títulos de películas monárquicas. Inolvidable Ingrid Bergman (ganó el Oscar) en ‘Anastasia’ (Anatole Litvak) (1956), la hija menor del último zar de Rusia, Nicolás II. Cuatro décadas después, 20th Century Fox estrenaría su versión animada. Encantadora Audrey Hepburn, una ficticia princesa centroeuropea que descubre el amor con un periodista estadounidense en ‘Vacaciones en Roma’ (William Wyler) (1953). Conmovedora Derorah Kerr como una institutriz inglesa de los hijos del estricto rey de Siam (Yul Brynner) en ‘El rey y yo’ (Walter Lang) (1956). Una historia que ha contado con dos adaptaciones más, la más conocida protagonizada por Jodie Foster y Chow Yun-Fat.
‘El Rey León’
Reales, ficticios o literarios. El cine monárquico siempre ha encontrado una nueva historia de palacio que contar: ‘La locura del rey Jorge’ (Nicholas Hytner) (1994) y los desvaríos del rey Jorge III de Hannover; ‘El hombre de la máscara de hierro’ (Randall Wallace) (1998) con un despótico rey Luis XIV de Francia con Leonardo DiCaprio como protagonista; ‘Troya’ (Wolfgang Petersen) (2004) y la guerra entre griegos y troyanos tras el rapto de la bella esposa del rey de Troya, Helena (Diane Kruger para más señas); ‘El reino de los cielos’ (Ridley Scott) (2005) con las cruzadas en Tierra Santa en época del rey Saladino; ‘El prisionero de Zenda’ (Richard Thorpe) (1952) y el secuestro de un rey imaginario en la víspera de su coronación; ‘El príncipe de Zamunda’ (John Landis) (1988) con Eddie Murphy de joven y aburrido heredero de un trono africano; ‘Princesa por sorpresa’ (Garry Marshall) (2000) con Anne Hathaway descubriendo su linaje real; y, entre otras producciones monárquicas, ‘El Rey Lear’ y sus múltiples adaptaciones del texto original de Shakespeare, incluida la más personal de Akira Kurosawa, ‘Ran’ (1985).
El cine está lleno de monarcas. De reyes que esperan su trono como Aragorn en la Tierra Media de la trilogía de ‘El señor de los anillos’ (Peter Jackson) (2001-2003). De cachorros dispuestos a no decepcionar a su padre, ‘El Rey León’ (Rob Minkoff y Roger Allers) (1994). O de estrellas de Hollywood que abandonan el cine para ser la princesa de un pequeño principado a orillas del Mediterráneo. Grace Kelly es la última de una gran dinastía.
Peter Falk no engañaba a su nieto antes de leerle una historia de príncipes y princesas, de esgrima, combates, torturas, venganzas, gigantes, milagros, persecuciones, fugas, amor verdadero… Milagros.
-Abuelito, ¿podrías…, podrías venir a leérmelo otra vez mañana?
-Como desees.
Aún quedan muchas historias de sangre azul por contar.
‘El príncipe de Zamunda’